Vivir en el medio rural, a las afueras del propio pueblo o a unos kilómetros de una urbe no es sinónimo de carecer de servicios básicos. Gracias al desarrollo de las comunicaciones, la mejora de las carreteras y al buen hacer de sus gentes, los pueblos alejados del bullicio urbano son una propuesta en auge. La calidad de vida que ofrece la vida del campo no es comparable con la vida de ciudad. De ello saben mucho nuestro país vecino. Portugal ha apostado por la recuperación de sus zonas rurales sin olvidar que sigue siendo uno de sus fuertes en cuanto a turismo nacional e internacional.
Desde la localidad de Santa María da Feira, la firma portuguesa Pedro Henrique Arquitecto ha realizado un proyecto de recuperación y ampliación de una antigua casa rural. La vivienda, que se sitúa fuera del casco urbano del municipio pero muy cerca de su centro histórico, está delimitada por una pequeña carretera y una acequia para el riego. Estos dos elementos son los límites naturales para la construcción de la ampliación, realizada en hormigón.
El acceso a la vivienda se realiza por la parte nueva. Es fácil distinguir la zona antigua de la zona moderna, sobre todo por su fachada exterior. La primitiva vivienda está realizada en piedra mortero y su aspecto rústico es patente. Pedro Henrique ha querido así diferenciar los dos diseños que conforman un todo, ya que al interior todo parece fluir de una forma mucho más armoniosa.
Ambas construcciones están unidas mediante un pasillo de madera y cristal que sirve de punto distribuidor de la casa. En él también convergen las escaleras que llevan a la planta superior. Además, la amplia cristalera lateral permite la entrada de luz exterior y la vista tanto del jardín como del terreno colindante.
Al interior, el empleo de la madera y los tonos blancos destacan como elementos unificadores del conjunto. La sencillez de la decoración interior contrasta fuertemente con el exterior de la vivienda. Pocos elementos, bien organizados y distribuidos, permiten un interior amplio y sin sorpresas decorativas. Con ello Pedro Henrique Arquitecto consigue transmitir ese concepto de vida rural humilde, tranquila y sin excesos que sus inquilinos querían implementar en su día a día.
Fotografía José Campos.
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