La historia sólo recuerda a los vencedores. La maldición del personaje secundario olvidado es una de las lecciones vitales que el ser humano aprende a golpe de resignación o de sesiones de autoayuda. O si no que se lo digan a los participantes en la 88º edición de los Oscar del próximo domingo. Por ello – y preparando el panorama, con un teatro Kodak que acabará con mayor porcentaje de desafortunados que de ganadores sobre sus butacas- en Malatinta nos proponemos ejercer de gurús del pensamiento positivo y otorgar un merecido premio de consolación a los mejores eternos perdedores de los Oscars como homenaje. Sí, incluimos a Leonardo DiCaprio (por ahora).
Muchos son los que han visto en las anteriores ochenta y siete ediciones cómo se les arrebataba de las manos el ‘multipase’ de honor para el Salón de la Fama; aquellos a los que la estatuilla dorada se les resiste más que la escapista bellota a la ardilla de ‘Ice Age’; aquellos que, aunque carentes de premio, mostraron grandes dotes para la interpretación en el más duro papel de su carrera: el de loser que aplaude cuando su archienemigo recoge el premio mientras espera que su rígido rostro oculte esa mueca de decepción, rencor o ira que pugna por salir.
No, ellos son profesionales. En su lugar, muestran esa expresión -ya ensayada- de admiración hacia el rival vencedor mientras se asiente con la cabeza con una sonrisa impostada aparentando decir: «Claro, se lo merece». Atención a la cámara en el momento de revelar el nombre. Muchos merecerían un Oscar sólo por esa escena. Otros, sin embargo, optan por no hacer ningún ritual de este tipo. Michael Keaton decidió no rendirse al ‘postureo’ el año pasado y, una vez confirmó que su nombre no era el elegido, se sentó con rostro sobrio mientras guardaba en el bolsillo el discurso que tenía a punto y preparado en la mano. En estos días en los que todo el mundo cruza los dedos para que Leonardo Di Caprio abandone este indeseable ranking de eterno nominado no premiado -con recogida de firmas, posterior quedada masiva en redes de celebración incluida e incluso juegos- también debemos estar preparados para todo, porque el que inició su lista de nominaciones hace décadas con ‘¿A quien ama Gilbert Grape?’ se enfrenta a nombres tan relevantes como Brian Cranston, Michael Fassbender, Matt Damon o Eddie Redmayne, por lo que nunca hay que dar nada por sentado. Hasta ahora, Leo no habrá ganado ningún un Oscar, pero desde luego es el rey de los memes.
Leo, si lees esto después de la gala y ha vuelto a darse la casualidad de que no has escuchado tu nombre tras el ansiado «And the Oscar goes to…», no desesperes: te sugerimos recurrir al manido: «Hombre, ya es un premio estar nominado junto a estos grandes compañeros» cuando te pregunten y recordar que son muchos los injustos olvidados por la academia hollywoodiense. Para todos aquellos que, al menos por ahora, no podrán colocar la estatuilla dorada en el baño (te deseamos lo mejor, DiCaprio), aquí van algunos consejos para que no se hunda la moral. No te pierdes nada si no ganas el premio. Aparte de la proyección internacional, grabar tu nombre a fuego en la historia cinematográfica y recibir suculentos regalos- una cesta valorada en 200.000 euros, con viajes, tratamientos de belleza…-, ganar un Academy Award conlleva pocos beneficios más y además te librarás de escuchar esa pesada voz en off que acompaña siempre a tu nombre con el lema «del ganador de un Oscar, Leonardo DiCaprio» cada vez que te mencionen en un tráiler.
Si Paul Newman no desesperó con seis nominaciones (nueve en total en su carrera) hasta que consiguió uno real – no quiso conformarse con el honorífico-, no vas a rendirte tú ahora.Grandes maestros y gigantes de la interpretación se han configurado como eternos perdedores. Entre los directores, destacan Alfred Hitchcock y Stanley Kubrick, con cuatro y cinco nominaciones respectivamente, malogradas todas ellas. Nombres míticos del cine como Orson Welles o Charles Chaplin tampoco pudieron forman parte del selecto grupo. Este último, injustamente tratado por Hollywood durante su carrera, tuvo que resignarse con el reconocimiento honorífico. Steven Spielberg no se queda atrás: tras ver cómo había sido obviado en las candidaturas al Mejor Director con ‘El color púrpura’ en 1999, perdió el de ‘Mejor Película’ con ‘Rescatando al Soldado Ryan’ frente a una entonces cuestionada ‘Shakespeare in love’.
En cuanto a los profesionales de la interpretación, Leo, con tus cuatro candidaturas fallidas no has sido el peor parado. Peter O’Toole obtiene el récord de nominaciones sin victoria, con un total de ocho, pero se encuentra bien acompañado en este ‘Club de Actores No Laureados’, donde también se cuelgan las fotos de socios como Richard Burton (0 de un total de 7), Deborah Kerr (0/6), Glenn Close (0/6), Tom Cruise (0/3), Albert Finney (0/5), Amy Adams (0/5), Ed Harris (0/4), Annette Benning (0/4) o Johnny Depp (0/3). Existen casos realmente curiosos. A la larga lista de innumerables éxitos y talentos de John Williams hay que añadir también el de ostentar mayor número de nominaciones, un total de 50, entre las que destacan aquella batalla musical en la que partía como favorito en 1981 con ‘El imperio contraataca’ y que perdió contra el compositor Michael Gore para ‘Fama’. Sin embargo, el récord general de más candidaturas sin obtener una estatuilla pertenece al ingeniero de sonido Kevin O’Connell, quien ha tenido 20 en total y ninguna de ellas con fiesta de celebración. ¿Ves, Leo? Si no lo consigues esta vez, no debes tirar la toalla, te echaríamos mucho de menos. Podríamos recurrir al dicho de «mal de muchos, consuelo de tontos», pero tan sólo basta recordar un axioma: un premio sólo es un premio. Desde aquí, una merecida enhorabuena a todos, pase lo que pase el domingo.
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