El festival BBK Live 2016 que se celebrará del 7 al 9 de julio en el recinto de Kobetamendi en Bilbao presenta, en su undécima edición, Basoa (bosque en euskera) una nueva forma de acercar la electrónica al público a través de una experiencia en la que, según la nota de prensa, se tratará de fundir la música de baile con la naturaleza. Un espacio dedicado a artistas y DJ’s nacionales e internacionales que se suman a un cartel de ensueño. El nivelazo es espectacular: Four Tet, Pional, Erol Alkan, Joe Goddard de Hot Chip, Floatin Points en su versión dj, Horse Meat Disco, Âme, Tim Sweeney, Red Axes, Agents of Time, Marc Piñol & Hugo Capablanca con su nuevo proyecto CPI, Undo, Fort Romeau, JMII, Jeremy Greenspan & Borys y Abu Sou.
Veremos qué nos depara esta nueva aventura a través de los elementos naturales del norte del país que nos proponen sus organizadores. Mientras tanto los abonos siguen a la venta aquí.
A las 12 del mediodía se ha hecho público todo el palmarés de la 48 edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya.
Los miembros del jurado acompañados de Ángel Sala, director del festival, hacían públicos los ganadores en una rueda de prensa en la que no ha faltado expectación. A continuación podéis ver el palmarés.
SECCIÓN OFICIAL COMPETICIÓN
MEJOR PELÍCULA: The Invitation (Karyn Kusama)
PREMIO ESPECIAL DEL JURADO: The Final Girls (Todd Strauss-Schulson)
PREMIO MEJOR DIRECCIÓN: S. Craig Zhaler por Bone Tomahawk
PREMIO MEJOR INTERPRETACIÓN FEMENINA: Pili Groyne (Le tout nouveau testament)
PREMIO MEJOR INTERPRETACIÓN MASCULINA: Joel Edgerton (The gift)
PREMIO MEJOR GUIÓN: The Final Girls (Todd Strauss-Schulson)
PREMIO MEJOR FOTOGRAFÍA: Demon (Marcin Wrona)
PREMIO MEJOR MÚSICA: Turbo Kid (Anouk Whissell, François Simard y Yoann-Karl Whissell)
PREMIO MEJORES EFECTOS: I am a hero (Shinsuke Sato)
PREMIO MEJOR CORTO: The will all die in space (Javier Chillon)
GRAN PREMIO DEL PÚBLICO: I am a hero (Shinsuke Sato)
PREMIO JURADO JOVEN: Turbo Kid (Anouk Whissell, François Simard y Yoann-Karl Whissell)
PREMIO A MEJOR DIRECCIÓN NOVEL: The survivalist (Stephen Fingleton)
PREMIO MEJOR PELÍCULA DE LA CRÍTICA: Bone Tomahawk (S. Craig Zahler)
SECCIÓN ORBITA
MEJOR PELÍCULA: SPL2 A time for consequences (Soi Cheang)
MEJOR DIRECCIÓN: Slow West (John Maclean)
PREMIO ESPECIAL DEL JURADO: The taking of Tiger Mountain (Tsui Hark)
SECCIÓN PANORAMA FANTASTIC
MEJOR PELÍCULA PANORAMA DOCUMENTA: Lost Soul-The doomed journey of Richard Stanley’s Island of Dr. Moreu (David Gregory)
PREMIO DEL PÚBLICO: El eslabón podrido (Valentín Javier Diment)
SECCIÓN NOVES VISIONS
MEJOR PELÍCULA NOVES VISIONS ONE: Anomalisa (Charlie Kaufman)
MENCIÓN ESPECIAL: Men & Chicken (Anders Thomas Jensen)
MEJOR CORTO: Disco Inferno (Alice Waddington) EXAEQUO Formas de jugar (Gemma Blasco)
MEJOR PELÍCULA NOVES VISIONS PLUS: Anabel (Antonio Trashorras)
MENCIÓN ESPECIAL: Lovemilla (Teemy Nikki)
FOCUS ASIA
MEJOR PELÍCULA: Veteran (Ryoo Seung-wan)
ANIMA’T
MEJOR PELÍCULA: Miss Hokusai (Keiichi Hara)
MEJOR CORTO: Voltaire (Jan Snoekx)
MENCIÓN ESPECIAL CORTO: The Orchestra (Mikey Hill)
MIDNIGHT XTREME
MEJOR PELÍCULA: Bound to vengeance (José Manuel Cravioto)
MÉLIÈS D’ARGENT, BLOOD WINDOW, BRIGADOON, PHONETASTIC Y 365FILM
MEJOR PELÍCULA EUROPEA: Le tout nouveau testament (Jaco Van Dormael)
MEJOR CORTO EUROPEO: Graffiti (Lluis Quílez)
MEJOR PELÍCULA BLOOD WINDOW: Los parecidos (Isaac Ezban)
MEJOR CORTO BBRIGADOON: Caradecaballo (Marc Martínez Jordan)
MEJOR CORTO PHONETASTIC: Blackout (Sylvain Certain)
PREMIO SITGES 365 FILM: Caradecaballo (Marc Martínez Jordan) EXAEQUO Zero (David Victori)
El séptimo día de Sitges ha sido el día por excelencia de las películas dispares. Comenzábamos el día Schneider vs. Bax, la nueva película del director de Borgman (Alex Van Warmendam) el relato gira entre un asesino a sueldo y un escritor que intentará sobrevivir a las inesperadas circunstancias en las que ambos se ven inmiscuidos. Scheneider vs. Baxmantiene muy dignamente una trama de enredo negrísima que aunque peca de tener un final no todo lo sorprendente que podría, está muy bien llevado.
