Los pronósticos no defraudaban. Tras una gala en la que pudimos ver baladas, música disco y hasta un intento de gorila al son de un italiano con poco estilo, Manel Navarro quedaba en última posición como ya sentenciaron los expertos en Eurovisión; eso sí, en esta ocasión el verdadero eurodrama era no conseguir la deseada puntuación: un 0.