Cuando Friedrich decidió pintar los acantilados de Stubbenkammer, no concibió jamás la idea de que la obra se llegara a convertir en uno de los más conocidos y sus paisajes en los más visitados del país germano. Las rocas cretáceas blanquecinas son inconfundibles en esas latitudes europeas. Tal es así que la cercana Isla de Møn, en Dinamarca, también posee esos acantilados de blanquecina creta que los hacen tan famosos, como lo son al igual las inconfundibles playas de arena blanca y el mar carente de oleaje.  Lo más sorprendente de todo es que, en la parte superior de este agreste conjunto, dominan bosques de hayas y coníferas, como un precioso manto de distintas tonalidades de verdes que se extienden por sus 218 kilómetros cuadrados de superficie.

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Sobre esta escena tan idílica y maravillosa, se sitúan viviendas de verano donde se disfruta tanto del buen tiempo del estío, y tan escaso en estos fríos lugares, como de las actividades al aire libre que se pueden realizar. El arquitecto alemán Jan Henrik Jansen, muy conocedor de estas tierras y  de la belleza del Mar Báltico, decidió poner en marcha la construcción de una casa en la que ha invertido cinco años de su vida. Diferentes roles ha ido desarrollando para poder llevar a cabo esta construcción, desde carpintería, fontanería, decorador, jardinero… que, a su vez, le han dado cierta ventaja a la hora de poder poner sobre el plano las dificultades técnicas con las que se ha encontrado en algunos de sus proyectos posteriores. Incluso ha vivido en este proyecto una vez finalizado para poder comprobar si todos los recursos empleados funcionan a la perfección y se integran en el paisaje en el que se encuentra. Esta experiencia le ha llevado a construir otras dos residencias más para sus clientes en este mismo lugar que, aunque pueda parecer sorprendente, son muy diferentes estéticamente entre sí.

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Birkedal House, o Casa del Valle de los Abedules, es un complejo amalgama de ideas que brotan desde la cabeza de su creador. Para empezar, la planta está formada por nueve estructuras cilíndricas independientes unidas entre sí cuya estructura está realizada en hormigón armado y recubierta al exterior con madera de abedul. El primer guiño hacia el lugar donde se ubica lo vemos en el empleo de madera en el exterior, el segundo en la forma de concha de cada una de las nueve piezas del conjunto y el tercero en cuanto al empleo del blanco en todo el interior. El bosque, el mar y el acantilado quedan así reflejados en esta obra arquitectónica.

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Además, la necesidad con el contacto exterior se observa en el empleo de amplias ventanas en todas las habitaciones. Para el arquitecto alemán, la vida del bosque, los árboles, las nubes, el sol, el aire… son los protagonistas principales en toda la obra y por ello deben estar muy presentes en cada uno de los rincones que conforman la construcción.

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Al interior, la decoración es minimalista y austera. Las paredes albergan unas molduras rectangulares que dan el aspecto de concha y el color blanco es el elemento más importante de todo el conjunto. Los dorados y la madera también están presentes en la decoración.

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Una casa de la que se puede disfrutar en época de vacaciones ya que Jansen la alquila a los visitantes durante todo el año. Y no sólo la casa es una oportunidad inigualable de disfrutar de las ventajas de la arquitectura y diseño daneses, si no al mismo tiempo de un lugar incomparable, donde se respira tranquilidad y armonía, donde se contempla una naturaleza idílica y serena a la vez que se practica deporte al aire libre. Todo un paquete vacacional en pleno Mar Báltico.