También hemos tenido oportunidad de ver la francesa La dame dans l’auto aves des lunettes et un fusil, película que pese a tener una buena base, termina desmoronando su propio argumento por un exceso de explicaciones que, si me lo permiten, son hasta ofensivas para el espectador. No hacía falta aquel croquis con puntitos. Tampoco aquella voz en off. Lo mejor de la película: Freya Mavor, que además de ser pelirroja -esos seres mitológicos que habitan nuestro planeta- lleva unas gafas muy chulas.
Pero hoy toca hablar más en profundidad de la que para nosotros ha sido la revelación, la joya del festival, al menos hasta lo que llevamos de él. Muchas de las películas exhibidas en Sitges venían precedidas de grandes festivales como Cannes, Toronto o San Sebastián en España y el ‘hype’ por verlas era bastante considerable; algunas decepcionaron, otras superaron las expectativas. Pero dicen que cuando esperas poco y recibes mucho, el efecto es doble. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido con The Final Girls, una película de la que se esperaba cero y que sin embargo ha proporcionado dos horas muy meta plagadas de guiños ochenteros, de carcajadas, de excesos, de oda al ‘slasher’ y de críticas directas al puritanismo de los años 80.
Max es una joven que acaba de perder a su madre, actriz años atrás reconocida. Max es invitada a la proyección de una película ‘slasher’ protagonizada por su madre, y al intentar escapar de un incendio en la sala de cine, ella y sus amigos acabarán metidos dentro de la pantalla de cine, literalmente dentro de la película. Con este punto de salida, The final girls viene camino de convertirse (yo ciertamente lo pienso) en la The cabin in the Woods de esta edición de Sitges, con ciertos matices, claro.
La cinta, dirigida con maestría por Todd Strauss-Schulson y protagonizada por Taissa Farmiga (American Horror Story) es una perfecta conjunción de elementos del ‘slasher’ aunque quizá con algunos toques demasiado naif y de factura sexual bastante relajada: es posible que el espectador más fan del género eche de menos ciertos elementos erótico-festivos tan característicos del ‘slasher’, pero lo cierto es que en contraposición nos encontramos con una maravillosa crítica al supuesto puritanismo bajo las tiendas de campaña made in 80’s. Así que en fin, aceptamos barco felizmente.
En The final girls, la inteligencia radica en la autoparodia por un lado y, por otro, en la aplicación y uso del concepto de metacine. Metacine no solo en el hecho de los protagonistas entrando literalmente en la película de los 80, sino que va mucho más allá traspasando los códigos del género y creando un lenguaje cómplice entre film y público, un público que a estas alturas de película ya se verá venir los tiros y los estará esperando con los brazos abiertos. Parodia, porque si bien los personajes de los años 80 tienen estereotipos pertenecientes a la época, también los contemporáneos obedecen a unos cánones preestablecidos del cine de género actual, y la mezcla de todos ellos es un bombazo absoluto. El chorreo de gags y elementos recuperados y colocados en la cinta no lo desvelaremos aquí porque bien merecen ser descubiertos por quien vea la película. Sólo os aseguramos una cosa: la carcajada.
