Desde que se impuso el confinamiento, hace más de un mes, la necesidad de moverse parece ser una constante en todos los seres humanos. Acostumbrados a una rutina de movimiento diaria, aunque sólo sea para ir al trabajo, este parón repentino se ha notado a nivel no sólo ya físico, sino también mental. Muchos artículos estos días inciden en la necesidad de una mínima rutina de ejercicios diarios. Mantener activos nuestros músculos, nuestro sistema cardiaco, inmunológico, respiratorio y circulatorio, es un bien que muchas veces no está al alcance de todos. Y las personas que lo pueden hacer son ya, en sí, muy afortunadas.
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En esta ocasión vamos a hablar de la silla Coconut, es un claro exponente del diseño lúdico y divertido tan característico del arquitecto americano George Nelson. En éste artículo la veremos aplicada a numerosos espacios, donde aporta un toque dinámico y alegre que contrasta con la sobriedad y serenidad de algunos ambientes

Sol, verano, playita… ¡y siesta! Si algo simboliza al relax de las vacaciones veraniegas es una buena hamaca donde disfrutar de buena siesta sin la presión de los horarios, de una intensa lectura con el ruido de las chicharras de fondo o de la simple observación de un atardecer mientras cae la brisa.

En anteriores artículos pudimos ver opciones tradicionales en decoración de dormitorios con cabeceros de cama de madera, de tipo textil y con murales artísticos. Hoy vamos a centrarnos en los cabeceros de obra, una alternativa diferente que ofrece nuevas funcionalidades a esta estancia.
Los cabeceros de obra son muretes a media altura superpuestos generalmente a la pared principal de la cama, o integrados en ella según la ocasión, que ofrecen una superficie de almacenaje además de un decoración extra, y que sirven como marco al espacio de descanso. Pueden fabricarse en ladrillo u hormigón, pueden tener un acabado pulido, ser pintados o revestidos en madera, metal o cualquier material que deseemos para darle un acabado más personalizado.
Entre ellos diferenciamos tres modalidades de entre las más habituales, que nos ofrecerán diversos resultados en función del tipo de sensaciones, funcionalidad y estilos busquemos en esta pieza.
Cabeceros de obra simples
Pueden partir de las proporciones normales de un cabecero adaptándose a las medidas generales de la cama, o bien prolongarse de lado a lado del dormitorio. Esta modalidad de cabecero se elige generalmente para integrar la mesilla, los interruptores generales de iluminación y aprovechar el espacio superior para pequeños complementos decorativos.
Cabeceros de obra integrados en pared
Esta otra modalidad se caracteriza por la construcción de un tabique completo, o bien el rebaje de unos centímetros en la profundidad del muro original, siendo solamente aptos en muros gruesos. De este modo creamos un espacio u hornacina de mayor o menor medida que nos permite enmarcar la cama y decorar con libros, fotografías o aquello que deseemos tener a mano. Si optamos por un tabique nuevo podemos incluir en él, la iluminación integrada o exenta para incluir los puntos de luz generales y los de apoyo o luz de lectura.
Cabeceros de obra como separador de espacios
Para diferenciar dos, o incluso tres áreas en el dormitorio, esta opción resulta la más adecuada. Si tenemos una habitación de invitados y queremos incluir un baño o un vestidor en ella, con un cabecero de obra podemos delimitar las distintas zonas creando zonas de intimidad sin tabicar hasta el techo, evitando así la sensación de espacio comprimido.
Éstas son las más modalidades habituales de cabeceros de obra para decorar el dormitorio, os dejamos con una gran muestra de ellos en diferentes estilos que os pueden servir como inspiración si en algún momento os animáis a darle un cambio de aire a vuestro dormitorio.
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Seguimos en temporada de verano con propuestas para disfrutar del aire libre desayunando en la terraza, sentándote a charlar con los amigos o degustando una cena informal a la luz de la luna…
Y es que las terrazas veraniegas son todo un tesoro para quien cuenta con una y como tal deben cuidarse con cariño. Ya sea combinando los materiales adecuados o eligiendo muebles de exterior que potencien la belleza del entorno, el diseño de porches y terrazas es un mundo aparte en decoración de interiores.
A diferencia del diseño interior, en exterior debes elegir materiales que resistan las inclemencias del tiempo (colores que no se dañen con el sol, textiles resistentes al viento y al agua, pavimentos que mitiguen el polvo…) Además, hay que prever sistemas para resguardase del sol en las horas punta o salidas de agua para colocar duchas o mangueras con las que refrescarse o regar la pequeña vegetación decorativa. Si tienes la suerte de disponer de un porche o terraza en tu casa de verano, aquí van algunas imágenes con ideas para decorar este tipo de espacios:
Combina lo moderno con lo rústico
Madera, mimbre o ratán en combinación con mobiliario de líneas rectas y cortes sencillos en tonos blancos o crudos son perfectos para conseguir un ambiente cálido y moderno a la vez.
Pon una hamaca en tu vida
No hay terraza relajante que se precie que no disponga de una hamaca en la que recostarse. Bohemias o minimalistas, vintage o shabby chic, bastan un par de postes o dos ganchos en el muro para disfrutar de ellas.
Un par de tumbonas para tomar el sol (o la sombra)
La tumbona es el complemento o el sustitutorio perfecto para la hamaca: ambas permiten tumbarse tanto para disfrutar del sol como para leer o relajarse a la sombra. Muy decorativas, en este caso el ideal mínimo son dos.
Utiliza cojines de suelo
Los cojines de suelo aportan un aire especial de informalidad y relajación. ¿A quién no le seduce la idea de recostarse en el suelo mientras se toma un aperitivo al atardecer?
Juego de luces y sombras
Toda terraza veraniega cuenta con una superficie techada para resguardarse del sol. Emplea un techo semicubierto que deje filtrar la luz en pequeñas franjas y conseguirás unos efectos espectaculares.
Azul marinero
Si tu terraza está en la costa, prueba a decorarla en tonos azules y blancos, los típicos del estilo marinero, muy habitual en las islas del mediterráneo, desde Ibiza a Santorini.
Viva el color
Si quieres una terraza relajante pero a la vez colorida, opta por estilos como el árabe, lleno de cojines y alfombras estampadas de distintos tonos para darle vida a este espacio.
¿Más inspiración?
Toldos, sombrillas, suaves telas blancas ondulantes, farolillos, muebles de exterior con iluminación incorporada… Todo un mundo de opciones para decorar terrazas veraniegas ideales para relajarse como éstas.

