Este 25 de septiembre se inauguró el recién, reformado, rediseñado y reubicado mercado dels Encants de Barcelona. Un mercado histórico que para los aficionados al vintage y a objetos de extraña procedencia era todo un deleite. La gente solía hacer negocio vendiendo a ras del suelo maletas cuyo contenido había dejado de interesar a sus propietarios o libros olvidados en algún aeropuerto.
Este rastro de segunda mano o mercadillo de antigüedades es uno de los mercados más antiguos de Europa.
Desde del Siglo XIV hasta ahora, este mercadillo de piezas de coleccionista ha visitado tres puntos diferentes de la ciudad condal. La Fira de Bellcaire – conocida popularmente como Encants Vells – mudó su ubicación permanente de Plaza España a las Glories de Barcelona allí por los años 30. Y hace poco más de un mes fue trasladado nuevamente y de manera definitiva a 100 metros de distancia de donde se encontraba, junto al Teatro Nacional de Cataluña.
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Accidentada apertura
Aunque estaba previsto que el nuevo recinto que acoge Els Encants fuera inaugurado este pasado Junio, las inundaciones y los problemas estructurales del diseño complicaron su apertura encareciendo el proyecto. 240.000 euros más y algunos cambios en los techos hicieron posible el sueño de una ubicación permanente.
Balance del primer mes de vida
Con un volumen de visitas de 20.000 personas diarias, el éxito del reformado mercado parece rotundo. Pero no es oro todo lo que reluce. Olivia, italiana afincada en Barcelona desde hace 20 años, era una asidua dels Encants Vells. Para ella, el encanto se ha perdido con la nueva ubicación. «Este es horroroso. Le falta algo, ese aire popular», afirma.
Aunque la planta baja de este nuevo edificio sin paredes alberga esos puestos «de toda la vida» para algunos no es lo mismo. Els Encants era el sitio histórico donde la gente vendía y compraba objetos heredados y tenia la posibilidad de encontrar alguna joya por muy buen precio. «Ahora todo es muy distinto», dice Aurelia, vecina de la zona.
El hecho que Els Encants esté situado al lado del nuevísimo Museo de Diseño Hub hace indicar que la intención del Ayuntamiento es poner als Encants en el epicentro de la modernidad. Y eso no ha gustado a los más tradicionales.
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Algunos echan en falta los puestos de venta ambulantes de libros de segunda mano. Juan, nostálgico empedernido, también destaca el paralelismo de este nuevo mercado con un centro comercial. «Estos bares que han puesto no encajan con el espíritu popular del antiguo mercadillo», lamenta.
Es verdad que sus precios tampoco son muy «populares».
Fotos por Mar Cadi.
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