Hemos abierto el quinto día de festival con la mejor película con la que podíamos hacerlo.
Es imposible pasar de puntillas ante lo que es Youth, ante lo que significa, ante lo que plantea, y también ante la forma en que lo plantea. Como es habitual, Sorrentino presenta una imagen potentísima, unos encuadres perfectamente milimetrados, una fotografía exquisita, todo ello conforman los elementos de un todo prácticamente perfecto, idílico al menos en la apariencia: ese balneario en los Alpes Suizos donde se dan cita los protagonistas de su película. Youth se mueve entre el efectismo de la imagen preciosista y la imperfección de los unos personajes protagonistas apáticos, perdidos. Y así, entre diálogos verdaderos y situaciones entre lo cómico y anodino, el combo ganador del director nos la vuelve a jugar y esta vez va directo al alma.
Paolo Sorrentino es un gran explorador del paso del tiempo. Ya lo vimos en La Grande Bellezza, y lo hemos vuelto a vivir en una versión más cruda en Youth. El director sigue explorando su visión de la decadencia y de la pérdida (desde la pérdida de la juventud, hasta la de un ser querido o hasta la pérdida de la propia memoria). Decadencia y pérdida, dos conceptos ligados a esa juventud que da título a su nueva película. Michael Caine da vida a un compositor de orquesta ya retirado que pasa sus días en un balneario de lujo en la montaña. El lugar es todo lo idílico que podría ser, tanto por su situación como por sus cuidados, así que allí, además de acudir personas ya retiradas, acuden todo tipo de personajes de las altas esferas –esos por los que parece que el tiempo jamás pasa- en busca de simple descanso o de inspiración, como es el caso del personaje interpretado por Harvey Keitel, un director de cine algo cascado, con porrones de películas exitosas a sus espaldas y, sin embargo, con un grupo de jóvenes guionistas bajo el brazo para ayudarle escribir su nuevo exitazo cinematográfico. Ambos hombres comparten sus días en el balneario, además de sus alegrías (porque las tristezas no se cuentan entre amigos), resulta que también son consuegros y además de todo eso, comparten cierta apatía hacia la vida, o al menos hacia lo que les quede de ella. Ambos personajes se encuentran en ese último tramo de sus vidas, el final, el tramo en el que ven pasar los días y sus vidas se resumen con poco, si es que acaso son capaces de recordar algo de ellas.
El director napolitano ha decidido pasar de los dobles sentidos y esta vez ha ido directo. Posiblemente el escenario escogido para ello sea excesivamente pomposo, razón de ser para que el directo exponga el sentido que para él tiene la juventud: belleza, vida. Desde aquellos Alpes suizos hasta el pasado más lejano de Fred Ballinger (M.Caine), Sorrentino repite su discurso acerca de los arrepentimientos y de las decisiones tomadas en el pasado. En Youth se habla de la juventud como una distancia corta, tan corta como que sólo se es capaz de asimilarla cuando ya no la tienes encima y tan corta como que en realidad depende no del paso del tiempo, sino del estado de ánimo, a lo que cada uno se lleve consigo de cada momento vivido. Pese al pesimismo que inunda el relato, Sorrentino deja una puerta abierta, en esa última secuencia en la que hemos de asumir que sí se puede superar el pasado, sí se puede mejorar y sí se puede ser feliz, siendo poseedores de la preciada juventud, o no.
Y tras la sorpresa de Youth nos topamos con una película australiana con estrellazas en el cartel y poco más. Con Strangerland, Kim Farrant nos presenta un drama que también alude a la pérdida como mal desencadenante del desequilibrio familiar. Nicole Kidman y Joseph Fiennes encabeza un reparto con unas interpretaciones bastante solventes y que son casi lo único que sostiene a una película que si bien tiene cosas muy positivas, termina por deambular entre lo increíble y lo vergonzoso en algunas secuencias. La película tiene un buen potencial pero que se ha desaprovechado.Strangerland acaba siendo un telefilm de manual que da para el aprobado, y poco más. Pero lo que más pena nos da de todo: su fotografía, totalmente desaprovechada, con todo lo que tiene para dar la aridez australiana.
