Las ciudades están en continuo cambio y movimiento. No sólo a nivel urbanístico, sino también estético y vital. La revitalización de determinados puntos que, o bien han quedado obsoletos por el paso del tiempo o su abandono, pueden dar como resultado una zona en auge que se pone de moda. A veces no es cuestión de abandono. Se trata de zonas que, por determinadas características, no resultan atractivas porque no son funcionales. Si se les dota de elementos que las hagan más curiosas o apetecibles al público, puede resultar todo un descubrimiento.

La firma arquitectónica de Petr Janda ha tenido como punto de partida este concepto. El proyecto en cuestión que han ejecutado ha llevado a revitalizar la zona de la ribera del río Moldava, en Praga. La zona en cuestión era utilizada como almacenamiento y lugar de aparcamiento. La propuesta de Petr Janda ha llevado a crear un paseo a lo largo de la ribera y en sus inmediaciones lugares de ocio. Y el resultado ha sido más que curioso.

Utilizando 20 bóvedas ya existentes en la ribera del Moldava, que servían para almacenamiento, cada una de ellas ha sido acondicionada para albergar cafés, talleres y, unas pocas de ellas, baños. Con ello, la propuesta de ocio, disfrutando del río y sus vistas, resulta más que evidente. Crear una zona de esparcimiento, tranquilidad y disfrute, sin alterar la arquitectura existente, ha sido posible gracias al estilo un tanto versátil y atemporal de Petr Janda y su estudio. A parte del empleo de hormigón visto, como elemento unificador de todo el conjunto, las bóvedas destacan por el empleo de una puerta de cristal rotatoria. Esta puerta permite dotar al interior de luz natural al carecer de ventanas al exterior. Un elemento que le dota de cierto atractivo y a la vez resulta divertido y novedoso.

Además, el estudio de Petr Janda ha utilizado para el mobiliario interior acero inoxidable y, en algunos casos, bañado en titanio negro. A la vez que dota uniformidad al conjunto de las bóvedas, el empleo del color negro resulta atemporal. El acero inoxidable lo hace más vistoso, más actual y más moderno a la vista del espectador. Conjuga así tanto lo más novedoso como lo atemporal. Y en este interior no podía faltar una potente fuente de calor integrada en paredes y suelos, para el periodo invernal, así como de aire acondicionado para el verano.

Petr Janda lleva así acabo la revitalización de una zona un tanto olvidada y la convierte en un lugar de ocio y disfrute, transformado una arquitectura dada en una arquitectura útil al público. La finalidad de la misma marca todo el proceso de creación y diseño. Y la finalidad de la misma recupera un lugar a orillas del Moldava donde simplemente pasear, tomar algo y disfrutar del entorno, debía ser su tónica habitual.

Fotografía BoysPlayNice.