Ver para creer. Si pensábamos que ya lo habíamos visto todo, estábamos más que equivocados. El mundo de los challenges y el deseo sin límites de aumentar los followers en las redes sociales no tiene límites o ¿sí?. En este caso, va a ser que sí. Tropezar y darse de hostias contra el suelo esta de moda, pero exclusivamente si tu cuenta bancaria tiene mucho más de seis ceros, porque si eres rico y te gusta gastar sin parar #FallingStarsChallenge está hecho a tú medida.
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Te vamos a repetir la pregunta por si acaso no lo has pensado…
¿Te desnudarías por una buena causa?
DKISS y Fundación Eddy también se hacen esta pregunta y han unido sus fuerzas para dar visibilidad al colectivo LGTBI.

Una vez ya os preguntamos ¿qué haríais si supierais que sólo os queda una hora de vida?
¿Cuál sería el balance de vuestra vida? ¿Queda algo pendiente? ¿Os iriais en paz con vosotros mismos?
Permitimos que nuestros días se oscurezcan por un simple nubarrón y nos olvidamos de lo realmente importante, de lo que realmente tiene valor en la vida. Los pequeños detalles y gestos amables se consideran de carácter obligado o con frecuencia son desvalorizados. Las cosas «más simples» son dadas por supuestas y pasan desapercibidas.
De pequeños, siempre se nos decía que no debíamos tirar comida o dejarla en el plato, había muchos niños que no tenían que comer, y sin querer, acabamos inmunizándonos a ese tipo de frases. No hace falta profundizar tanto para darnos cuenta de que tenemos mucho por lo que estar agradecidos.
Siéntate en un banco -de esos que apenas quedan- y mira la gente pasar, observa a esa abuelita con dolores en todo su cuerpo, camina despacito con su bastón cargando una pequeña pero pesada bolsa de la compra. Ella soñaría con recuperar la mitad de toda esa energía o vitalidad que tú despliegas sin tan siquiera sudar.
El simple hecho tener dos piernas y poder movernos a nuestro antojo es algo que damos por sentado, pero la realidad de muchas personas es bien diferente. El cuerpo es nuestro vehículo, y nuestra salud aquello en lo que sólo reparamos cuando necesitamos pasar por el taller.
Por eso hoy os traemos una breve historia, pero no por ello menos importante. La historia de Scarlett, un corto de animación basado en un hecho real, la lucha contra el cáncer a través de los ojos de una niña: Scarlett Aida Rivero Osejo.
Este vídeo nos enseña el valor de la perseverancia, abre la puerta del dolor y del esfuerzo que supone batallar contra el cáncer, enfermedades o dificultades que se esconden en millones de hogares cada día.
Cuando nos ofuscamos en el ‘no puedo’, debemos recordar que para encontrar una solución a veces necesitamos dar una vuelta de tuerca; que no pueda hacer algo como lo hacen los demás, o como lo hacía antes, no siempre significa que tenga que dejar de hacerlo.
El dolor está ahí y nadie se lo va a llevar pero ¿hay una posibilidad? Esta historia nos enseña una lección y trae a nuestra memoria una frase que rezaba una canción de The Smiths: «there is a light that never goes out» (hay una luz que nunca se apaga).
Nos sugiere dejar de decirnos ‘no puedo hacerlo’ y sustituirlo por un ‘no puedo hacerlo así, pero tal vez puedo de esta otra forma…’. Nos recuerda que no siempre es necesario perder algo para darse cuenta de su valor. Nos invita a coger un paraguas y no dejar que nuestra sonrisa se vaya con la primera nube gris. Nos enseña a no dejar de intentarlo si realmente soñamos con algo.
¿Y tú, hay algo que «no puedas hacer»?
¿Tienes algún sueño pendiente?

La cultura de la teta grande, ande o no ande.
Que sí, que existen gustos para cada busto y pechos para cada paladar y que no todo el mundo es igual, pero no podemos negar que en general andamos un pelín obsesionados con la búsqueda de la teta perfecta. Teta que mano no cubre, no es teta, sino ubre; pero teta que no cubre mano, no es teta, sino grano. Y las que no son así o asao’, ¿qué son? ¿Berenjenas?

27 euros. Esta es la cuantía con la que contaba Gwyneth Paltrow para alimentarse a lo largo de una semana, cuando aceptó el reto que le propuso el Banco de Alimentos de Nueva York. Siete días interminables en los que poco espacio había para productos delicatesen o caprichos con los que saciar la gula tras una larga jornada de rodaje. Un reto al que no sólo se enfrentó la oscarizada actriz, sino también cerca de 47 millones de personas en Estados Unidos, que viven en la más estricta pobreza.
Sin embargo, mientras que la intérprete lo hacía para apoyar la causa y concienciar a los estadounidenses de la situación de desamparo en el que se encuentran millones de conciudadanos, el resto lo hace por necesidad. Este punto es clave para entender lo que sucedió tan sólo cuatro días después: la actriz abandonó su ‘dieta’ al considerarla demasiado dura para ella. ¿Y para quién no?
Fue el chef Mario Batali el que le propuso a la actriz que se involucrase en este proyecto de concienciación que se englobaba bajo el hastag #FoodBankNYCChallenge. La actriz, que amasa millones por su fructífera carrera, comenzó la aventura con entusiasmo, como así mostró en su perfil de Twitter cuando acudió a hacer la compra. Le debió de parecer escasa. Tras recorrer los pasillos del supermercado comprobando precios, se marchó a casa con tan sólo huevos, lechuga, tomate, repollo, aguacate y tortillas de maíz en su cesta.
This is what $29 gets you at the grocery store—what families on SNAP (i.e. food stamps) have to live on for a week. pic.twitter.com/OZMPA3nxij
— Gwyneth Paltrow (@GwynethPaltrow) abril 9, 2015
Tenía hambre. No lo negaba, pero entendía que el esfuerzo bien merecía la pena. Aunque tan sólo durante cuatro días. “Como lo sospechaba, sólo lo he podido hacer durante cuatro días, cuando me rendí y comí un poco de pollo y vegetales frescos (y para ser honestar, media bolsa de regaliz negro)”, confesaba Paltrow en su blog personal a la vez que anunciaba que había fracasado en el intento. No obstante, quiso dar su brazo a torcer y compartió con sus seguidores varias recetas económicas que encajan a la perfección con los 27 euros que tenía como presupuesto semanal. Lástima que le entrase después hambre y echó mano a los productos que ya atesoraba en la despensa.