Una tarde de domingo cualquiera paseando por Madrid te encuentras una placa en el suelo de la Plaza de la Luna que te habla de la Umbraesfera, te pones a leer y alucinas. La placa reza así:
«Hoy la llamamos la Plaza de la Luna pero su nombre original era Plaza de las Lunas, debido a que el resplandor de éstas demarcaban los límites de la plaza. En los tiempos de Kcymaerxthaere, cada 257 órbitas de nuestra luna visible, convergían en este lugar, eclipsándose, las 29 lunas visibles de las 29 dimensiones alternativas (cada una simbolizando los 29 infinitos negativos de cualquier xthaere), todas ellas en su plenitud (algunas eran más grandes que nuestro planeta), reunidas en este espacio. Esta conjunción de fuerzas puede ser la causa o la consecuencia de que esta plaza sea un portal insólito de incalculable valor, una puerta aparentemente pacífica hacia la umbraesfera, la conexión entre todas las sombras, la oscuridad y las penumbras de este planeta que llamamos Tierra.
Esta plaza era antaño peligrosa, ya que las distintas series dimensionales de sombras encadenaban sus zonas más oscuras, formando una ruta de viaje poderosa en la umbraesfera, que era transitada por los viajeros más audaces para evitar las ywrengs (fronteras del tiempo). Fue aquí, en la Plaza de las Lunas, donde Nobunaga-Ventreven, recién llegado de los gwomes de liquen, en el que denominamos Soria, siguió la ruta más veloz a pSegoleno, un sitio tan inaccesible como remoto, pero que, una vez que se llega, el viajero se encuentra paradójicamente cerca de cualquier otro punto del universo. Allí, tuvo lugar el encuentro con Eliana Mei-Ning, la mujer de la voz inconcebiblemente bella, dejando su huella en la Batalla de Some Times (Algunos Tiempos), donde Kmpass, el Urgende Dios de la Direccionabilidad, fue derrotado cuanto intentó destruir toda la complejidad del mundo. Es función y deber de la Plaza de la Luna preservar la riqueza de Kcymaerxthaerem, por ello celebramos aquí cada año lineal la gloria y el claroscuro que define al Festival de las Lunas Restadas.»
“¿Esto es una broma? Miras a tu alrededor, no hay cámaras. ¿Estará sacado de Star Trek? Joder, suficiente tenía que con encontrar ya la Puerta de Tannhäuser ¡con lo mal que van los GPS! ¿Qué coño es la Umbraesfera?”
Eames Demetrios, nieto de los arquitectos Charles and Ray Eames considerados unos de los diseñadores más importantes del siglo XX, es el creador de esta placa (hay dos más en España: Pedraza – Segovia y Losana – Soria). Tan enigmáticas y curiosas como estas placas es el inquietante universo que nos presenta con ellas: Kcymaerxthaere a través de su proyecto “The project’s Geographer-at-Large”; una novedoso formato novelesco de ciencia ficción que se desarrolla a través de los diferentes capítulos dispersos por las placas que va colocando por el mundo –más de ochenta-.
Se narra la leyenda de Nobunaga Ventreven, que hizo una parada allí antes de entrar en la Umbraesfera: «La conexión fluida entre todas las sombras y los lugares sin luz del mundo», según su inventor.
Kcymaerxthaere es un universo paralelo que no pertenece a la dimensión de nuestro tiempo y que se encuentra fuera de nuestro mundo lineal. Una de las preguntas sin respuesta de dicho cosmos es si, nosotros, la gente común del mundo lineal, puede acceder o al menos discernir la forma de alguna de las infinitas menos 29 posibilidades de caras y dimensiones que contiene xthaere. Nuestro planeta es especial pero no único para esos otros mundos, por lo que esto es un maravilloso regalo que revela cientos de nuevas posibilidades.
El hombre siempre ha soñado con viajar al espacio exterior, pero ¿qué pasa si nos diéramos cuenta de que el espacio exterior no lo es tanto y siempre ha estado dentro de nosotros?
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