Pero Sitges te da lo mismo que te quita, y tras la pseudo-decepción de Strangerland tuvimos que toparnos con Endorphine, que nos despertó del todo el cerebro. El interesantísimo relato de André Turpin sobre el tiempo y su linealidad es sin duda una de las sorpresas del festival. Ya nos avisaba el director durante la presentación de la película de que era mejor tomársela como una experiencia, como un sueño, dejar que te inundase y disfrutarla. Lo cierto es que la onírica propuesta nos ha tenido 90 minutos descolocados y es siempre es bien.
Continuando con la buena letra del día, aterrizamos en la sala para ver lo nuevo de Hou Hsiao Hsien: The Assassin. Algunos entraron en la sala pensando que iban a ver mamporrazos a diestro y siniestro, y se dieron de bruces contra la realidad con el primer plano de la película: dos burros durante un minuto más o menos. The Assassin no es una película fácil, no es por supuesto para un público mayoritario, pero bien es cierto que relata virtuosamente la historia de su asesina protagonista, Yinning, a la que le encargan secretamente acabar con una vida. Pero Yinning, además de asesina tiene unos códigos morales a los que tendrá que responder. Hou Hsiao Hsien ha hecho de su película algo absolutamente impactante, espectacular y totalmente abrumador. El uso que el director hace del color y el aprovechamiento de los espacios naturales es con diferencia lo mejor que vamos a ver en todo el festival, a nivel de fotografía estamos seguros.
Otra película que no es para todos los públicos y que fue nuestro último visionado del día: Cemetery of Splendour, de Apichatpong, que en dos horas de metraje mezcla sueños, con realidad con crítica política y se queda tan ancho. La película a pesar de todos sus silencios –que son muchos- aporta risas (de verdad) y si esto o la vida que desprenden todos sus personajes no basta para apreciarla, definitivamente debemos recomendar que se haga un esfuerzo por atender a otras pequeñas grandes cosas, pues la película tiene un plano final tan demoledor que desmontaría a la propia grúa que en él aparece.
Cuarto día del festival y las ojeras empiezan a tener que taparse con cemento armado. Hoy ha habido un poco de todo, trastorno por amor en Goddess of Love, animación japo en Miss Hokusai, y sexo en 3 dimensiones en Love 3D, a la que hoy vamos a dedicarle la totalidad de la crónica porque bien lo merece.
Despertamos el tercer día en Sitges con un golpe directo al alma. Charlie Kaufman lo ha vuelto a hacer. Siete años después de su último título (Synecdoche New York), el guionista de películas como Adaptation se ha lanzado al mundo de la animación –para adultos, eso sí- con un relato acerca de las relaciones humanas y la manera que tenemos de entablarlas. Un relato que va directo al corazón, una película verdadera, necesaria y sin duda alguna de obligatorio visionado. El título en cuestión es Anomalisay relata el viaje de negocios de Michael Stone a la ciudad de Cincinnati. Su estancia en el hotel en el que se aloja se ve iluminada por una mujer, Lisa, una mujer diferente a todas las demás personas y que hace a Michael perder la cabeza. No en vano, Charlie Kaufman nos presenta a todos los secundarios de la película como un igual (voces iguales, personas físicamente muy parecidas), hasta que entra en escena Lisa, destacando entre todos lo demás. Michael y Lisa mantendrán una relación de una noche en este hotel que curiosamente se llama Frégoli (síndrome por el cual los enfermos creen que todas las personas que les rodean tienen exactamente la misma identidad). Anomalisa es, además de un stop motion técnicamente espectacular, una historia de esas que te retuercen, de esas que duelen por todas las verdades que dicen, ni más ni menos. Y es que no mentimos si os decimos que saldréis de Anomalisa anímicamente destrozados, pues es una de las cintas más pesimistas de los últimos años. Un canto al amor fou, al amor que te hace perder la cabeza, al amor intenso y pasajero, al amor con final anunciado, a lo momentáneo y también a todas las consecuencias que puede acarrear un único momento – EL momento- por mínimo que sea. Porque ya se sabe, lo importante no es la cantidad sino la calidad. Y cuando la calidad es buena, la fecha de caducidad duele.
Y parece mentira, pero Sitges es así: de repente te están apedreando el alma en el sentido más espiritual del mundo, como tan pronto estás viendo a alguien ser apedreado de verdad. Y así mismo pasó: de Anomalisa nos fuimos a Baskin. Error mayúsculo. El director turco Can Evrenol dirige este film gore que comienza con un suspense maravillosamente bien llevado para convertirse en su segunda mitad en un “sangre por la sangre” sin sentido alguno. Su extrañísimo montaje sin ninguna coherencia y una banda sonora absolutamente atronadora terminan de hacer el trabajo para que uno salga de la sala no sabemos si más espantado o confundido por lo que acaba de ver.
