Déjenme deciros que el artista que os presento esta semana ‘mola un huevo’. Lo siento, me lo habéis dejado a huevo… Vale, para los pocos a los que no les he caído tan mal y después de estas dos tonterías siguen leyendo, entenderán que las obras de John Lamouranne son dignas de tener un buen par –esta vez los huevos los ponéis vosotros-. Este artista estadounidense de 63 años, procedente de Nueva Orleans, ha encontrado su particular gallina de los huevos de oro o por lo menos ha sabido amasar una buena fortuna vendiendo los infértiles productos de éstas con la ingeniosa idea de caracterizarlos como las celebrities más conocidas del star system internacional.
Desde los duques de Cambridge el día de su boda hasta el mismísimo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, o su homólogo italiano, el controvertido Silvio Berlusconi, han sido inmortalizados en sus huevos. Por favor, que nadie piense mal. También ha sabido captar la esencia de otras estrellas del celuloide como Brad Pitt, Angelina Jolie e incluso E.T., así como cantantes de la talla de Miley Cyrus, en sus años mozos cuando aún mantenía la lengua en su sitio y la polémica a raya, Elton John o Michael Jackson. También reputadas bandas como The Who, The Beatles o The Rolling Stone han pasado por sus magistrales manos a lo largo de su fructífera carrera.
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John Lamouranne, como cualquier artista incipiente, comenzó a decorar huevos de Pascua como hobbie y entretenimiento para su hija. Eso fue hace más de 30 años, tiempo en el que ha perfeccionado su técnica a puntos insospechados, reproduciendo con fiel precisión escenas míticas del cine o espacios de televisión como puede ser el Show de Ellen DeGeneres. Tal y como él mismo relata en su página web, comenzó pintando un huevo para su hija, pero después de tener un inquietante sueño en el que él mismo se convertía en un huevo diminuto pensó que podría sacar provecho a su habilidad. ¡Manda huevos!
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Ahora, para aquellos que no se conforman con los clásicos huevos del Mercadona para hacerse una tortilla francesa, también tienen la posibilidad de adquirir uno de los suyos por el módico precio de 37 dólares los más sencillitos hasta los 300 que alcanzan aquellos más elaborados. Y es que, aunque parezca sencillo esto de pintar esféricos, lo cierto es que todo tiene su troco. En un primer lugar, hay que reconocer que no se tratan de huevos como los que comemos a diario –no más de dos al día según recomendación facultativa-, sino de madera o cerámica para formar los cuerpos y de ganso para sus cabezas.
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