Etiqueta: Julia Martínez

¿Cómo te sentirías si tuvieras que comer con un burka?

¿Sabías que países como Holanda o Francia han prohibido el uso del burka en lugares públicos y que llevarlos puede suponer una multa de hasta 405 euros?,¿sabías que el burka puede llegar a provocar enfermedades como glaucoma, ceguera prematura, esclerosis múltiple, obesidad, diabetes, raquitismo, etc..?. Una prenda que en países como Afganistán son de uso obligado como símbolo de respeto hacia sus maridos los que no eligen y los que llegan a pagar por una mujer hasta 7.000 euros. El burka no es una prenda más. No es moda. No es tendencia. No es optativo. No en un país esclavizado, torturado y denigrado por los talibanes que consideran a las mujeres animales a lo que educar.

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«La Bestia»: el tren de la muerte con rumbo Estados Unidos

Estados Unidos, ése país deseado, soñado e idolatrado por miles de inmigrantes de Centroamérica y América Latina que, en su búsqueda por un futuro mejor, se juegan la vida sin importarles el alto precio a pagar. 50 estados conforman el denominado «sueño americano» para el que muchos están dispuestos a morir. Con más de 40 millones de inmigrantes y una frontera con México de 3.000 km, entrar en sus tierras nunca ha sido nada fácil y los habitantes de Tequisquiapan los saben a la perfección. Considerada la ciudad más feliz de México ubicada en el Estado de Querétaro y renombrada como «Pueblo Mágico», pone cara a una de las mayores tragedias del mundo: la crueldad de la inmigración.

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‘Armas de destrucción pasiva’. La realidad de la ciudad más peligrosa del mundo para la mujer

Omar Jerez lo ha vuelto a hacer. El siempre polémico artista ha contado por segunda vez con la también artista del performance Julia Martínez para dar forma a su última intervención. Su primer trabajo conjunto ‘Il corriere della camorra, la que hace tan sólo unas semanas os hablábamos en MalaTinta, en la que desafiaban a la camorra italiana ya nos dejó con la boca abierta. Ahora, bajo el título ‘Armas de destrucción pasiva’ vuelven para denunciar las «misteriosas» desapariciones o feminicidios de Ciudad Juárez, una ciudad sin ley que parece ser invisible ante los ojos del resto del mundo.

30.000 mujeres desaparecidas desde 1970 y cerca de 500 muertes dan forma a la historia de la ciudad más peligrosa del mundo si eres mujer. Una ciudad que ve cómo poco a poco van desapareciendo sus habitantes femeninas ante el terror del resto. Madres que luchan por saber más sobre sus hijas desaparecidas y cuya respuesta son amenazas, el exilio en el paso fronterizo con Ciudad Juárez o la ejecución incluyendo a familiares directos por un sicario. Agentes del F.B.I que se han inmerso en Juárez para investigar los feminicidios, al poco tiempo han sido asesinados. Parece ser que nada se puede hacer para denunciar o poner punto y final a unos crímenes «aparentemente» misteriosos que significan una sentencia de muerte para todo aquél que se atreva a interponerse entre asesino y víctima.

Verdaderas aberraciones cometidas por hombres. Las autopsias de los cuerpos hallados determinan homicidio doloso. Cadáveres de mujeres encontrados que reflejan haber sido violadas en múltiples ocasiones, mutilación del seno extirpado a mordiscos, mechones de pelo arrancados, la mayoría de ellas estranguladas y otras muchas víctimas de un infarto por el pánico. Los feminicidas, como así se les conocen, llevan con ellos a un médico para que las reanime y así seguir violándolas hasta que finalmente mueren por un segundo infarto.

Una realidad verdaderamente espeluznante a la que se enfrentan los juarenses a diario y a la que quisieron hacer frente Omar Jerez y Julia Martínez. Para ello, llevaron a cabo dos performances en una ciudad «llena de cómplices que secuestran , asesinan, torturan y violan a mujeres con total impunidad. Adentrarse en ella es casi un suicidio, ya que indagar sobre esta oleada de muertes y esclarecer qué sucede, te convierte en sospechoso y no eres bienvenido.», nos cuenta Omar Jerez en conversación con MalaTinta.

«Ciudad Juárez está invadida de carteles de mujeres desaparecidas. Con el tiempo, adquieren un elemento decorativo que trasforma el paisaje en rostros con la misma indiferencia que podría ser el nombre de una calle.» narra Jerez. Enfrentándose al miedo, los dos artistas crearon dos carteles ficticios en su conjunto pero con fragmentos de desaparecidas reales con distintas características. Un cartel en el que se mostraba a una chica desaparecida de corte indígena y el otro reflejaba a una chica de rasgos caucásicos. En ambos se especificaba fecha de su desaparición, color de pelo, zona en la que se la vio por última vez, número de contacto y una recompensa económica en caso de dar una pista fiable.

