Los collage nunca pasan de moda y si no que se lo digan a Charis Tsevis, un talentoso artista que ha querido retratar a grandes personajes de ayer y hoy utilizando para dar forma a sus rostros aquellos objetos que los hacen únicos o que los definen.
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Es un maestro del Photoshop y gran amigo de las celebrities. Al menos eso es lo que trata de vender Average Rob, un artista del retoque fotográfico que no ha dudado en colarse en las imágenes más íntimas de algunos de los rostros más importantes del mundo de la política, la música o del cine. En ocasiones para formar parte de su día a día, en otras para ridiculizarles y en otras simplemente para hacerles compañía en sus horas bajas. Sea como fuere, este gamberro del retoque fotográfico está de moda y prueba de ello es su perfil de Instagram, donde ya atesora más de 50.000 seguidores.
Él se protege ante las posibles controversias que sus fotomontajes podrían ocasionar y asegura que “los que siempre critican dirán que es Photoshop”. Quizá no, pero parece improbable que sea compañero de viaje en autobús de Eminem, sea el jardinero obsceno de Katy Perry o asistenta en la casa de Donald Trump. No da a basto y su crítica fotográfica no entiende de colores políticos, gustos musicales o preferencias cinematográficas, ya que cualquiera puede ser víctima de esos jocosos fotomontajes que están conquistando en la red.
Seleccionamos algunos de sus mejores trabajos:
Con políticos:
Con cantantes:
Con actores:
Con estrellas porque sí:

¿Un hipster se nace o se hace? Depende. Hay quienes nacen con ese gen extraño que les empuja a ser modernos en su más amplio sentido de la palabra, ya que lo suyo es usar lo arcaico como si fuese la última tendencia, pero también hay otros que pasan por este filtro urbano por cuestiones ajenas a su propia voluntad. Es lo que les ha sucedido a grande iconos de la política actual y también referentes históricos que han caído en las talentosas manos de Amit Shimoni, un ilustrador especializado en ‘hipsterizar’ a rostros conocidos y que está cosechando no solo buenas críticas, sino también coleccionando millones gracias a la venta de pequeñas reproducciones de sus coloridas creaciones.

Este miércoles la ganadora del Festival de Eurovisión 2014, Conchita Wurst, fue la encargada de dar el pistoletazo de salida a las fiestas del Orgullo Gay en Madrid, que espera congregar a más de dos millones de simpatizantes del colectivo LGTB en las calles de Chueca. Los festejos dieron comienzo con un sonado pitido que desafió los 55 decibelios que el Ayuntamiento estipula como límite de lo permitido. Una forma de hacerse oír que se ha convertido en algo habitual en muchas otras reivindicaciones, más allá de la que ahora nos atañe, y que suele tener a la clase política como principal diana de tanto griterío.
Una forma de aunar ambas cuestiones podría ser la polémica campaña que lanzó la firma Benetton a finales de 2011 bajo el título Unhate. En ella mostraba a diversos líderes políticos uniendo sus labios en armonía con sus peores enemigos. La controversia fue tal que alguno de los carteles que vestían las ciudades europeas tuvieron que ser retiradas pocas horas después de haber sido colocadas, como aquella en la que el Papa Benedicto XVI se fundía en un apasionado beso con un imán musulmán y que no sentó nada bien en el Vaticano. ¿Cómo un Santo Pontífice podría caer en tal desgracia y besar no sólo a su ‘rival espiritual’ sino, además, a otro varón?
Ante tal supuesto desaire –cosas peores se han visto en la Santa Sede–, los responsables de la campaña publicaron una disculpa pública a través de su espacio en Facebook: “Reiteramos que el significado de esta campaña es exclusivamente combatir la cultura del odio en todas sus formas. Por eso, sentimos si el uso de la imagen del Papa y el imán ha ofendido los sentimientos de los creyentes, y para corroborar nuestras intenciones, hemos decidido, con efecto inmediato, retirar esta imagen de todas las publicaciones”. Dicho y hecho. La imagen del beso se dejó de publicar, pero no cesó de circular por internet.
Mucha polémica y algún premio
La de Benetton fue una iniciativa publicitaria que, pese a ser censurada en diversas ciudades, se convirtió en viral y copó numerosos titulares por todo el mundo. Y no era para menos. No es común ver a figuras políticas de primer nivel dando rienda suelta a su lado más gay. Así ocurrió con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, besando al dirigente venezolano Hugo Chávez o el líder republicano chino Hu Jintao; al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu roneando con el presidente palestino Mahmoud Abbas; o la mandataria alemana Angela Merkel intercambiando saliva con el expresidente Nicolás Sarkozy.
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La controvertida campaña Unhate fue todo un acierto al convertirse en viral por ‘sacar del armario’ a los dirigentes políticos y ligarles con sus ‘peores enemigos’. Pero también supuso un éxito rotundo al ganar un año más tarde el premio Grand Prix en Prensa en el Festival de Publicidad de Cannes. La agencia internacional de Benetton recibió este reconocimiento por su capacidad de ir más allá de la página impresa, ampliando su ámbito a diversos medios, y por el mensaje universal que retrataron: “Atraviesa todas las culturas, nacionalidades e incluso religiones… Hace impacto tanto en el corazón como en las tripas y promueve un debate global”. Un objetivo acorde con el que trata de conseguirse durante estos días en Madrid, que se llena de color con las banderas del arco iris que representan la hermosura intrínseca en la diversidad.

