Agua. Substancia que forma los océanos, ríos y lagos. Elemento primordial para la vida en la Tierra y su desarrollo en ella. Si escasea causa la muerte, pero en exceso es capaz de arrasar ciudades. Se puede presentar en diferentes estados según la forma que presente, pero nos rodea por todas partes. Incluso cuando un ser vivo empieza a formarse en el vientre materno está presente en el líquido amniótico que envuelve y protege al incipiente feto de cualquier daño externo. El cuerpo humano está compuesto en un 70% por esta molécula. Siendo así, no es de extrañar que el agua haya sido elegida como el tema recurrente en las obras de una artista como Zaria Forman.

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Desde su más tierna infancia Zaria viajó por medio mundo junto a sus padres, viviendo en los lugares más remotos del planeta. Allí conoció paisajes sorprendentes que su madre solía retratar con su cámara y que quedaron grabados en su joven mente. Ello le llevó a acercarse a la  pintura como forma de plasmar sus recuerdos y vivencias así como a graduarse en el Instituto Skidmore para mejorar sus destrezas.

Ha expuesto en cientos de galerías de Estados Unidos y Europa. En 2012 realizó una serie de dibujos como fondo para el Gran Teatro de Ginebra, en Suiza, para el ballet Giselle. Asimismo, diez de sus dibujos se utilizaron en la serie House of Cards, dirigida por David Fincher y cuyo protagonista fue Kevin Spacey.

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El cambio climático es una de las constantes que le mueve a su proceso creativo. En 2012 viajó a Groenlandia, después de descubrir los escritos y obras del pintor romántico estadounidense William Bradfort. Este artista fue uno de los primeros en plasmar en el lienzo sus impresiones sobre sus viajes a Groenlandia y las regiones heladas de Norteamérica. En sus escritos se recoge su interés por los efectos de luz sobre la superficie del agua, algo que también llama la atención de Zaria y a lo que ha dedicado parte de sus estudios y que vemos plasmado en sus cuadros.

Y es ese interés por el agua y los icebergs lo que le ha llevado este pasado mes de septiembre a las islas Maldivas para continuar estudiando los efectos sobre los hielos perpetuos del deshielo. Dónde mejor que en el lugar más vulnerable a sufrir los efectos de la crecida del nivel del mar. Sin duda alguna, este viaje ha dejado una serie de obras donde la artista quiere llamar la atención del espectador sobre los terribles efectos que pueden tener el continuo proceso de deshielo de los casquetes polares sobre los países en situación de riesgo de desaparición.

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Arte como forma de expresión y protesta contra el cambio climático, fruto de una artista concienciada y comprometida con su realidad y que ha vivido muy de cerca desde su más corta infancia. No ha podido encontrar una forma mejor y más directa para llegar al espectador.