Uno de los órganos vitales del cuerpo humano, que sigue siendo hoy día un gran desconocido para la ciencia, es el cerebro. Su aspecto blando y sus ondulaciones todavía siguen guardando muchos secretos sobre cómo coordina y dirige el resto de respuestas vitales, gracias a ese complejo entramado de redes neuronales que alberga. Nadie pensaría que un órgano tan simple en apariencia es capaz de dar respuestas fisiológicas en milésimas de segundo. O que la correcta coordinación de sus neuronas pueden incluso salvar la vida ante una situación de peligro.

Todas y cada una de las actividades del cuerpo humano están reguladas por este gran ordenador natural. Las emociones tampoco escapan a su control. Ni los recuerdos. Cuántas veces uno habrá querido borrar de su memoria recuerdos o imágenes de una situación dolorosa o desagradable sin conseguirlo. Este procesador de datos está en activo las 24 horas al día para recordarnos todo lo que hemos vivenciado día a día, para bien y para mal. Sólo a medida que vamos envejeciendo y vamos perdiendo neuronas, nuestro cerebro va borrando los detalles de aquello que alguna vez nos marcó.

Refik Anadol es un artista turco que se ha sentido fascinado por la fisonomía y funcionamiento del cerebro humano. Tal es así que en el Laboratorio Neuroscape, situado en la Universidad de California, ha podido participar en una serie de experimentos para conocer más en profundidad a este superpotente ordenador natural. El estudio de encefalogramas en pacientes ha permitido medir los cambios de actividad cerebral gracias a las ondas que emite el cerebro humano y así conocer cómo funciona a lo largo del tiempo. Todos estos datos han permtido a Anadol recoger y crear una serie de algoritmos que han aplicados a estructuras visuales multidimensionales, con un resultado muy sorprendente.

La instalación que ha sido el fruto de toda esta investigación no deja indiferente a nadie. Bajo el título de Melting Memories, Anadol ha realizado una fusión entre la realidad física y la digital. La combinación de estos algoritmos junto a pintura de datos, proyecciones de luz y escultura ha dado como resultado una sorprendente muestra de cómo funciona la actividad neuronal. Una especie de ola de mar se mueve de una parte a otra de la pantalla de LED instalada bajo una rígida plataforma de espuma CNC. Esta ola cambia de intensidad según sea la respuesta dada por el cerebro en cada situación. Muchas veces, parece salirse de la pantalla. En otras, recuerda el efecto del movimiento de las borrascas sobre la atmósfera mientras se trasladan, a través del aire, de una parte a otra del planeta.

El resultado es un vídeo diferente, muy interesante, con un trabajo gráfico de investigación único en el mundo del arte.

¿Qué ocurre en el cerebro de un hombre cuando tiene una cita por primera vez?