Es complicado definir qué se debe pintar o qué técnica se debe utilizar hoy en día. La frescura, originalidad y la creatividad son herramientas fundamentales para que un artista pueda sorprender y, de eso sabe mucho el artista que os presentamos hoy. Edgar Plans licenciado en historia del arte y maestro autodidacta de la pintura y el dibujo ha sabido encontrar su sitio en el complicado mundo del arte.
Cuadros que llaman la atención por la originalidad que emana en cada pincelada o brochazo. Una obra divertida que juega al doble sentido entre lo infantil y la crudeza social.
Muchos artistas tienen una formación mayoritariamente técnica. Tú, sin embargo, estudiaste Historia del Arte. A pesar de la frescura de tu estilo, ¿cómo crees que te ha influido haber hecho esa carrera?
El ser Licenciado en Historia del Arte no repercute en mi trabajo. Es un complemento, una especie de base de datos, conocimientos de otras tendencias, épocas y artistas que son la base del arte contemporáneo. Nunca he entendido que para pintar o desarrollar una vocación artística se tenga que estudiar una carrera. Eso lo aprendí de mi padre. Nunca estudió cómo escribir una novela. El arte o la inquietud por crear se lleva dentro. Estuve únicamente dos años en el taller de José María Ramos entre 1995-97, donde aprendí las técnicas básicas de la pintura. Hoy en día conozco muchas técnicas que he aprendido por necesidad, por accidente o por propia evolución en mi trabajo. Investigas en tu taller y las ajustas a tu medida. Mucha técnica y teoría previa –en mi opinión respecto a mi trabajo- ante un lienzo en blanco es contraproducente –incluso más que el desconocimiento total-. Limitan o acotan la imaginación, lo espontáneo, la sorpresa, el accidente… en resumen, filtran y definen en exceso tu idea. Se dice que cuantas más técnicas conoces de más recursos dispones. Es verdad, pero en su mayoría, los artistas a adornar innecesariamente. Un ejemplo puede ser un músico que a una bella y sencilla melodía la adorna de virtuosismos para demostrar su dominio y técnica, rompiendo con ello la esencia de la pieza, su pureza.
Has comentado alguna vez que le das mucha importancia a la constancia, el esfuerzo y las horas de trabajo en el taller, pero por otro lado dices que admiras la manera de pintar directa, espontánea y libre de los niños. ¿Cómo conjugas ambas cosas?
En el trabajo como artista –si, digo trabajo, porque yo vivo de lo que realizo y dedico mi tiempo por completo a crear,
siendo mi fuente de ingresos y no una mera afición- hay que ser constante. Tienes que ser tu espectador más crítico y exigente. Hay que saber romper las cosas que no valen, perder el miedo a errar porque de los errores saldrán futuros aciertos al evitarlos antes de que se repitan. Dedico muchas horas a mi trabajo en el taller. Pero la mente siempre está trabajando dentro y fuera del estudio a tiempo completo.
Admiro el trabajo espontáneo y directo. Pero eso es la acción de plasmar la idea físicamente sobre un soporte. La creación de la idea en la cabeza que va tomando forma y sentido, no es espontáneo, no se sabe el tiempo que necesita. Puedes pasarte 10 días frente a un lienzo en blanco desarrollando la idea y ejecutarla luego en una hora. El trabajo previo a la ejecución, en el mercado del arte, no se valora es su justa medida. El valor de la pieza se mira según su tamaño y soporte, algo medible. Las obras de formato pequeño me resultan más difíciles de desarrollar, me llevan mucho más tiempo y no se valora ese esfuerzo.
Tus cuadros y dibujos, con una factura y temática muy infantil, triunfan entre los adultos de tu generación. No sabemos si has tenido oportunidad de oír la opinión de algún niño. ¿Cómo reacciona el público infantil ante tus obras?
Las obras tienen una primera impresión de ser infantiles por la frescura de sus trazos, el empleo de vivos colores o el empleo de iconografías o personajes de animales sencillos. Pero en realidad los adultos los vemos con otros ojos ya educados a temas sociales o medioambientales que nos rodean. En algunas obras trato temas de denuncia como el abuso, la violencia, la contaminación… con este tipo de iconografía de carácter infantil. Quiero dar cierto sentido de esperanza a los problemas que represento mediante el empleo de colores alegres y vivos en temas fríos y tristes. Los niños en cambio no ven la idea en su conjunto. Se divierten viendo los detalles y anécdotas que se encuentran por el lienzo.
La verdad es que me gusta ver como se divierte un niño frente al lienzo. Pero también me gusta ver que espectadores adultos y grandes coleccionistas entienden el significado de la pieza y conectan con mi idea o sensibilidad respecto a un tema.