El flequillo de Hitler, la poblada barba de Bin Laden o el bigote del rey saudí Abdalá bin Abdelaziz son elementos icónicos que dotan a la imagen de estos líderes de una identidad propia. Identidad que no han perdido tras pasar por las manos del artista digital Saint Houx, quien ha sacado a relucir el lado más queer de los “tiranos” que gobiernan el mundo –o lo hicieron en su momento de gloria- en su serie War drags you out. Un trabajo que le ha granjeado no sólo críticas de personas afines a sus ‘modelos’, sino también amenazas de muerte por parte de diversas organizaciones terroristas. (Pinche sobre las imágenes para ver su transformación).
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Apoyándose en las técnicas de retoque digital, Saint Houx ha dado forma a la clásica y aburrida imagen de algunos rostros conocidos del mundo de la política internacional y líderes espirituales, a los que no procesa un profundo cariño. De hecho, su obra es un intento de explotar su lado más divino y glamuroso, ya que no hay defecto que un poco de maquillaje –a golpe de clic- no solucione, aunque los males del alma son difíciles de ocultar.
Para él, “detrás de un gran hombre, hay una gran reina” y a juzgar por su trabajo parece que no anda del todo desencaminado. Houx relata en su página web cómo mientras disfrutaba de un desfile de moda exclusivo para drag queen se percató de que su “vasta cultura del glamour” difieren muy poco de la labor que llevan a cabo algunos mandatarios políticos o figuras de respetada tradición como la encarnada por el Papa.
En resumen, tanto las extravagantes drags como sus poderosos compañeros fundamentan su éxito en cinco puntos de vital importancia: tener un nombre pegadizo, un traje deslumbrante que los deje a todos boquiabiertos, un peinado único y personal, convertirte en una marca comercial y tener un buen equipo de relaciones públicas que, en el caso de las drags, son sus amigos.
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Así es como el presidente de los Estados Unidos pasa a ser Baricka O’ Bisha; su homólogo ruso Vladimir Putin se calza tacones de aguja del 43 para convertirse en Vladdy Pushin’; o cómo uno de los genocidas más despreciados de la historia como es Adolf Hitler parece ser una inocente florecilla al meterse en la piel de Hitleria Hysteria. También hay espacio para otras reinonas de la talla de Popette Benny (el Papa Benedicto XVI), Madame O’Sane (Sadam Husein), Giorgia Buchette (George Bush), Ossie B’ (Bin Laden) o la hermosa Kimmy Jungle (Kim Jong-il). Vaya elenco de honor para hacer un remake de Priscila, reina del desierto.
Ahora también como muñecas hinchables
Para gustos los colores y si hay quien siente su lívido dar volteretas laterales al pensar en alguno de estos dirigentes políticos también pueden disfrutar de su ‘gemelo’ hinchable. Houx ha visto en estos personajes “objetos sexuales” a los que “necesitamos para cumplir con un cierto placer que no ha sido revelado. Compramos un cuerpo y volamos sobre un líder”, escribe el propio artista en su página oficial, donde muestra tres mandatarios como si muñecas sexuales se tratasen a los que no les falta ni un solo detalle. Eso sí, para no herir sensibilidades a la hora de dar forma a su obra tuvo la consideración de pixelar sus atributos.
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Septiembre de 2009. Museo Metropolitano de Nueva York. El matrimonio más importante de Estados Unidos, los Obama, se citan con sus homólogos españoles, el por aquel entonces presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa Sonsoles Espinosa. Les acompañaban dos jóvenes de tétrico aspecto, pero de inocentes intenciones. Se trata de sus hijas, Laura y Alba, de look gótico, que lograron robar toda la atención que se supone debía centrarse en dos de las parejas más relevantes de la política internacional. La instantánea poco duró en la web oficial de la Casa Blanca. Por deseo expreso del mandatario socialista, esa imagen debía retirarse para preservar la intimidad de sus niñas. Tarde. La foto en pocas horas se convirtió en todo un fenómeno viral y las zapateras en ‘estrellas satánicas’ de la Red.
A pesar de sus sonrientes acompañantes, las comisuras de los labios de las jóvenes permanecen inalterables. Les hace tanta gracia la instantánea, como a los responsables de La Moncloa. Quizá ahora, los cientos de montajes fotográficos que pululan por la Red, fruto del ingenio de ociosos internautas –algunos de ellos con censurable mala leche-, les haga cambiar de idea. Quizá no. Con el Gobierno nunca se sabe. No obstante, desde MalaTinta hemos querido rescatar del olvido estos desternillantes y terroríficos trabajos, con motivo de las últimas informaciones publicadas por Vanitatis en la que, además de informar del cambio de look de las jóvenes, también hablan de la relación laboral de Laura, la mayor de ellas, con la madrileña sala Kapital, donde se encuentra realizando sus prácticas profesionales como realizadora audiovisual. Y es que la primogénita del ‘presi’ también es artista, como su madre, que es una reconocida soprano y eminente flautista.
Ya no son oscuras. Ya no visten de riguroso negro. Y, por mucho que se comentase en la Red, no adoran a Satán o a las artes oscuras, aunque los diversos fotomontajes apunten a esta dirección. Qué malintencionados. Qué divertidos. Les dejamos con una selección de estos montajillos, repletos de sangre, miembros cercenados de sus cuerpos, referencias a la familia Adams y otros monstruos de nuestra iconografía popular y en los que, en la mayoría de los casos, es el matrimonio Obama los que terminan peor parados. Unas auténticas obras de arte de andar por casa, más propias de Halloween que del romanticismo con aroma a merengue que dejó tras de sí San Valentín.
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Perdonad la calidad de las imágenes, pero teniendo en cuenta que la original se eliminó a las pocas horas de publicarse, tan sólo las que fueron ‘robadas’ consiguieron dar su divertido fruto en las redes sociales.