“Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche”. Sus elocuentes y siempre enigmáticas citas tan sólo permiten vislumbrar fugazmente algunos trazos de la densa genialidad que emanaban de la tinta de uno de los escritores más relevantes del siglo XIX. Sus artificiosas palabras reflejan parte de la sabiduría y de la riqueza verbal que afortunadamente para nosotros dejó plasmada para la posteridad en sus célebres obras Edgar Allan Poe. La huella de este escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense aún permanece imborrable incluso en las más actuales creaciones artísticas de nuestros días a las que claramente aún inspira.
Maestro del relato corto y referente simbólico de la literatura de terror, Poe nació en Boston el 19 de enero de 1809, hace hoy exactamente 205 años. Sin embargo, la relevancia de su legado le permite permanecer fielmente presente en diversas manifestaciones artísticas tanto literarias como plásticas.
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Siempre reflejado con su inseparable halo de tristeza melancólica, son muchos los artistas y creadores que se han inspirado en su misteriosa y enigmática figura. Series como ‘The Following’ que actualiza con extraordinaria naturalidad sus relatos más escalofriantes, tatuajes que rememoran sus creaciones, ilustraciones que exaltan el imaginario de sus claustrofóbicas narraciones o incluso las más originales representaciones de streetart homenajean a diario el genio de este artista literario.
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Precisamente, el nombre de un ilustrador, Harry Clarke, está estrechamente ligado desde 1919 a Poe, ya que fue el encargado de ilustrar en blanco y negro una edición de historias de Edgar Allan Poe reunidas en la colección ‘Cuentos de misterio y de imaginación’ (Tales of Mystery & Imagination). Sus creaciones plasmaron visualmente el carácter tenebroso y tétrico de los relatos del escritor.
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A pesar de su importante contribución tanto a la ciencia ficción como al humor y su impulso a la novela policial como nuevo género – véase ‘Crímenes de la Rue Morgue’- son sin duda sus cuentos de terror lo que más identifica a Edgar Allan Poe. «Nunca más»… esta frase le perseguirá y atormentará por siempre al igual que mortificó en ‘El cuervo’ -con una inquietante imperturbabilidad- al protagonista del que se convirtiera en uno de sus más célebres relatos. Son muchos los creadores que en sus representaciones conjugan la figura del escritor con este exasperante animal posado en el busto de Palas.
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El angustioso despertar en un lugar desconocido donde alguien es el sujeto de una macabra tortura incomprensible, el pánico a ser enterrado vivo, la doble personalidad o el ‘doble fantasmagórico’ idéntico a uno mismo –mito alemán de ‘Doppelgänger’-, son sólo algunas de las ideas que ya plasmó hace dos siglos en sus escritos y que hoy en día siguen inspirando series, películas, historias y relatos. Por este motivo, muchos aseguran incluso que sus textos tan sólo el reflejo de los desequilibrios psíquicos que padeció durante su vida; no hay obra que mejor refleje la psicología de sus autores como la de Poe.
Apasionado por otras disciplinas como la criptografía, Poe cultivó diversos conocimientos si bien fue la escritura la que intentó convertir en su ‘modus vivendi’, sin embargo su prematura muerte, no sin multitud de leyendas que intensifican el carácter misterioso de este escritor, truncó su carrera muy temprano aunque no su influencia. Las macabras historias rubricadas por Edgar Allan Poe siguen resonando hoy en día, una genialidad que merecía al menos este modesto y pequeño homenaje por el aniversario de su nacimiento a uno de los maestros literarios del pasado siglo.
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