Baviera es recordada por los cinéfilos en las célebres películas que emulaban la obra y vida de la emperatriz de Austria. Pero, sobre todo, Isabel de Baviera es recordada por la interpretación de la actriz Romy Schneider. Sissí emperatriz fue una de las trilogías más edulcoradas sobre la vida de esta malograda reina. Aunque nos permitió conocer de primera mano los bonitos paisajes y bosques de este estado alemán. Un escenario digno de una emperatriz, por lo que no extraña que la Sissí real no quisiera abandonarlo y cambiarlo por la sofisticada, encorsetada y anodina vida palaciga.

Y es que Baviera es uno de esos lugares que sorprenden por su belleza. A sus paisajes hay que sumar su arquitectura, que destaca por el conocidísimo castillo Neuschwanstein, mandado construir por el primo de la mismísima Sissí, Luis II de Baviera. Así que, no nos extraña que aquel que posea una vivienda en algún rincón de este lugar no quiera desprenderse de ella. Es más. Una restauración en condiciones puede convertir una pequeña casa de la Baviera alemana en el lugar preferido donde establecerse de por vida.

La firma arquitectónica de André Reiss ha llevado a cabo un proyecto de remodelación de una pequeña casa en el pueblo bávaro de Rodelmaier. La construcción original data de principios de siglo XX. Para no perder el enfoque con el resto del entorno, la remodelación ha girado en torno a la recuperación de ciertos elementos característicos, que le imprimen su seña de identidad. Así, la mampostería original del zócalo se ha conservado junto la piedra arenisca aplicada en otras zonas de los muros originales. La zona superior de la fachada va enmarcada con paneles de madera de alerce para enmascarar la utilización del hormigón en el resto del muro exterior.

Sin embargo, al interior, se ha conservado un suelo de piedra original en una de las salas. En esa misma sala podemos ver una viga de madera de roble original que sujeta el entramado de vigas de roble que sujetan el tejado. Esta madera es la que da ese aire tan propio del lugar. Y conservarla no solo ha supuesto un acto de remodelación y adaptación del resto de la estancia. Conservarla ha supuesto recuperar la esencia de la primitiva construcción.

El resto de las estancias se han actualizado, con revestimientos de cal en las paredes, madera de alerce en los suelos y con un baño y una cocina adaptados a las necesidades actuales. Además, la idea de contemporaneidad pervive en toda la construcción. Incluso en las bonitas puertas de madera que no solo dan acceso al interior, si no que le otorgan un aire de ornamento muy en consonancia con el pasado rural de la vivienda.

La casa en Rodelmaier de André Reiss se convierte así en otro ejemplo de modernidad que no pierde la esencia de sus detalles. La belleza no sólo se encuentra así en el paisaje que la rodea. La belleza se encuentra en convivir con esos elementos peculiares, devolviéndoles su esencia primordial. Con esta vivienda quién no querría quedarse a vivir en Baviera.
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