La remota isla de Japón ha practicado siempre un carácter un tanto aislacionista con el resto del continente asiático. La peculiaridad de su geografía, formada por cuatro islas volcánicas en constante actividad, hizo que hasta que no tomara contacto con sus países vecinos no asimilara conceptos artísticos, estéticos y filosóficos ya desarrollados y extendidos que luego supo reinterpretar y adaptar con total maestría. Sólo hay una manifestación escultural que es característica de esas latitudes y que fue creada y desarrollada por los japoneses: la cerámica.