El vino es una de las bebidas más antiguas que nos acompañan en el desarrollo de nuestra civilización desde tiempos remotos. Las primeras vasijas halladas por los arqueólogos con restos este caldo datan de casi el 6.000 a.C., en las regiones de las actulaes Irán e Irak. Pronto, su cultivo se extendió por todo el Oriente Medio y después lo hizo hacia el Mediterráneo. Siglos después, cuando los fenicios comenzaron a navegar y a comerciar con los pueblos mediterráneos, el cultivo de la vid se extendería por toda su cuenca marítima. Cuando los fenicios se asentaron en nuestra Península no tardaron en dar a conocer y promover el consumo de esta bebida que, con el paso del tiempo, se convertiría en parte de nuestra seña de identidad.