El arquitecto español Daniel Zamarbide nos ha dejado a todos de piedra, y nunca mejor dicho. En la ciudad de Ginebra, se levanta un proyecto que lleva por nombre la “Casa del señor Barrett”. Inspirándose en la película The Servant (1963), protagonizada por James Fox y Dirk Bogarde, tanto el interior como el exterior de dicho proyecto parece seguir la enrevesada trama de este drama inglés.
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Desde hace un tiempo el gintonic se ha convertido en el cóctel de moda del que todo el mundo presume en cualquier acto social que se precie. Ya es, sin lugar a dudas, uno de los combinados más populares de nuestro país, dejando atrás el típico ron cola o vodka limón. El gintonic ha alcanzado incluso la categoría de fenómeno sociológico, ya que es digno de estudio cómo una bebida que lleva en las bares y restaurantes españoles desde hace décadas ahora sea de lo más selecto que uno pueda llevarse a la boca en una noche de fiesta. Quizá, la culpa de esto lo tenga el cuidado proceso de preparación que hay que llevar para que, después de un trago, uno quede más que satisfecho.
Tal es su éxito que, según datos publicados por la consultora Nielsen, la venta de gintonic en España ha sido la gran protagonista de bares, restaurantes y hostelería durante la crisis. En concreto, el pasado año la demanda de tónica creció un 2,2% y un 2,1% la de ginebra. Eso sí, el aumento de consumidores y su sofisticación ha llevado a que un gintonic considerado un auténtico arte.
Por norma general la mayoría de los errores se cometen a la hora de preparar el perfecto combinado suelen ser siempre los mismos y residen en el hecho de que no se pone cuidado en los detalles, que al final resultan decisivos. Para evitar esta mala praxis, la legendaria marca de destilados y espirituosos Rives ha realizado un listado de aquellos puntos clave que no debemos pasar por alto a la hora de realizar un buen gintonic. Aquellos detalles que comienzan a conocerse como ‘los siete pecados capitales’ y que son:
1. Un mal vaso lo estropea todo.
La ginebra es un destilado aromático y buena parte de su éxito reside en que pueda expandirse junto a la tónica para ofrecer sus mejores matices gustativos y aromáticos. En España hace dos décadas se usaba el vaso de tubo para los combinados. En un vaso estrecho la ginebra no es capaz de abrirse y mostrar todas sus posibilidades. Por ello, se recomienda degustar el gintonic en una copa balón o, en su defecto, un vaso ancho.
2. Nunca caliente ¡Por favor!
Aunque es recomendable que la ginebra esté fría, no es esencial. Lo que es importante es que el vaso coja frío al añadir el hielo. La clave está en que el gin se mantenga el máximo tiempo a la menor temperatura posible. Se deben dejar los cubitos en la copa al menos unos minutos y escurrir el agua sobrante antes de servir la ginebra y los botánicos. Método que será de agradecer más si cabe de cara a los meses de verano.
3. Esencial, hielo compacto y de calidad
En ocasiones hay locales de gintonic que despliegan una gran parafernalia respecto a la calidad de la ginebra y la tónica, sublimes cáscaras de cítricos, botánicos selectos y copas de cristal fino y un largo etcétera que llega a marear. Pero si uno desea alcanzar la excelencia realizando este combinado tan especial no debe pasar por alto la calidad del hielo. Es preferible el cubito compacto y macizo, ya que mantendrá el frío durante más tiempo sin deshacerse. Imprescindible usar hielo de agua de calidad, no del grifo ya que el cloro perjudicaría el sabor y por un detalle tan nimio no merece la pena echar a perder una copa tan deliciosa.
4. No descuides los botánicos y triunfarás
Cada ginebra está formada por botánicos diferentes que confieren sabores y aromas característicos. Por ejemplo, la Rives Special Súper Premium Tridestilada tiene en el enebro gran parte de su éxito internacional, mientras que la Rives 1880 Ginebra Mediterránea Premium goza de un marcado toque mediterráneo a lavanda y tomillo. Por eso es esencial acompañar cada tipo de ginebra con su botánico adecuado o con su fruta ideal. El objetivo es aromatizar el gintonic. Para ello es fundamental liberar los aceites esenciales de los botánicos o de la fruta, que se encuentra en la cáscara. En caso de duda, siempre apostar por los cítricos. Se recomienda deslizar una corteza de un limón verde bien lavado, por el borde de la copa; a continuación, doblarla suavemente sobre el hielo con la idea de perfumarlo.
