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The O Project: la cara del orgasmo femenino en fotografías

The O Project es un proyecto que nos invita a ser voyeurs de una serie fotográfica de lo más interesante.

El brasileño Marcos Alberti se ha propuesto desnudar el rostro de mujeres de diferentes nacionalidades en los momentos de excitación previos al orgasmo, cuando alcanzan el clímax sexual y durante los momentos de después.

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‘Squirting’: ¿por qué está de moda?

Desde hace un tiempo cada vez se escucha más hablar sobre esta práctica sexual, con deciros que durante los últimos años es una de las palabras más rastreadas en los buscadores pornográficos, lo decimos todo. Que si squirting por aquí, que si squirting por allá, que es si es agua, que si es pis… Seguro que muchos ya habéis estado cotilleando en Google e incluso habéis experimentado con ello, ¿eh pillines?

¿Qué es el squirting? Es habitual escuchar que consiste en (la próxima frase puede herir la sensibilidad, tápense los ojos los que no estén preparados para leerlo), la eyaculación de una mujer en la que, literalmente dispara un chorro de líquido a presión a través de su vagina en el momento en el que alcanza el clímax. Pero hoy os vamos a contar unos cuantos cotilleos y mitos en relación al tema en la eyaculación de una mujer.

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Lo primero que tenéis que saber, es que ésta práctica -del inglés, lanzar a chorro- no es lo mismo que la la eyaculación femenina.

La eyaculación femenina está relacionada con la excitación y las glándulas de Skene o «próstata femenina», un vestigio evolutivo de la próstata masculina que se encuentra al final de la uretra y que también nos ayuda a lubricar cuando tenemos sexo. Justo por ahí es por donde se eyacula y, en principio, todas tedríamos el potencial para lograrlo; se puede conseguir de diferentes maneras, incluso de la forma más tradicional o mediante la simple estimulación del clítoris (hay estudios que señalan que sólo un pequeño porcentaje de mujeres tiene esta próstata). En esta eyaculación se libera un líquido transparente o blanquecino que puede confundirse con el flujo vaginal, no tiene porqué ser muy abundante pero a veces puede salir «a borbotones» debido a los espasmos que tiene una mujer durante el orgasmo, sobre todo cuando está encima.

Ahora bien, ¿estáis ansiosos por saber qué es en realidad el squirting? ¿Preparados? Pues allá vamos.

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Si habéis surfeado por la red es posible que al pensar en esta práctica sexual lo asocieis a una ducha, un paraguas o las mismísimas Cataratas del Niágara. Como ya os adelantábamos consiste en la expulsión en forma de chorro «a presión» de un líquido transparente en grandes cantidades a través de los genitales femeninos pero… ¿Qué es este líquido? Bueno, pues después de muchas idas y venidas, de muchos estudios, los resultados más recientes llegan a la conclusión de que este líquido es en realidad , orina en su gran mayoría acompañado de otros flujos vaginales. Sí, sí, pis de toda la vida (tiene los mismos componentes), sólo que no lo parece porque ni huele ni tiene color.

Esta característica hizo incluso que fuera ‘prohibido’ o vetado en Inglaterra por considerarse una práctica escatológica, violenta o inapropiada como por ejemplo, las estrangulaciones.

El squirting consiste en una placentera relajación muscular que acompañando al orgasmo -¡e incluso a la eyaculación femenina!- puede desencadenar una fuente de placer, nunca mejor dicho. Esta eyaculación a chorro es mucho menos frecuente, muchos estudios afirman que son pocas las mujeres a las que les ocurre de forma involuntaria pero que existen algunas técnicas orientadas a conseguirlo de forma voluntaria. Tiene que ver con la variación de ciertas hormonas y el incremento de líquido en la vejiga como consecuencia; esto, unido a la excitación, la relajación y la contracción muscular durante un orgasmo intenso, hace que se expulse de forma descontrolada.

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Los testimonios coinciden en que es terriblemente placentero llevando a la mujer a tocar el mismísimo cielo por el gozo que parece provocar. En su inmensa mayoría parece conseguirse a través de cierto tipo de estimulación o prácticas concretas que os iremos contando (guiño, guiño, codazo, codazo).