- ‘Encontrándose’ – Edgar Plans
- ‘Mantequillo vs Margarino’ – Edgar Plans
La mayoría de los creadores pasan por un proceso de evolución hasta que alcanzan un estilo más o menos “definitivo” por el que son reconocidos. ¿Crees que has llegado ya a ese punto o sigues buscando tu identidad como artista?
La vida de un artista se resume en una constante búsqueda.
Nunca me paro a pensar en mi estilo –de hecho me cuesta definirlo, ya que no sé por dónde empezar-. No me gusta que un artista se acomode a una fórmula que le funcione por el mero hecho de vender una obra. He tenido series de obras que han tenido mucho éxito pero aun así me he escapado de repetirme, de quedarme en un estilo o tema que me encasille. Nunca hay que pensar en crear una obra para vender. Simplemente hay que crear una obra con la que te sientas satisfecho contigo mismo, ya que, la obra la realizas para tí. El mercado del arte es muy traicionero. La misma obra puede ser un completo éxito o tener un total rechazo dependiendo en que vagón del tren te metas o en que parada dentro del mundo del arte te bajes.
El estilo se va haciendo o formando de manera inconsciente. Se van cogiendo pequeños recursos o detalles de cada trabajo anterior que vas añadiendo a recursos nuevos. Esto hace que las obras mantengan la misma esencia aunque a primera vista no se vea. Yo creo que por eso un estilo que te defina nunca termina de encontrarse mientras sigas trabajando. Eso es lo bueno del arte. Siempre hay una ventana abierta o una bifurcación en el camino que puedes tomar completamente inesperada.
Lo bonito de mi trabajo es llegar al estudio, ya que nunca sabes que va a pasar entre tu y tu obra.
Por tu cronología profesional habrás vivido de lleno el giro hacia el digital, la expansión de Internet y las redes sociales,… ¿cómo crees que estos cambios han afectado a las artes plásticas? ¿Cómo te encuentras en estos medios?
Estamos en la era digital y lógicamente se tiene que reflejar en el arte. Son recursos completamente válidos. A día de hoy no les encuentro sentido en mi trabajo pero nunca los descarto. La tecnología me encanta, al igual que los artistas digitales pero, como en todas las disciplinas del arte, no todo vale.
Veo necesario el uso de redes sociales para poder mostrar y compartir tu trabajo desde el taller al resto del mundo. Me gusta el Instagram, me encanta la fotografía y soy un aficionado a ella. A su vez me permite mostrar ilustraciones que no se exponen en mis galerías. El Facebook y el Twitter los uso como herramienta de trabajo. La gente que te sigue en las redes sociales quiere ver cosas y te demanda mantener una vía de información constante y actualizada. A su vez en las redes sociales también tienes que mantener un estilo o perfil que se identifique con tu trabajo. La verdad, son necesarios pero llevan mucho tiempo y a veces los tengo descuidados porque dedico el tiempo a pintar.
En el mundo actual, en el que conviven tantas tendencias no hay un “arte oficial” existe mucha más libertad creativa, pero también mucha más libertad de opinión. ¿Hasta qué punto te afectan las críticas o los juicios de los expertos –o no expertos-?
Las críticas cada vez me afectan menos. No te pueden determinar tu manera de trabajar. De una misma obra puedes llegar a recibir miles de críticas completamente diferentes. A veces no comparto lo que dicen los “expertos” ya sea bueno o malo. La mayoría de las opiniones se basan en la obra expuesta, la obra terminada y no en el proceso de creación de la misma. Para mí el proceso es indispensable conocerlo para llegar a comprender la obra – la obra puede llegar a ser el propio proceso y no el resultado-.
Yo no pinto para gustar o que me entienda todo el mundo. Trabajo de la manera más sincera conmigo mismo y evito que los comentarios me afecten.
¿En qué proyectos estás inmerso actualmente y cuáles son los próximos sobre los que nos puedas hablar?
Actualmente estoy inmerso en una serie de nuevas piezas que se expondrán en la galería Cornión, Gijón, en el mes de junio. No puedo adelantar más para que sea una sorpresa. Son un nuevo giro a mi obra. Estoy muy contento y motivado con estas piezas. Pero antes de esta exposición y durante el año estaremos presentes en diferentes ferias internacionales de la mano de mi galería Marita Segovia de Madrid y de Miquel Alzueta de Barcelona. Que les agradezco enormemente que siempre cuenten conmigo para sus proyectos internacionales.
- ‘Guacamole’ – Edgar Plans
- ‘Soap’ – Edgar Plans