A menos de un mes su apertura, la 49ª edición de Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya ya tiene a punto su programación completa: 200 títulos que incluyen interesantes propuestas del cine fantástico. Del del 7 al 16 de octubre, este festival reunirá lo mejor del cine fantástico, rendirá homenaje en su sección Sitges Classics al universo trekkie, en conmemoración del 50 aniversario de la saga, ofrecerá una pequeña muestra retrospectiva del cine fantástico soviético entre las décadas de los 50 a los 70 y otorgará un Gran Premio Honorífico a Christopher Walken… toda una agenda repleta de actividades, encuentros y citas en torno a uno de los géneros cinematográficos más atractivos.
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A pesar de que esta edición del Festival de Sitges va llegando a su fin, aún siguen apareciendo joyas de esas que recordaremos en años venideros. Da gusto madrugar para ir a ver cine, y mucho más gusto si además es buen cine. Tangerine, una película pequeñísima sólo con 3 personajes protagonistas (dos transexuales y un taxista) que bebe de películas como Spring Breakers para acabar convirtiéndose en un divertido y a la vez duro relato acerca de un paisaje desolado, el de la vida de los protagonistas. Los dos transexuales, se ganan la vida con la prostitución mientras que el taxista recorre las calles llevando a todo tipo de gente de aquí para allá, soportando situaciones incómodas la mayor parte de su jornada laboral. La película está rodada con un teléfono móvil, en una decisión tomada no sabemos si por falta de presupuesto o por aportarle una personalidad totalmente única a la película. Y tenemos que decir que sea como sea, lo consigue. Una ciudad como Los Ángeles, ciudad totalmente impostada y falsa, marcada por las apariencias y no por las realidades, donde la gente tiene antes un cochazo que un techo bajo el que vivir, es el cuadro perfecto para situar la historia que aquí se nos quiere contar. Tangerine es una película de asalto, una película callejera, pero con una vida que les falta a muchas otras películas con millones de presupuesto. La cinta demuestra que con muy poco se puede hacer buen cine si se tiene clara la historia. La tragicomedia es el arma empleada por Sean Baker para transmitirnos a la perfección una historia de soledad extrema, igual que la soledad de Los Ángeles: la soledad en la que viven las personas que pasan su vida en las calles. Bravísimo por Kitana Kiki Rodriguez y Mya Taylor. Dos diamantes en bruto a los que debería ser obligatorio escuchar mantener una conversación al menos una vez en la vida.
De la clase más baja a la más alta, Life, la cinta que relata parte de la vida de James Dean y la relación surgida entre él y el fotógrafo de la revista Life, Dennis Stock, responsable de haberle hecho algunas de sus fotos más icónicas. El director Andre Corbijn nos muestra un pasado temporal cinematográfico que se nos antoja como algo demasiado lejano y un James Dean que, creemos, no merecía una interpretación tan apática pese a la introspección y la timidez que definía al actor y su pseudo-tendencia a la depresión. En el film de Corbijn todo parece estar en constante quietud, helado, como la nieve que baña el paisaje y Jimmy Dean parece estar demasiado absorto en sus pensamientos, al menos demasiado como para que lleguemos a empatizar con él. La cinta tampoco da para avanzar muy frenéticamente, pues relata un episodio concretísimo de la vida del actor y, como todo lo que puede aportar una simple foto, nos quedamos a medio camino de intentar conocerle un poco mejor.
También hoy ha sido el día de Angelica, film de Mitchell Lichtenstein que ya aterrizó en Sitges hace ocho años con Teeth y ahora vuelve a hacerlo con una película protagonizada por Jena Malone en el papel de esposa y madre en la época victoriana. No es que la película no explote un tema interesante, que lo hace, es que su ‘topic’ deja de tener interés en el momento en el que el giro por querer aportar un tono original a la película, se come absolutamente toda coherencia que pudiera haber en el guión. Así, un film que pretendía transmitir la opresión sexual de la mujer se nos convierte en algo tedioso, repetitivo, soporífero y definitivamente poco atractivo para un espectador que vaya buscando terror, suspense o una visión de la opresiva época victoriana. Para los que busquen risas igual sí.
Risas. Precisamente, y a pesar del tema que trata, de eso está llena High-Rise, la nueva película de un Ben Wheatley totalmente desatado. Bajo las inestimables máximas de la novela de James Graham Ballard, Wheatley dirige la vida de todo un enorme rascacielos, repleto de personajes tan pintorescos como representativos. Tom Hiddleston interpreta al Doctor Robert Laing, el nuevo inquilino del rascacielos que plantea Wheatley, donde las clases sociales existen verticalmente y se manifiestan en la distancia que separa cada piso del suelo. En el rascacielos se suceden las fiestas y los derroches, el lujo ochentero cañí inunda los altos pisos; mientras que en los primeros pisos aún no llega la electricidad.