En el caso de las películas porno, parece que las actrices además han ingerido grandes cantidades de agua para provocar que sea aún más espectacular, de hecho, muchas parecen entrenar para conseguir dominar la técnica y ampliar el caudal.

¿Qué se esconde detrás de todo esto? ¿Por qué se ha puesto de moda? De alguna forma la necesidad de saber con exactitud que la mujer está alcanzando el placer es lo que está generando tanta expectación en relación al tema; una especie de «recompensa más objetiva» para el amante -véanse bien las comillas-. Las modas tienen lugar en todos los ámbitos y los juegos de cama tampoco se escapan; además del morbo que provoca el tema en sí, siendo tan controvertido que atraviesa todos los estadios según para quien: desde la vergüenza o el asco, al fetiche. En otros muchos casos, parece tratarse casi como una demostración de que se ha llegado a la meta («¡lo he conseguido!»), una hazaña de la que alardear y alimentar así nuestro ego sexual, como si fuera un premio que recogemos al final de la carrera.

Por otro lado, esto puede generar una foco de obsesión y frustración para ambos compañeros sexuales puesto que, al centrarse en conseguir ‘el reto’ -orgasmo, squirting…-, se pierde el objetivo fundamental del sexo: disfrutar del acto sexual en sí. Por eso os invitamos a disfrutar del sexo como más os apetezca, sin agobios, sin restricciones sociales o presiones de algún tipo.

En cualquier caso, dicen los más expertos que hay algunos truquitos para provocarlo… ¿Queréis saber cómo?

Los orgasmos reales suenan así

¿Cómo afecta la ficción a nuestra vida sexual? Los polvos maravillosos de las películas -pornográficas o no-, esas posturas imposibles, esos orgasmos que despiertan la envidia de todas las vecinas. Tal vez te preguntes «dónde están» pero…Son orgasmos salidos del placer por y para una misma… ¿O son creados por y para hombres?

Bijoux indiscrets ha decidido explorar un poquito más la diversidad del orgasmo y nos presenta un proyecto tan divertido como educativo. ¿Sabrías diferenciar un orgasmo de verdad? Te recomendamos ponerte los cascos si estás en la oficina antes de darle al play…

Más de un 50% de mujeres ha reconocido haber fingido un orgasmo alguna vez, las mujeres usan el gemido para excitar a los hombres, el cine porno y romántico frustra a 3 de cada 10 personas, un porcentaje pequeñísimo de hombres piensa que su compañera de cama ha podido fingir alguna vez y creen saber detectarlo…

La iniciativa #orgasmosreales pretende romper con tabúes, estereotipos, hablar de datos y estadísticas reales que te cuenten la verdad de cómo vivimos el sexo; pretenden expandir una visión más real de los juegos sexuales, así que ha creado una librería de orgasmos. ¡Sí, sí! Tal cual lo lees y tal cual lo vas a oír en un momento.

¿Cómo suena el clímax sexual? Suena como el tuyo; por eso han creado una biblioteca de gemidos en el que tú misma/o puedes colaborar grabando tu propio placer. El rapidito, el escandaloso, el silencioso… Esto sí que es una buena forma de empezar la semana.

 

Yogasmo: la mejor corrida no lleva deportivas

En Malatinta ya os dejábamos caer hace unas semanas el potencial de la mente en la diversión sexual a la hora de alcanzar el clímax pero vayamos al grano, ya que en cuestiones de sábanas, lo que más importa es el cómo. ¿Queréis conocer formas de mejorar vuestras relaciones sexuales? Si la respuesta es no, escribidnos, conocemos psicólogos que pueden ayudaros; pero si la respuesta es sí, sacad las palomitas y sobre todo, las ganas de pasarlo bien.

Seguramente la mayoría de vosotros/as tiene el típico amigo/a quizás algo más místico o espiritual que la media, practicante de yoga con regularidad, asiduo al té y las infusiones en vez de tanta farmacia para curar malestares. ¿Alguna vez le habéis preguntado si ha experimentado algún orgasmo mientras practicaba yoga (fundamentalmente en el caso de las féminas)?

