Ya han pasado 25 años desde que el artista norteamericano Keith Haring dejara su sello en las paredes de la plaza Salvador Seguí de Barcelona el 27 de Febrero del año 89, justo un año antes de su muerte, y que más tarde pasaría a instalarse en el muro que linda con la plaza Coromines, al lado del MACBA. Un sello que ha pasado a la historia, aún habiendo sido destruido por el propio ayuntamiento de la ciudad condal en el año 1992 y que era fiel reflejo de los peligros de la noche de los años 80 y principios de los 90. Una noche y una diversión que al mismo Haring le costó la vida. Todos juntos podemos parar el Sida fue su lema y ahora, junto con Raval Cultural, y coincidiendo con su aniversario, han realizado una nueva instalación en el lugar original de la pieza en honor al artista. Además, la pinacoteca proyectará un vídeo documental de César de Melero, que fue testimonio del trabajo de Haring, y en el que vemos al artista trabajando en su obra.
Una obra destruida, aunque el propio MACBA hizo lo imposible para evitar que se eliminara. Ante la imposibilidad de parar su derribo, el museo pidió que se realizara un calco a tamaño real para que más tarde pudiera ser recuperado. Un calco que nos permite disfrutar del trabajo original de Haring. Un artista problemático al que ciudades y autoridad seguían cada uno de sus pasos, algo que hoy en día Banksy ha tomado por bandera. Graffiti, arte, música, pop toda una unión de estilos que el propio Haring era capaz de aunar en cada uno de sus murales y que artistas como Madonna, Andy Warhol o Grace Jones idolatraban. Artistas poco convencionales que demostraron al joven Haring que el arte no solo se encontraba en las paredes de museos y galerías de arte, sino que también podía ser público.
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Un trabajo de colores planos, trazos y líneas gruesas en el que los colores más llamativos cobran vida y un sentido especial. Temas como la inocencia, infancia, sexualidad y Sida convertidos al estilo más pop de los 80 eran recurrentes en la obra del artista neoyorquino. Un estilo que tras ser diagnosticado como portador de VIH dio un giro de 180 grados, transformando sus obras en trabajos oscuros, tristes, apagados y sobre todo con un trasfondo crudo y social.
El Raval fue el barrio elegido para crear una de sus obras más comprometidas Todos juntos podemos parar el Sida, un barrio de la ciudad condal en el que la pobreza, prostitución, enfermedades de transmisión sexual y drogas eran los vecinos diarios de los viandantes. Fue fácil, el Raval cumplía todos los requisitos y una pared de treinta metros perfecta le acompañaba para desarrollar un fantástico mural en el que todo el mundo pudiera ver el peligro del sexo no seguro.
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Un artista que no pasa de moda
Pop es sinónimo de Warhol, pero también de Keith Haring, ¿quién no ha visto alguna vez alguno de sus muñecos o corazones que parecen latir?. Merchandising, obras de arte, murales, incluso editoriales de la talla de Vogue Francia rinden culto al desaparecido artista. Un editorial que bajo el título Tribal presentaba las fotografías de David Sims y la modelo Isabeli Fontana, junto al estilismo de Carine Roitfeld. Pero no sólo el mundo de la moda ha sabido recordar e inspirar sus diseños en la línea artística de Haring. Cantantes como «la de Barbados», alias Rihanna, incluyó en su videoclip Rude Boy el diseño Haring y su fiel amiga y compañera «de fiestas» Madonna supo recordarle en su gira Sticky & Sweet Tour, en el que su tema Into The Groove era un homenaje a su amigo.
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Un artista que vivió, disfrutó y murió demasiado joven, con tan solo 31 años, pero su influencia artística no ha pasado, ni pasará a mejor vida.
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