Hoy queremos dedicarle el post a uno de esos elementos que suelen estar presentes en todas las casas y que siempre resultan útiles: los taburetes. Tanto para alcanzar algún objeto demasiado alto como para emplearlo a modo de asiento auxiliar para una emergencia, son elementos de lo más socorridos en cualquier hogar. Sin embargo, bien elegidos, los taburetes también pueden resultar un objeto de lo más decorativo además de funcional.
Los taburetes surgieron como una variante de las sillas comunes para dar servicio como asiento a mesas o superficies de gran altura, desde la barra de un bar a un laboratorio de investigación. Les caracteriza la ausencia de brazos, lo que los hace más fácilmente manipulables, una superficie de asiento algo más reducida pero totalmente funcional respecto a butacas y sillones y unas patas que se prolongan en paralelo al asiento y normalmente a mayor altura, ocupando menor espacio que una silla convencional. De ahí que resulten una buena opción si queremos ganar espacio en nuestras casas.
Existen múltiples variantes de taburetes modernos en cuanto a su estructura, su forma y sus acabados, que se han ido desarrollando con los años para ampliar sus posibles usos y contextos. Veamos las principales características a tener en cuenta para elegir el más adecuado.
Altura
La altura es uno de los factores que más definen un taburete. Por suerte encontramos distintas variantes que se adaptan a la altura de nuestras necesidades: Los altos suelen reservarse para islas de cocina o barras de desayuno; los bajos sirven tanto para mesas de comedor como para zonas de estudio.
Bases y soportes
Existen múltiples opciones de bases y patas para sujetar el asiento de los taburetes, desde el tradicional pie central que nos recuerda a la barra del bar, pasando por los de patas diagonales (con o sin reposapiés), los de tres patas radiales (típicos del estilo escandinavo) o los nuevos diseños de estructura geométrica de estética moderna.
Aunque la elección de la base suele ser una cuestión de estilo, lo más habitual es que recojan todo el diámetro del asiento o un poco más, para proporcionarle estabilidad, especialmente en el caso de taburetes altos.
Respaldo
En su origen, los taburetes carecían de respaldo, pero con los años se han ido acercando al formato silla para encontrar un punto medio entre diseño y ergonomía, creando taburetes de diseño más confortables, ya sea con un mínimo respaldo a directamente de respaldo alto que aporten un plus de comodidad.
Obviamente tienen la desventaja de que no se pueden guardar completamente debajo de la mesa o barra y estéticamente son algo más aparatosos, pero a cambio uno puede sentarse más horas sin que le duelan los riñones 😉
En cualquier caso, la ausencia de respaldo, no está reñida con el diseño, ya que tienen una presencia más sencilla o discreta y estéticamente encajan mejor. Sin embargo suelen emplearse más como asientos de apoyo o elementos de mobiliario auxiliar que siempre podremos trasladar de una estancia a otra, dada su mayor ligereza estética y adaptabilidad, que como elemento permanente, por su relativa incomodidad a largo plazo.
Apilables/ no apilables
En cuestión de espacio el factor probablemente más importante a la hora de elegir un taburete es su apilabilidad, una condición casi imprescindible si contamos con visitas inesperadas a menudo.
Respecto al diseño no siempre podemos esperar el vanguardismo más absoluto, pero a nivel funcional las opciones pueden resultar de lo más originales y nada reñidas con la estética. Existen variantes que combinan la practicidad con un look de lo más atractivo; solo es cuestión de acertar con el estilo.