¿Qué pasaría si os contáramos que un grupo de 40 mujeres casadas volvió a recordar lo que eran los fuegos artificiales en la cama además de sentir mayor deseo, excitación, lubricación y orgasmos (75%), mejorar su digestión y el estado de ánimo, después de practicar diariamente durante 3 meses unas 22 poses de yoga? Casi podemos escuchar las risitas y los comentarios incrédulos desde aquí, pero esto no es magia como el anuncio del Herbal Essences, sino un estudio publicado en ‘The Journal of Sexual Medicine’ que dice que la práctica regular de yoga puede mejorar la vida sexual de la mujer, en parte por la mejora de la tonificación muscular de la pelvis y abdomen.

Con un poco de miedo a que nuestras clases de yoga se inunden de personas y necesitemos semáforos para organizar las esterillas en el suelo, queremos hablaros de cómo el yoga y el yogasmo (yoga + orgasmo) puede facilitaros la escalera el séptimo cielo.

Se dice, se comenta, que la práctica hace que líbido y deseo se incrementan considerablemente, el placer durante los encuentros sexuales no hace más que aumentar; se genera también un agudo aumento en testosterona -hormona asociada con el deseo sexual tanto en hombres como mujeres-. Científicos checos han mostrado cómo algunas de las poses del yoga generan picos en la actividad de las ondas cerebrales similares a los que ocurren en personas enamoradas.

El yoga ayuda a ejercitar la musculatura que interviene a la hora de alcanzar el orgasmo, surge de ahí el ‘yogasmo’, una versión picante del yoga centrada en estimular las zonas más relacionadas con el éxtasis sexual cuyo objetivo es trabajar los músculos que rigen los órganos sexuales, con el fin de estimularlos y hacerlos más fuertes.

Aunque no se pregone porque da un poco de vergüenza sentir un orgasmo en plena clase de yoga rodeada de personas y sentirte como el eyaculador precoz de American Pie, no es poco frecuente que esto ocurra, especialmente a las mujeres y en ciertas posiciones. Por un lado, la contracción de los músculos involucrados en el ejercicio puede ayudar a provocar el orgasmo, y por el otro, el estado de la mente en blanco contribuye; y és ésa es una de las claves, ya que una de las cosas que aprendemos a hacer en yoga es precisamente ‘desconectar’: olvidarte de los problemas de goteras con la maruja del quinto, la foto que acaba de subir tu ex con un ligue nuevo en Instagram, el estrés del trabajo y el tirano de tu jefe, la discusión que acabas de tener con tu pareja…

Curiosamente, el orgasmo activa la misma parte del cerebro que el dolor: la corteza cingulada anterior y la ínsula; el placer comienza con una desconexión del cerebro, ya que los impulsos nerviosos que se generan a través del roce de la piel o la estimulación del cuerpo pueden correr libremente hacia los centros de placer en el cerebro y disparar un orgasmo solo en el caso de que la amígdala esté desactivada, centro del temor y la ansiedad de este órgano, principalmente en el caso de la mujer  según la doctora Louann Brizendine.

Si no me encuentro seguro/a con mi pareja o estoy pendiente de todo lo que me queda por hacer al día siguiente, si no soy capaz de encontrar ese confort interno, puedo boicotearme a mí mismo/a; si no sé cómo callar a mi cabeza resultará mucho más complicado apagar el botón de la amígdala que permite que me relaje, excitarme al máximo y conseguir una fuerte erección o disfrutar como Sharon Stone en Instinto Básico, por ejemplo.

La mente es uno de los órganos más poderosos en cuestiones de sexo y más cuando hablamos de disfrutar o tener orgasmos: ayuda a intensificar el placer y alargarlo. La buena noticia es que igual que la mente influye en el estado de tu cuerpo, ocurre lo mismo al revés: tu cuerpo puede influir en el estado de tu mente, el deporte hace que el cuerpo esté más preparado por dentro y por fuera, y el yoga en particular, es uno de los nominados al Oscar en este campo. En cualquier caso, la mejora sexual es sólo uno de los múltiples motivos por los que prácticar esta técnica -y estilo de vida- ancestral.

