La maquinaria del mundo del tatuaje cambia a toda velocidad. Los tatuadores son reconocidos a nivel mundial y adquieren una fama inimaginable años atrás. Ya no vale todo. Las redes sociales han acercado una de las artes más antiguas del mundo y, a su vez, más castigadas, catapultándola y transformándola en un auténtico objeto de deseo. Miles de mensajes en Instagram y agendas cerradas durante meses e incluso años completos, hacen de algunos tatuadores auténticos artistas por los que muchos matarían. Jeremy D lo sabe muy bien