Con la publicación en 1977 del libro de editorial Glitterati White Trash, Christopher Makos apareció en escena de una forma fulminante. En su crónica fotográfica de la era punk en las calles de Nueva York aparecieron nombres como Andy Warhol, Man Ray, Mick Jagger, David Bowie, Grace Jones, Patti Smith, Debbie Harry o Tennessee Williams. Con los años el libro llegó a ser un clásico de culto alcanzando precios por encima de los cuatrocientos euros en Amazon. Ahora sale White Trash Uncut, remasterizado, con fotografías nunca publicadas, formato y edición deluxe. Incluye el ensayo original de Andrew Crispo y uno nuevo de Peter Wise.

Es precisamente el gurú Warhol quien “etiqueta” a Makos como “el fotógrafo más moderno de América” y dice que quiere tomar fotos como él. Christopher le enseña, la amistad entre ellos se hace cada vez más sólida, y sus proyectos juntos fluyen. “Siempre es genial cuando un amigo aprecia la energía que inviertes en tu trabajo. Y más si es de la categoría de Andy. Todo es importante para la carrera de un artista, y sobre todo el marketing. Por supuesto, para mí esto significa una importante publicidad y más teniendo en cuenta que vivo en Nueva York, la capital publicitaria del mundo”, dice Makos para Malatinta. Otro de los amigos de Makos, el diseñador norteamericano Calvin Klein dice que “lo impresionante de Chistopher es que está haciendo fotos constantemente dando así una nueva noción de la palabra prolífico. Tiene el ojo más hambriento que de cualquier persona que haya conocido”. Makos y Klein llegaban a límites extravagantes en su deseo de fusionar arte con la simple idea de divertirse. Ambos organizaban fiestas, a veces tan sólo para ver quién iba. “Si alguien puede acordarse de estas fiestas, es que no ha estado allí, sino en otro lugar. Lo único importante de una fiesta es la fiesta en sí, no hablar de ella. A mí me encanta pasarlo bien”, comenta Makos.

El coincide con Warhol en su legendaria Fábrica, luego con Almodóvar en la movida madrileña. Y también tiene una explicación algo metafísica de estas “coincidencias”: “Siempre soy yo mismo y esto irremediablemente me lleva a estar en el lugar perfecto en el momento perfecto. Siempre me siento de esta manera”. Ha sido testigo de cómo eran las estrellas como Robert Downey Junior, Madonna, Christian Slater, Matt Dillon, Tom Ford antes de ser estrellas. “Por supuesto todos ellos cambiaron. Todos llegaron al éxito. A pesar de ello, siguen siendo interesantes”, dice con su ambigua ironía.

Comenta Chris Makos que nunca siente la necesidad de reinventarse, porque es algo inherente a su vida. Pero reconoce que a veces quiere “resetear el sistema para limpiar un poco el disco duro y poder ver un poco más claramente”. Es cero nostálgico, siempre mira para adelante, sóolo lo hace hacia atrás cuando alguien se lo pide. “Tenemos cierto control únicamente sobre el presente. El pasado es lo que ya ha sucedido. El futuro es una manera de corregir el pasado”, afirma. En ese pasado no tan lejano están los polaroids, de cuya fama tiene gran mérito Makos. “Los polaroids eran el primer Facebook, el primer YouTube, el primer MySpace, la primera herramienta de autoedición asequible a todo el mundo. Con los Polaroids había algo de intimidad. Guardabas las fotos en una caja y las compartías con un pequeño círculo de amigos. Las nuevas redes sociales significan máxima audiencia de amigos”. Fiel a su divertida irreverencia, Makos dice que en EEUU el arte moderno es el que mejor vende, pero para él es lo que él hace. Su hobby favorito tiene mucho que ver con la fotografía. Le fascinan las páginas web de aviones. “Adoro fantasear con la idea de volar. Me encantan los aviones, el cielo, las nubes”, nos comenta. Al final de la entrevista desvela su filosofía de vida K.I.S.S. (Keep It Simple Stupid). Y si el título no queda suficientemente claro, Christopher Makos lo explica: “Cuanto más simples son las cosas, menos se complican y salen mejor. Esto es válido para todo”.