En la parte trasera de Les Abattoirs, Museo de arte moderno de Toulouse, los bailarines Virginia Uva y Cesar Agazzi se enganchaban en el suelo en una de las poses más sensuales del tango. En el mismo momento los últimos rayos de sol se deslizaban justo por debajo del arco. Todo estaba milimétricamente calculado. El encuandre era perfecto. Al apretar el botón, el fotografo francés Haze Kware sabía que su idea de la foto ideal se había hecho realidad.

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