5. No te pases con el gin
Si lo que buscas es embriagarte con la bebida de moda mejor bebe dos gintonic bien realizados que uno muy cargado. Desde la citada casa de ginebras recomiendas componer nuestro combinado con una parte de ginebra y dos partes y media de tónica. Después, mezclar ligeramente con cucharilla de cóctel. Los bartenders modernos añaden diversas frutas como fresas, frambuesa, incluso caña de canela, y esto está siendo acogido por todo el mundo como el Spanish Gintonic. No es el clásico, pero no hay nada que objetar.
6. El zumo y la pulpa para el desayuno
Durante años a algunos combinados se le añadía una chorrito de limón para potenciar su sabor y esa práctica se ha trasladado equivocadamente al gintonic. Echar limón exprimido o un trozo de fruta con pulpa elimina el carbónico de la tónica y, con ello, las burbujas, restandole fuerza. Así que, si buscas zumo y te pierde la pulpa de los cítricos, resérvalo para el desayuno y no en tu copa.
El último de los pecados capitales también tiene mucho que ver con la burbuja. En ocasiones, a la hora de servir se lanza de golpe la tónica sobre la ginebra y los botánicos. Al hacerlo, el carbónico tiende a perderse y con él buena parte de su éxito, que no es otro que ese sabor burbujeante. Con verter la tónica pausadamente sobre la pared del vaso es suficiente, aunque la manera más profesional de hacerlo es usar una cucharilla mezcladora que dará vida a las burbujas y logrará el efecto deseado de unir destilado y refresco.

Si nos pusiéramos a buscar la mayor variedad de ginebras, la ruta más lógica nos llevaría a Londres, a Nueva York, quizás a Barcelona. En esta lista el nombre de Palencia sonaría, como poco, desconcertante. Pero The Lemon Society ya está cambiando esta configuración. El bar que Javier San Segundo, economista de 35 años, puso en marcha en 2009, ¡quiere el título! Para conseguirlo, de entrada hacen falta muchas botellas de gins. Sin olvidar una buena selección de tonics. Los últimos números van por encima de 370 y no paran de subir. La Biblia de los records, la Guinness todavía no ha dado su veredicto. The Lemon pretende hacer la solicitud oficial después del verano.
El surtido de novedades se hace cada vez más complicado. Javier compra las nuevas botellas durante sus viajes o por internet. Sale de detrás de la barra, desaparece por unos minutos y vuelve con una botella con la advertencia “No se abre”, escrita a mano. Es una de las dos botellas que quedan en el mundo de una edición limitada de 209, la única empresa que produce ginebras kosher/cumplen las leyes de nutrición judías/. Una de las “presas” más deseadas de este cazador de gins sería Nolets, la ginebra más cara del mundo que solo se vende en EEUU. Mientras, Javier nos va preparando mezclas con nombres de ginebras imposibles: Sikkim fraise, Hooghoudt n67, Nordes, Monkey 47 (contiene nada menos que 47 botánicos). Pero allí no se acaba el arsenal. Más de 50 tónicas desfilan en las estanterías, haciendo cualquier mezcla posible.
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The Lemon nace como un referente de la cultura Clubber, “en la forma de vivir la noche y de ayudar a morir al día”. En sus inicios la tendencia de las ginebras va viento en popa, igual que la crisis. La “Lemon áctitud”(con acento sobre la a) apuesta también por la música en directo, la gastronomía y un descarado marketing y relaciones públicas para colocar a Palencia en el mapa turístico de una manera más sofisticada y divertida.
La clara apuesta por el arte se nota en los refrescantes murales con los que se topa cualquiera que va a los servicios. Unos murales realizados por el artista Iván San Martín por encargo del estudio de publicidad XY. Un proyecto que consiguió el Oro en la categoría de Diseño Gráfico en los premios de Castilla y León de Publicidad del año 2010. Los carteles de los eventos salen de la factoría de la autodidacta Virginia Bilbao y su By Vir-B Cartelería. Transcurrido un año desde la primera colaboración con esta palentina, licenciada en historia del arte, The Lemon decidió exponer todos sus carteles. Estos encajaron a la perfección en el ambiente, entre popular y vanguardista, y se ganaron quedarse como parte de la decoración. El bar ha organizado concursos de relato breve y sonetos y también de fotografía bajo el lema “alegría, felicidad y buen rollo”. Pero aquí lo más importante siguen siendo las ginebras. Otra cita importante antes de acudir a los Guinness es Ginmotive, el I Salón Internacional del Gin y sus complementos los días 4 y 5 de junio en Madrid, donde están invitados.
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Para el final de la visita, ya a altas horas de la madrugada, Javier nos ha reservado el gin-tonic con la ginebra más cara en The Lemon. Es la Zuydam, 20 años de barrica, 35 euros la copa y 350 la botella. Está claro que en la lucha por el preciado título de “el bar con más ginebras del mundo” van a rodar cabezas. ¡Y botellas!