El origen del yoga se relaciona con el culto al sexo, entendiéndose como un culto a la energía entre lo que destaca la intensificación y potenciación de la energía sexual, pero para ajustarse a la moral imperante de principios del siglo XX, los fundadores del yoga moderno en Occidente trabajaron para remover ‘el estigma tántrico’ y buscaron ‘sanitizar la disciplina’ para su aceptación.

Os animamos a que probéis el yoga -de la mano de un profesor para evitar lesiones- y, en particular, estas posturas o asanas que son los los sexejercicios más estimulantes: la Cobra, el Triángulo, la Torsión Media Espina, la Postura del Gato, el Barco (Navasana), la Mariposa, la Cuna, el Puente, el Ángulo Abierto (Upavistha Konasana), la Postura del Águila (Garudasana), Diosa Dormida (Baddha Konasana), la Guirnalda o Malasaña, entre otras.

Si no os gusta, ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Que se os ponga el culillo un poco más duro?

Los orgasmos espontáneos existen, no son los padres

Todos sabemos lo que es un orgasmo -o eso esperamos-, sin embargo, nuestra idea de la sexualidad suele estar bastante limitada a ciertas prácticas y/o conceptos a pesar de que existen múltiples curiosidades alrededor del clímax sexual que con frecuencia desconocemos.

Por ejemplo, ¿sabíais que los bebés se masturban en el útero? Igual esto no os resulta tan interesante porque a pesar de haber llegado a la época en la que Marty Mc Fly podía volar en monopatín todavía no tenemos un Delorean con el que volver atrás en el tiempo para comprobarlo. Pero, ¿y si os contáramos que es posible conseguir un orgasmo a través de estimular un pezón… O una ceja? ¿O que es posible conseguir orgasmos a través de la imaginación, sin estimulación genital directa? Igual esto sí consigue llamar vuestra atención y conseguir que dejéis de tirar los trastos por whatsapp durante un ratito a ese/a compañero/a de trabajo que os tiene loquitos.

De momento os presentamos a Mary Roach, una escritora que nos trae una de las conferencias más vistas en internet en la que habla sobre el orgasmo al estilo del Club de la Comedia. Ella cuenta en sus libros que hay personas que tienen orgasmos espontáneos o nos explica, entre otras, cómo es posible que haya personas que se corran después de muertos, aunque igual sería más útil enseñarles cómo se consiguen mientras están vivos, especialmente a algunas personas que seguro que más de una tiene en mente ahora mismo, ¿verdad? Pero bueno, ése es otro tema en el que no queremos meter mano hoy, porque hoy es el día de la estimulación sexual… ¡Sin tocar!

Ya a comienzos del siglo XX, el sexólogo Havelock Ellis descubrió que “concentrarse en imágenes sexuales, entre otros estímulos, puede conducir a orgasmos espontáneos en ambos sexos”.  Hablamos de que cierto esfuerzo de concentración es necesario para alcanzar el placer sexual, pero… ¿se puede llegar al orgasmo sin ningún tipo de estimulación? Según estudios como los de la Universidad de Rutgers, en el caso de muchas mujeres los centros del placer que se activaban cuando pensaban en imágenes eróticas eran exactamente los mismos que cuando alcanzaban el clímax; eran áreas cerebrales tan cercanas y que se comunican tan a menudo que parece posible forzar la conexión y llegar al orgasmo a través de la mera estimulación psicológica, con sólo imaginarlo o pensarlo. Es como si te aprendieras las canciones del vecino porque siempre pone la música alta y se escucha desde tu casa. Principalmente los orgasmos espontáneos se relacionan con el sistema nervioso aunque todavía no se puede dar una explicación definitiva.

