Las islas griegas se han convertido en uno de los destinos, por excelencia, favorito de viajes para los turistas en las últimas décadas. Muchos de estos viajeros se sienten atraídos por la belleza de unas islas que integran un diverso conglomerado de civilizaciones antiguos que se desarrollaron durante un pasado remoto. Una de las más curiosas, que no deja de llamar la atención por las representaciones humanas que se han encontrado en las excavaciones arqueológicas, es la denominada cultura cicládica.

Las islas Cícladas conforman un conglomerado de más de doscientas superficies de terreno de las cuales, la isla de Santorini, es la más conocida. Ya sea por su famoso volcán, que ocasionó más de algún susto debido a su peligrosa actividad volcánica y sismológica, tanto en el Peloponeso como en la costa norafricana o en la costa mediterránea de Oriente Próximo, como por la belleza de su topografía, la isla es un reclamo turístico de primer nivel. No lejos de este enclave se encuentra otra isla, la de Paros, una de las más antiguas en cuanto en habitabilidad y cuyos restos de la civilización cicládica, con sus famosas estatuillas humanas sin facciones, son el precedente de las korai y kuroi de época arcaica que culminará con el desarrollo y esplendor de la escultura del periodo helenístico, más cercano a nosotros en la línea del tiempo.

Es en esta isla de Paros donde Studio Seilern Architects ha levantado una casa, junto a un paisaje muy mediterráneo donde el olivar es el árbol predominante. Lo primero que sorprende de esta construcción es la planta. La forma de la misma puede recordar a un gráfico matemático de barras horizontales o a las figuras del famoso juego de Tetris. A ello hay que añadirle la vista aérea, donde el color de las diferentes superficies empleadas en las cubiertas resulta de lo más variopinto. Sin embargo, el exterior, articulado en formas cuadrangulares y rectangulares, con esos muros revestidos en el color blanco de las construcciones del mediterráneo le hace menos llamativo pero más elegante.

El interior de Studio Seilern Architects es sencillo, marcado por los tonos blancos de paredes, la madera del mobiliario y una escalera sin barandilla. El terrazo empleado en el suelo le da ese aspecto más tradicional y típico de las construcciones mediterráneas.

Esta casa resulta así novedosa en cuanto a su planta pero tradicional en el empleo de determinados elementos constructivos. Studio Seilern Architects consigue así con muy poco crear una vivienda que tiene mucho que ofrecer a quien la habita. Como diría Mies van der Rohe, en este caso menos es más.

Fotografía Louisa Nikolaidou.