La tranquilidad es una de esos estados que se consigue con los años y que se disfrutan cuando uno llega a anciano. Pero ya se sabe que tras la tempestad llega la calma, en este corto ocurre todo lo contrario. Un viejo jardinero se ve perturbado ante la llegada de una curiosa, traviesa y divertida niña que llega para comprar una casa para su pequeña mascota. Todo suena bastante normal, hasta que uno aprecia que esa mascota es un revoltoso monstruo.
La soledad, la amistad, la generosidad, la comprensión y la alegría se unen y se mezclan para dar lugar a un entrañable corto de animación.
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