¿Eres una de esas personas preocupadas por las arrugas o las líneas de expresión?
Pues hoy te traemos el truco definitivo para no tener que volver a gastar ni un duro en cremas durante el resto de tu vida. Y no, no se trata de lavarte la cara con jabón lagarto del que hace tu madre sino… Redoble de tambores… Dejar de sonreír.
La británica Tess Christian es la experta en el dominio de la técnica, y refiere llevar 40 años practicándola. Asegura que la técnica es más efectiva que el botox, y la aprendió de niña en una estricta escuela católica.
“mi estrategia es más natural que el Botox y más efectiva que cualquier crema o tratamiento facial”, indicó al DailyMail
Sin embargo, cuesta creer que alguien pase gran parte de su vida sin esbozar una sonrisa, sobre todo cuando todo comenzó al ser una niña. Al parecer, todo fue fruto de su educación en un colegio en el que las monjas consideraban que los niños no debían sonreír.

Tess, a la edad de 50 años
Tess refiere que tiene humor, pero que ya de adulta decidió perfeccionar la técnica y obtener así otro tipo de beneficios, además de mantener una pose similar a la de los antiguos iconos de Hollywood como Marlene Dietrich, y replicar así su glamour.
Según relata no esbozó ‘ni una sonrisilla’ con el nacimiento de su hija.
En cualquier caso y fuera del morbo de esta noticia de la que se han hecho eco diferentes medios durante las últimas semanas, tal vez sería interesante plantearse el mundo que construimos.
Un mundo en el que el sonido de la risa,
duele más que el peso de una arruga.
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