En 1895, Wilhelm Röntgen, mientras investigaba las propiedades de los rayos catódicos, se dio cuenta de la existencia de una nueva fuente de energía hasta entonces desconocida a la que bautizó como radiación X. Un descubrimiento que 6 años más tarde le valió para ganar el Premio Nobel de la Física y que 100 años más tarde se convertirían en pequeñas obras de arte bordadas de la mano del americano Matthew Cox. Y es que, este artista de Filadelfia, utiliza como base para sus impresionantes obras el frío plástico de las radiografías para darlas toda la calidez de los bordados a mano.

Leer más