Tampoco lo pasamos nada bien con The Hallow: demasiados bichos para tan poco guión. Una tensión construida a partir de bombillas encendidas 24 horas y palos de hierro no podía sostenerse demasiado tiempo. Subtramas desligadas de la historia principal y sin sentido (y además sin resolver, claro) bebés del vecino que aparecen y desaparecen con un chasquido de dedos y al son del guión que más calienta y, en definitiva, bastante poca coherencia en general durante todo el metraje. Una petición: por favor, que alguien prohíba YA las escenas donde mediante el flash de una cámara de fotos vemos cómo se acerca el enemigo.
Suerte que siempre hay en Sitges alguna que otra pieza de esas que te hacen salir de la vorágine de ficción en la que vivimos durante el festival. Y ayer era la ocasión de ver el I am your father, película sobre David Prowse, el actor que dio vida a Darth Vader en las películas de Star Wars. Un documental muy, muy interesante al que posiblemente le sobre presencia del director en pantalla y algo de esa música a veces manipuladora, pero que ningún fan de la saga galáctica se puede perder. Nunca habíamos tenido tan cerca a David Prowse, sobre todo porque LucasFilms no nos dejó… Y es que Darth Vader fue, es y será el máximo villano, pero también la máxima víctima, de la saga de Star Wars.
Y tras litros de sangre, frikis de Star Wars y un duro golpe emocional, llegamos a la proyección de The Boy. Basada en un capítulo de una novela, la película retrata las idas y venidas de un pequeño en su niñez, viviendo solo con su padre en un motel de carretera que para más desgracias, va fatal de clientela. The Boy es una película basada en un relato corto de Clay McLeopold Champan (The Henley Road Motel), que nos muestra pausadamente el proceso de lo que ocurre en la mente del pequeño Ted para acabar convirtiéndose un asesino en potencia. La película retrata de una manera contundente los condicionantes que influyen en el pequeño y que van activando clics en su cerebro. The Boy nos deja varias escenas totalmente espeluznantes, algunas de ellas serán de las más contundentes que veremos en el festival: solo diremos que esa rabia contenida del pequeño va desde el maltrato animal hasta cosas mucho peores. La película es solo una parte de la trilogía que será y que mostrará las partes más importantes en la forja de la mente de un asesino en serie: los 9, los 14 y los 18 años. ¿Acaso alguien no pensó durante la proyección de The Boy, que estábamos asistiendo a la precuela del aquel enfermo del motel que creo Hitchcock?
Parece que fue ayer cuando correteábamos por Sitges en busca de una entrada para Under the skin, What we do in the shadows, The babadook o It follows, pero esta época del año ya casi ha llegado de nuevo y la que escribe, no puede tener más ganas de la nueva edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.
Esta misma semana se hacía pública la programación y, como ya viene siendo un hábito, hay un poco de todo. Cintas radicales del género, otras más light, otras que sorprenderán y otras que pasarán desapercibidas (esperemos que las menos).
La programación de la sección Oficial Fantàstic Competició contará con propuestas de nacionalidades emergentes en el cine del género, como el film turco Baskin, de Can Evrenol que apunta a ser un festival del gore en toda regla, también estará presente el cine estadounidense con lo nuevo de Sean Byrne (The Loved Ones) y su film The Devil’s Candy, relato sobre posesiones satánicas. El toque –extra- de originalidad puede ponerlo Bone Tomehawk, de S. Craig Zahler, un western reconvertido en una película de terror protagonizada por dos líderes de generaciones: Kurt Russell y Matthew Fox. Macbeth, la nueva película de Justin Kurzel, que une a Michael Fassbender y a Marion Cotillard bajo un mismo objetivo, también se estrenará en las pantallas sitgeras. Aún nos queda por saber si alguno de estos dos pesos pesados del star system hará acto de presencia en Sitges.
