Okuda San Miguel no para. Tras sus intervenciones en ciudades de medio mundo, exposiciones, eventos y festivales. Ahora, se une al enólogo Raúl Pérez en un encuentro sin precedentes para crear un vino inspirado en su propia forma de entender el arte. Entre los dos han creado Kolor.
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La exposición «Picasso, la efervescencia de las formas» en el museo Cite du Vin de Burdeos, explora el lugar que ocupan el vino y los licores populares en la obra de Pablo Picasso a través de pinturas, dibujos, cerámicas y vídeos. Cafés y personas bebiendo, copas y botellas del período cubista, evocaciones sorprendentes, impregnadas de catolicismo o de mitología grecorromana.

Proyecciones de luz filtrada se cruzan entre sí para dar una serie de fusiones cromáticas sobre el escaparate de Mantequería Daniel Manzano (Velázquez, 45). En ese cuadro lumínico el artista David Magán fusiona color traslúcido y focos. La obra exclusiva está inspirada en ‘Binarias’, sus obras de luz, en la que une arte y la tradición del gran vino de bodega. La intervención efímera que podrá verse durante todo el mes de noviembre, incluye también la botella, la etiqueta y la caja diseñada por David Magán. Pero el artista es, además, creador del vino.

La pared más grande del restaurante ‘El Sueño del General’ en Valoria La Buena, Castilla y León, está construida con ocho mil botellas de vino colocadas horizontalmente una encima de la otra. “La obra está dedicada al dios Baco y sigue creciendo”, nos cuenta Enrique Concejo, uno de los herederos del General. La historia del palacete se remonta hasta el siglo X

El brasileño Marcos Alberti unió en un mismo proyecto algunas de sus pasiones: el vino, la fotografía y la socialización.
Él declaraba en otro medio que hay una frase que le gusta mucho y que quería comprobar «la primera copa de vino es sobre la la comida, la segunda sobre el amor y la tercera es el caos«. Así comenzó este proyecto Wine Project, que comenzó como un juego; invitó a sus amigos a participar y les hizo cuatro fotos en cuatro momentos diferentes: antes de tomar alcohol, después de la primera copa, después de la segunda y una vez bebida la tercera. En los retratos se ve la evolución y cómo cambia nuestra cara a medida que sube el alcohol en sangre.
Deber ser que el vino sí que debe ser bueno para la salud -con moderación-, porque esas sonrisas después de unas copitas no dicen estar pasándolo mal ni tienen pinta de ser poco sanas.
Juzgar vosotros mismos algunas de sus fotografías, nosotros mientras vamos a tomarnos una copita a vuestra salud para comenzar el lunes con una buena sonrisa.
Si os quedáis con ganas de más, podéis ver más fotos en sus perfiles de Facebook e Instagram.