Pero, ¿por qué decidieron usar chicas desaparecidas con rasgos dispares?. «Tanto Julia como yo especulamos que existe un tinte racista en los feminicidios, ya que desaparecen mujeres de escasos recursos, trabajadoras de las maquiladoras, con rasgos similares y un patrón repetido en el procedimiento. Pegamos por el centro de Juárez dos carteles ficticios con rasgos de desaparecidas reales al unísono con José Luis Castillo, que es padre de la niña Esmeralda Rincón Castillo desaparecida el 19 de mayo de 2009, colocando el cartel real de su hija entremezclado con los nuestros, pero nada importaba. Da igual que coloquemos nuestros carteles ficticios o el de Esmeralda Rincón Castillo que es una desaparecida real, la indiferencia, el dedo acusador. Tener una hija desaparecida en Juárez te conlleva a ser acusado de traficante de drogas, ser torturado para que dejes de buscar a tu hija o que te entreguen un hueso cuatro años después que no corresponda a tu hija», declaraba Jerez. Una bizarra rutina para unos padres que viven en la constante duda de qué habrá sido de su pequeña.

Aunque todo pareciera inútil, no se rindieron. Omar y Julia decidieron intentarlo una vez más. En esta ocasión, convocaron a mujeres de Juárez para que leyeran un texto ficticio, basado en testimonios reales que han sucedido anteriormente y que muchas de las madres allí reunidas había sufrido.

«Mi nombre es Marisela Fuentes, el 16 de enero seré secuestrada , me llevarán a una casa para ser violada, torturada y mutilada por 12 hombres.

Mi familia denunciará mi desaparición 24 horas después, pero les dirán que tienen que esperar 72 horas, y les dirán que lo más seguro es que me fui con mi novio o que estoy de fiesta con mis amigos. Pero la fiesta consistirá en que me torturaran hasta la muerte.

Cuatro años después, le entregarán  a mi familia un hueso diciendo que se trata de mi. ¿Cómo es posible que de 204 huesos que tiene el ser humano solo entreguen uno?»

«El mismo día de la performance desapareció una chica en Ciudad Juárez y dos días después la chica apareció asesinada casi calcado al texto ficticio que leyeron mujeres en el centro de Juárez», comenta Jerez.

Una historia de terror. Dolor. Muerte. Pero sobre todo una historia real. De sufrimiento ante la duda de si mañana serás tú o tu hija quién dirá adiós sin decirlo. ¿Puede que todo sea casualidad en Juárez? ¿Puede que todos hagan oídos sordos? De verdad, ¿importa Ciudad Juárez?.

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Performance como deporte extremo

¿Qué motivos les llevan a dos artistas a jugarse la vida con una finalidad artística?, ¿es necesario colocarse temerariamente in situ con cada obra a pesar de las secuelas que pueda provocar?, ¿estamos ante un ejercicio conceptual que aún es difícil de catalogar?

Todos estos interrogantes se generan en la inescrutable rama del arte contemporáneo cuando preguntas por los artistas Julia Martínez y Omar Jerez, considerados entre los más polémicos del mundo según diversas listas.

Para que el lector se haga una idea breve de quienes son los autores os pongo en antecedentes.

  • 2013. Colocan durante tres días a un enfermo de VIH en una galería de arte con el título ‘Un buen día para morir’.
  • 2013. Se trasladan a Donosti, Omar es caracterizado como víctima de ETA y ejecutan la pieza paseando delante de las herriko tabernas simulando llevar un cadáver entre los brazos.
  • 2014. En esta ocasión van a Berlín a encerrarse con 8 neonazis teniendo en cuenta que Omar es de origen judío.

¿Te ha parecido deporte extremo lo hasta aquí relatado?

Espere lector/a que aquí viene el plato fuerte

El 4 de abril del 2015 tuvieron la osadía de trasladarse al mismísimo corazón de Nápoles. durante 43 días para realizar una performance sobre la mafia con el título ‘Il corriere della camorra‘.