Así de primeras el concepto “orgasmo espontáneo” seguro que te sabe mejor que los macarrones o la pizza que comes cuando vienes de fiesta a las cinco de la mañana, pero imagina que te ocurre en medio de una entrevista o reunión de trabajo. ¿Suena igual de divertido? Seguro que sí, pero para tus amigos, cuando se partan en tu cara al contarles la anécdota orgásmica del día. De hecho, el “desorden de la excitación genital persistente” condujo por ejemplo al suicidio a Gretchen Molanne, una mujer que llegó a reconocer “sufrir” hasta cincuenta orgasmos al día.

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En definitiva se trata de darnos cuenta de la importante relación entre cuerpo, mente y sexualidad a la hora de disfrutar de un sexo (u orgasmo) pleno y satisfactorio. Son muchas las técnicas que en prácticas como el yoga, la meditación o el sexo tántrico amplifican nuestra potencia e intensidad sexual, despertando una energía o una forma de vivir el sexo hasta entonces desconocida.

Como apreciamos mucho a nuestros lectores y queremos lo mejor para vosotros, y aunque tememos que después de contaros esto haya más colas en las clases de yoga de vuestro barrio que coches atascados en las autopistas de Madrid cada operación salida, la próxima semana os contaremos un poquito más sobre algunas técnicas que ayudan a mejorar el disfrute de tu placer sexual, sólo o en compañía.

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Doctor, ¿qué tengo? «Te has enamorado»

Hace poco decíamos que el enamoramiento es un estado cuasi-psicótico. ¿No nos creéis? Bien. Vosotros lo habéis querido.

¿Recordáis aquella maravillosa película llamada ‘Mejor Imposible’ en la que un destartalado Jack Nicholson necesitaba comprobar que había apagado las luces de su casa siete u ocho veces, se llevaba sus propios cubiertos al restaurante o saltaba como una pulga para no pisar las líneas de la acera?

Esos son ejemplos claros de conductas habituales de una persona con un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC); bueno, pues los estudios dicen que cuando nos enamoramos nuestro cerebro se comporta de una forma muy parecida, como si se tratara de una droga altamente adictiva, ya que se crean vínculos muy fuertes entre el placer y la persona deseada. Ni qué decir tiene si nos acostamos más de tres veces con ella y encima tenemos un orgasmo.

tumblr_n1yzc2IgRp1sjs8yvo1_400El enamoramiento no es lo mismo que el amor, ya que el primero se da de forma más involuntaria y se basa principalmente en la atracción; el amor suele venir más tarde si es correspondido y no te has metido en la friendzone: requiere entendimiento, comprensión, cariño, empatía, compromiso, etc.

El enamoramiento altera nuestra frecuencia cardíaca, nos quita el hambre, el pelo brilla más, la concentración mejora (las 2 horas al día en las que no estás pensando en esa persona), cambia la voz y el tono de la piel, ese dolor de espalda que teníamos se nos olvida y casi nos sale purpurina por los ojos de lo que se sube el autoestima.

Por todo ello, esos primeros momentos de una relación pueden ser únicos, muy intensos, revolucionar la forma de sentir de alguien y provocar que te cases del viaje exprés en París o que seas capaz de dejar tu trabajo e irte a pelar piñas al Iguazú si esa persona te lo pidiera. La forma de reaccionar varía en función de las características de personalidad, la estabilidad emocional y por supuesto, la historia previa de cada persona, que hace que se viva diferente cada vez y vayamos aprendiendo con la experiencia. Estas particularidades hacen que algunos lo vivan de forma más sana, pero que otros lo vivan eufóricos, histéricos, asustados, obsesionados o, completamente tarados (para qué nos vamos a engañar, un 90% ha pasado por ahí alguna vez).

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Todo esto se complica cuando entra el juego “el amor romántico” y nos creemos Romeo y Julieta recitando poemas en el balcón, pero eso os lo contamos otro día, mientras tanto cuidado al haceros “el porro del amor” que engancha. Así que no te cortes, ¿por qué no? Coge lápiz y papel, piensa si es sano lo que te atrae del otro. Trata de aprender de cada persona, de cada experiencia de tu pasado amoroso. Sé sincero contigo mismo y recorre cada rincón para no volver a cometer los mismos errores y ser capaz de querer(te) mejor la próxima vez.

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Gifs: Blanca Brona

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