Esta sección también acogerá otros filmes como The Final Girls, de Todd Strauss -¿se convertirá su protagonista, Taissa Farmiga, en una “amiga” del festival?- ; Demonde Marcin Wrona, sobre el hallazgo de unos huesos humanos en el terreno de la futura casa de una pareja; Journey to the Shorede Kiyoshi Kurosawa, un relato fantástico sobre una viuda que perdió a su marido en el mar, o la danesa What we become, de Bo Mikkelsen, acerca de un brote mortal de gripe y el aislamiento total de una familia por intentar evitarlo. Apichatpong también aterrizará este año en Sitges con su Cemetery of Splendour, que ya viene con el hype subidito desde el pasado festival de Cannes y que por fin tendremos oportunidad de ver en nuestro país.
Películas como The Boy (Craig MacNeill), Endorphine(André Turpin), y el nuevo título de Alex van Warmerdam, ganador del año pasado con Borgman, Schneider vs. Bax, se suman a las películas ya anunciadas hace algunas semanas: Love, de Gaspar Noé; Victoria, de Sebastian Schipper; Green Room, de Jeremy Saulnier; The Gift, de Joel Edgerton; Turbo Kid, de François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell; Yakuza Apocalypse: The Great War of the Underworld, de Takashi Miike; Life, d’Anton Corbijn; Le tout noveau testament, de Jaco Van Dormael, o Last Days in the Desert, de Rodrigo García, entre otros.
También sabemos ya qué películas serán las encargadas de inaugurar y clausurar el festival: en la clausura, se proyectará la películaInto the Forest, un thriller protagonizado por Ellen Page y Evan Rachel Wood, que narra la vida de dos hermanas que intentan sobrevivir en un futuro apocalíptico en el que un apagón masivo indica el fin de la humanidad. La obra inaugural corre al tanto del director Robert Eggers, The Witch, que ya se alzó con el premio a mejor dirección en el pasado festival de Sundance y entusiasmó a crítica y público por partes iguales.
Como ya es habitual, el festival ofrece también otros géneros que sin ser fantástico, conviven con él, la sección Oficial Òrbita proyectará thrillers como La prochaine fois je viserai le coeur, original título protagonizado por Guillaume Canet; o la comedia británica The Legend of Barney Thompson, dirección e interpretación de Robert Carlyle. Por su parte, la sección Oficial Especials, mostrará la última aventura de los Monty Phyton, Absolutely Anything; también pasará por esta sección lo nuevo de Paolo Sorrentino, Youth, que viene precedida del éxito que maravilló a la crítica: La grande bellezza.
La películas más transgresoras del festival se darán cita en la sección Noves Visions, reestructurado en dos grandes bloques: One y Plus. La sección One proyectará lo más nuevo de nombres reconocidos del panorama internacional: aquí se incluirán películas como Anomalista, de Charlie Kaufman, cerebro detrás de algunas de las grandes películas de Spike Jonze; o Cosmos, de Andrzej Zulawski, recientemente galardonada en Locarno. Por su parte, Plus, recogerá títulos que servirán para dar a conoce nuevos talentos: ojo a Der Nachtmahr, que promete ser una de esas películas que, para bien o para mal, no olvidas.
Fantàstic Panorama recogerá por su parte las películas más independientes, mientras que Documenta dará a conocer trabajos de no ficción sobre el género. Aquí se proyectarán películas imperdibles para los fans del sci-fi como Dark Star – HR Giger’s World sobre el “padre” del Alien.
Anima’t como ya es habitual proyectará las propuestas de animación más llamativas de la actualidad y, por su parte, Midnight X-treme hará las delicias a los más nocturnos del festival con su terror independiente.
No faltará tampoco el mejor cine asiático a mansalva (con otra de Cannes, por cierto –The Assassin-), ni el ya mítico Sitges Clàssics, que este año cumple su 20 aniversario. Aquí se rendirá homenaje a la película Seven, de David Fincher, cuya temática protagoniza el cartel de festival en esta edición. Edición que por cierto gana una sala (la antigua sala Tramuntana) Sí. Lo sabemos, ya era dificil organizarse con tres salas + Brigadoon, y ahora veremos cómo nos organizamos con las películas divididas en cinco salas…
Pero ni una sala más ni una sala menos nos quitan la ilusión. Sitges ya está oficialmente a menos de un mes. El próximo lunes empezamos a hacer la parrilla de visionado para que no se nos escape nada. Las entradas salen a la venta cuatro días después, el 18 de Septiembre a las 12 de la mañana.
Y sabemos que está mal repetirse, pero vamos a empezar la cobertura del festival como la acabamos el año pasado: ¡LARGA VIDA A SITGES!