Con ayuda de un periodista italiano consiguieron adentrarse en “Scampia”, famoso barrio que ha dado la vuelta al mundo, y no precisamente como guía preferente para turistas por su exquisita gastronomía o monumentos; nombrado por el escritor Roberto Saviano en varias páginas de su libro homónimo ‘Gomorra’, dicho distrito es conocido por ser punto de venta de drogas y tráfico de armas. Omar Jerez y Julia Martínez haciéndose pasar por arquitectos y con la ayuda de un ciudadano civil, que a su vez necesita permiso del clan, ya que exigen información precisa acerca de por qué hay dos españoles indagando en su territorio, logran acceder al mismo como responsables de un libro de arquitectura y así justificar la documentación realizada dentro de dicho distrito dejando constancia fotográfica y audiovisual.

Tras documentarme a fondo sobre dicha acción, mi sorpresa aumentó cuando supe que en los días que permanecieron en Nápoles, días previos a la acción artística acontecieron los siguientes hechos:

Estando en Scampia, un camorrista de 20 años recién salido de prisión, se acerca a los artistas y al periodista italiano que iba con ellos, pide las gafas al periodista, ya que había visto que eran de marca y acto seguido comienza a contarle que un chico que había estado en prisión y compañero suyo de celda había sido asesinado hace dos meses, este dato horrorizó al periodista, ya que no se publicó en ningún medio de comunicación, era desconocido por la opinión pública y natural de la misma ciudad que el periodista. Su acercamiento iba subiendo de tono al “invitarlos” a dar un paseo en “máquina” haciendo alarde del arma que llevaba.

Posteriormente después de su visita a Scampia, en el hotel donde se alojaban, les pidieron cuatro veces el precio de la habitación más un impuesto, todo ello efectuando el pago en metálico como única opción, esto, es lo que la mafia exige a los comerciantes. El llamado ‘pizzo’.

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La empresa que iba a realizar la impresión de periódicos se negó en rotundidad a finalizar ese pedido justo después de la primera prueba de impresión, habiendo aceptado en principio y con la factura realizada, exigieron a los artistas una autorización de un tribunal para seguir adelante con el encargo dejando secuestrado el material en dicha imprenta.

El día que realizaron la performance, que consistía en repartir 6000 periódicos ficticios como si se tratara de una editorial de la propia camorra, se presentaron dos camorristas para saber que eran esas hojas que ponía en portada «Il corriere de la camorra», uno de ellos resultó ser un director de cine y cantante neomelódico (parte folclórica de la camorra, similar a los cantantes de los narcocorridos en México) llamado Genny Fenny asociado a los clanes, defensor sin tapujos de la camorra y director, productor, actor e inventor como él define de un film con el inquietante nombre ‘Sodoma, la scissione di Napoli, en ese momento tuvieron que paralizar inmediatamente la acción.

Omar Jerez - Fotografía: @EFFECTONEVE

Omar Jerez – Fotografía: @EFFECTONEVE

El miedo es un acto reflejo de agrupación cultural que ha servido como elemento de supervivencia para que nuestra especie no desaparezca. Es posible que lo que representa miedo para nosotros, ellos lo materializan mediante el horror denunciado con un ejercicio performativo que invalida el equilibrio para razonar entre riesgo y efectos colaterales, ya que la adrenalina es tan fuerte que la sensación primaria de proteger tu integridad queda anulada.

Il Corriere della Camorra

Il Corriere della Camorra

Tuve la ocasión de visionar la serie Gomorra del año 2014, no confundir con la película de mismo título de Mateo Garrone, basada ambas, en la obra literaria de Roberto Saviano, si algo me genera angustia como simple espectador, es que como bien relata una extensa galería de personajes, todos asimilan como estandarte una sola bandera, la del «business»; bajo las reglas de dicha bandera si es necesario descerrajar de un tiro en la nuca a tu mejor amigo de la infancia para conseguir respeto y que sepan quien da las ordenes. Traicionar a tu hermano para que lo asesinen siendo tú el mismo hostigador y librarte del error cometido como una cuestión de honor también forma parte de su idiosincrasia o por otro lado si tienes que masacrar deliberadamente a veinte personas por el simple hecho de pedir un aumento de sueldo se ejecuta con la mayor frialdad; en ese orden sanguinario establecen sus códigos, con reglas y normas que se acatan sin oponerse. No existe un rasgo de poesía cruda embellecida.

Una muerte representa una situación cotidiana. No hay tiempo para llorar, el insomnio y el cuadro de ansiedad solo llega cuando no facturas más que el otro ‘boss’, la indolencia en las emociones se impone a cualquier rasgo humano, los negocios son lo más importante y Dios se llama dinero.

En este sentido, provoca alarma observar como ejecutan cada planteamiento milimétricamente Omar y Julia, inician un rito donde ellos opositan de legisladores con sus propias normas y se exponen sin chaleco antibalas a bordear lo nefasto, sin importar aparentemente lo que pueda suceder.

¿Existe final en algún momento?

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