Los visionarios siempre han sido considerados personas cuya inteligencia y obras nunca fueron entendidas por sus contemporáneos. Su visión más allá del momento presente en el que les tocó vivir fue considerada como algo propio de un loco o de alguien que no tenía los pies en la tierra. Craso error. Si un Leonardo da Vinci no hubiese recogido a través de sus dibujos la anatomía humana, acudiendo a morgues donde podía ver in situ todo el interior humano, muchos avances médicos no podrían haber llegado. Es por ello que estuvieron ocultos durante tanto tiempo, debido al miedo que suscitaba la Iglesia por considerar como herejía aquel tipo de “curiosidad” que iba más allá de lo considerado humano y más propio de lo divino y, a su vez, de que fuese considerado como un loco o un demente por aquel interés por la realidad interior del individuo. Al mismo Bosco se le tachó de visionario por aquellas pinturas un tanto extrañas y proféticas que llevaba a cabo en su Flandes natal y que simplemente conjugaba la realidad de aquel momento, con el significado de los sueños y la simbología pagana un tanto oculta para los profanos. Sea como fuere, todo aquel que se ha salido de lo normal ha sido apartado de alguna manera por la sociedad de su tiempo e incluso, en muchas ocasiones, descalificando su trabajo. ¿Qué sería de la ciencia actual sin los conocimientos de un Tesla, o de la aviación sin unos hermanos Wright, o de la pintura sin un Salón de los Rechazados? La historia no sería la misma. Por eso hoy, queremos recoger unas líneas sobre esas mentes privilegiadas y adelantadas a su tiempo que han sabido plasmar a través de la arquitectura su visión del futuro.

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En el año 1983 el arquitecto Chris Wilkinson marcó un antes y un después con su proyecto para el Hospital Maggie de Oxford. Su afán por innovar y explorar una nueva dirección en el campo de la arquitectura le puso en contacto con Jim Eyre junto al cual llevó a cabo esta obra. La creatividad conceptual y el detalle del diseño técnico están presentes en todo el conjunto, de ahí que el concepto constructivo de “casa de árbol” se manifieste en su necesidad de interrelacionar el paisaje exterior con el espacio interno del edificio, a través de áreas de relax, información o terapia. Todo ello contribuye al bienestar de los enfermos y trabajadores del centro y a un mejor cuidado de los mismos. Una innovadora propuesta que sigue dando unos resultados muy positivos.

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En la ciudad de Hiroshima, en Japón, se encuentra una de esas estructuras que llaman la atención desde un primer momento. Situada en un complejo hotelero de lujo de la ciudad nipona, la capilla Ribbon es un prodigio de la arquitectura gracias a la labor de Hiroshi Nakamura, su creador. Como si se tratase de dos líneas independientes, las dos estructuras en forma de escalera van formando un elemento helicoidal ensamblado entre sí hasta llegar la parte superior donde se encuentra un mirador. Desde este punto se puede observar una preciosa vista del paisaje, muy en consonancia con la filosofía de respeto a la naturaleza y de integración en el medio. Al interior, una planta circular permite acoger hasta 80 personas en su interior y la estructura acristalada que conforma los vanos que quedan al descubierto dan la luminosidad necesaria que se complementa con un óculo en la parte superior. Todo un ingenio de la arquitectura realizado en madera, titanio, cinc y cristal.

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El futuro de la historia se encuentra representado en el edificio del Museo de Historia Natural de Shanghai, en China, obra de la firma Perkins+Will. La fachada en sí ya es un compendio de elementos naturales a través de la pared celular decorada con cristales que representan la estructura de una célula vegetal y animal. La más sorprendente es la pared norte donde las piedras que la conforman emulan el movimiento de la tectónica de placas así como un cañón natural que se van erosionando sus caras por la fuerza del agua. Al interior se pueden encontrar todo tipo de dinosaurios y piezas arqueológicas del país. Lo mejor del conjunto lo constituye el tejado con hierba natural que permite un alto en el camino al visitante.

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Uno de los estadios de fútbol más modernos que se han construido en los últimos años es el Hazza bin Zayed, en la ciudad de Al Ain en Emiratos Árabes Unidos. Pattern Design ha sido el encargado del diseño y construcción de este edificio que alberga la sede de uno de los equipos más importantes del país árabe. La inspiración del complejo llegó a través de un elemento abundante en el país: la palmera. Una geometría fractural y una tecnología paramétrica consiguen crear el efecto fractal que emula este árbol frutal. El interior llega a albergar hasta 25.000 espectadores que, gracias a un sistema de refrigeración pasiva, consigue mantener una temperatura confortable para aliviar el calor sofocante de esas latitudes. Tecnología y diseño se aúnan para permitir la vida aún en condiciones difíciles.

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Por último, uno de los edificios más adelantados a su tiempo será el Copper Canyon Cocktail Bar, no sólo por su diseño sino también por su ubicación. Tall Arquitectos es la firma que va a realizar un bar de copas en lo alto del Cañón del Cobre, un acantilado en México que supone todo un desafío para sus constructores. El diseño propone dos plantas: una superior donde se ubicaría una piscina y una terraza, y una inferior donde se situaría el bar propiamente dicho. El suelo de esta planta inferior tendría un suelo acristalado que permitiría ver la cascada de Basaseachi. Todo un desafío constructivo para crear un lugar que sólo unos cuantos valientes serán capaces de disfrutar.