En el Sintoísmo, la naturaleza está formada por pequeños espíritus que residen en cada uno de los elementos que la integran. Las piedras, los árboles, las plantas, el viento, la lluvia… cada uno tiene su propio aliento de vida. Lo mismo ocurre con todos los objetos que nos rodean, entre ellos el papel. Este versátil material permite crear y dar vida a obras que llaman poderosamente la atención.