A todos nos llama la atención esas casas que, de alguna manera, se salen fuera de la norma. Ya sea por el material empleado, la estética, el paisaje elegido para su ubicación o la técnica de construcción, cada uno elige aquella que más se asemeja a su idea de belleza o simplemente gusto personal. Uno de esos claros ejemplos son las casas subterráneas. Las casas construidas bajo tierra tienen algo de especial que no es fácil determinar qué es lo que más sorprende al contemplarla. Solo hay que recurrir al imaginario de cada uno y asociar este tipo de construcción con los míticos hobbits de la saga de Tolkien El señor de los anillos.

Aunque no de hobbits precisamente se traten los habitantes de la Casa Aguacates, esta obra del arquitecto mexicano Francisco Pardo tiene ese encanto del que hablamos. Ubicada al oeste del país azteca, en la zona de Valle Bravo, el paisaje suave y de rico caudal hidrográfico permite poner en marcha la construcción de esta inusual pero confortable casa de campo.

La Casa Aguacates se sitúa en una llanura rodeada de un bosque, cercana al lago que le da nombre a este valle. A su vez, este lugar se dedica en parte al cultivo del aguacate, por lo que la Casa Aguacates toma su nombre del producto estrella de la zona. Como para construir la casa había que tocar el campo donde germina este fruto, la solución fue encontrar un tipo de construcción que fuese lo menos dañino con su entorno. El estudio de Francisco Pardo optó por crear una casa subterránea cuyo material principal es el hormigón armado. Este hormigón, en algunos tramos aparece revestido de estuco. Pero, en su totalidad, el hormigón es el elemento clave para poder mantener esta vivienda en pie ante las posibles inclemencias del tiempo y del terreno.
El acceso a la Casa Aguacates se realiza por una escalera, también de hormigón, que conduce a un pequeño patio. Desde este patio se accede a la cocina y comedor. El uso de cristaleras en este tramo es importante ya que, debido a la peculiaridad de la construcción, la necesidad de luz es fundamental para el día a día. Además, la casa cuenta con unos pozos de luz, situados en lo que es techo, que permiten iluminar todo el interior de una forma más eficiente.
La Casa Aguacates consta de una única planta donde se distribuye la cocina, el comedor, un salón, un estudio, varios baños y tres habitaciones. El interior de la misma consta de un estilo que va a camino entre lo industrial y la tendencia wabi sabi. El empleo de la madera de pino que se utilizó para el encofrado lo sitúa más cercano a este último. Pero, en líneas generales, el empleo de la gama de los terrosos y grises hace que no haya sobresaltos a la hora de encontrar el equilibrio y el descanso que se busca con esta casa.
La Casa Aguacates de Francisco Pardo se convierte así en una vivienda diferente, muy en sintonía con el entorno que la rodea y un lugar de descanso ideal para pasar largas temporadas en ella.
Fotografía Diego Padilla y Sandra Pereznieto.
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