El mundo de la miniatura es el gran desconocido para una amplia parte del arte. En sí, el término empezó designando a los maravillosos libros ilustrados que surgieron durante la Edad Media en toda Europa y que decoraban las páginas de textos sagrados, en un principio, y profanos, posteriormente, con imágenes de vivos colores y formas delicadas. Los talleres más famosos eran los flamencos que, posteriormente, darían paso a la pintura gótica tan descriptiva, detallada y meticulosa que haría conocida artistas tan importantes como Van der Weyden, Bouts, Memling o Van Eyck.
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Si reproducir con fidelidad personajes, objetos comunes y escenas míticas es ya de por sí una obra titánica, hacerlo en miniatura añade una complejidad aún mayor. Pero todavía se puede ir más allá y sumarle la dificultad del soporte elegido, ya que Dalton M. Ghetti, un carpintero brasileño afincado en Connecticut, talla esculturas en las puntas de carbón de los lápices. “Un día, tomé un lápiz y comencé a tallar su punta. La idea era llamar la atención de la gente hacia las cosas pequeñas. Lo pequeño es hermoso…”, asegura Dalton en su página web.

Existen mundos diminutos en los que la vida cotidiana pasa desapercibida a las miradas de grandes dimensiones, en los que infinitesimales seres viven sus intensos momentos vitales ajenos a nuestros siempre curiosos ojos. Y el fotógrafo William Kass conoce muy bien estos mundos porque es uno de sus descubridores.
Este artista brasileño que plasma su creatividad a través de la fotografía desde hace tan sólo un par de años, según afirma en su web, es el autor de la conocida serie ‘Minimize’, en la que ha ‘revelado’ la existencia de pequeños mundos en los que habitan unos curiosos y secretos moradores que cobran vida bajo su objetivo mientras son sorprendidos en distintas escenas de la vida cotidiana.
Con experiencia en mercados publicitarios y artes visuales, Kass ha sido capaz de recrear estos imponentes escenarios a partir de frutas, vegetales, helados... gracias a una perspectiva perfecta, una luz natural y sobre todo, una gran imaginación y sentido del humor, ya que muchas de ellas representan guiños a escenas de películas archiconocidas.
Esta invitacion a ‘minimizarnos’ tiene dos protagonistas muy distintos: la comida y los objetos cotidianos. De este modo, y con una sugerente creatividad, composición y colorido, Kass es capaz de crear con tan sólo cerillas una muchedumbre expectante que escucha un discurso, la mismísima sabana africana sobre una brocha de afeitar o una montaña rusa con la piel cortada de una naranja.
Sumergidos en unos suculentos ‘viajes de Gulliver’ con distintos sabores, este fotógrafo nos ofrece una nueva perspectiva del mundo. Para este artista, la comida no sólo cumple una función alimentaria sino también artística, como puede comprobarse en otra de sus series dedicada al mundo gastronómico. Basta echar un vistazo a su web para comprobar la creativida de este artista.
Los nuevos mundos que este artista es capaz de crear con diferentes objetos es sumamente original y ofrece infinitas posibilidades. ¿Tienes ganas de explorar universos desconocidos? Minimízate y descubre el maravilloso mundo que te descubre William Kass.