Podríamos decir que el rascacielos de Ben Wheatley se divide en dos partes: una primera parte donde se reconoce un registro más pausado y una segunda donde el caos y la revolución imperan sobre la tranquilidad y el conformismo de la sociedad de clases que se nos presenta en la película. Y es que High-Rise no solo nos introduce en un mundo de sociedad corrupta, ambiciosa e interesada, sino que además nos lanza un mensaje directo en forma de caos infinito: – “pensad si algo de lo que ocurre en la cinta os suena del mundo en el que vivís”- No de la misma forma que ocurre en la película, pero la respuesta es ciertamente un SÍ rotundo. High-Rise es una película importantísima que bien merecería un caso de estudio, si bien por lo pronto se postula como película de culto de cara a los años venideros. Y nosotros, mientras tanto, seguimos esperando a que nos llegue la electricidad.

El séptimo día de Sitges ha sido el día por excelencia de las películas dispares. Comenzábamos el día Schneider vs. Bax, la nueva película del director de Borgman (Alex Van Warmendam) el relato gira entre un asesino a sueldo y un escritor que intentará sobrevivir a las inesperadas circunstancias en las que ambos se ven inmiscuidos. Scheneider vs. Bax mantiene muy dignamente una trama de enredo negrísima que aunque peca de tener un final no todo lo sorprendente que podría, está muy bien llevado.
También hemos tenido oportunidad de ver la francesa La dame dans l’auto aves des lunettes et un fusil, película que pese a tener una buena base, termina desmoronando su propio argumento por un exceso de explicaciones que, si me lo permiten, son hasta ofensivas para el espectador. No hacía falta aquel croquis con puntitos. Tampoco aquella voz en off. Lo mejor de la película: Freya Mavor, que además de ser pelirroja -esos seres mitológicos que habitan nuestro planeta- lleva unas gafas muy chulas.
Pero hoy toca hablar más en profundidad de la que para nosotros ha sido la revelación, la joya del festival, al menos hasta lo que llevamos de él. Muchas de las películas exhibidas en Sitges venían precedidas de grandes festivales como Cannes, Toronto o San Sebastián en España y el ‘hype’ por verlas era bastante considerable; algunas decepcionaron, otras superaron las expectativas. Pero dicen que cuando esperas poco y recibes mucho, el efecto es doble. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido con The Final Girls, una película de la que se esperaba cero y que sin embargo ha proporcionado dos horas muy meta plagadas de guiños ochenteros, de carcajadas, de excesos, de oda al ‘slasher’ y de críticas directas al puritanismo de los años 80.
Max es una joven que acaba de perder a su madre, actriz años atrás reconocida. Max es invitada a la proyección de una película ‘slasher’ protagonizada por su madre, y al intentar escapar de un incendio en la sala de cine, ella y sus amigos acabarán metidos dentro de la pantalla de cine, literalmente dentro de la película. Con este punto de salida, The final girls viene camino de convertirse (yo ciertamente lo pienso) en la The cabin in the Woods de esta edición de Sitges, con ciertos matices, claro.
La cinta, dirigida con maestría por Todd Strauss-Schulson y protagonizada por Taissa Farmiga (American Horror Story) es una perfecta conjunción de elementos del ‘slasher’ aunque quizá con algunos toques demasiado naif y de factura sexual bastante relajada: es posible que el espectador más fan del género eche de menos ciertos elementos erótico-festivos tan característicos del ‘slasher’, pero lo cierto es que en contraposición nos encontramos con una maravillosa crítica al supuesto puritanismo bajo las tiendas de campaña made in 80’s. Así que en fin, aceptamos barco felizmente.
En The final girls, la inteligencia radica en la autoparodia por un lado y, por otro, en la aplicación y uso del concepto de metacine. Metacine no solo en el hecho de los protagonistas entrando literalmente en la película de los 80, sino que va mucho más allá traspasando los códigos del género y creando un lenguaje cómplice entre film y público, un público que a estas alturas de película ya se verá venir los tiros y los estará esperando con los brazos abiertos. Parodia, porque si bien los personajes de los años 80 tienen estereotipos pertenecientes a la época, también los contemporáneos obedecen a unos cánones preestablecidos del cine de género actual, y la mezcla de todos ellos es un bombazo absoluto. El chorreo de gags y elementos recuperados y colocados en la cinta no lo desvelaremos aquí porque bien merecen ser descubiertos por quien vea la película. Sólo os aseguramos una cosa: la carcajada.

El día de ayer era difícilmente superable: Youth, Cemetery os Splendour, The Assassin y Endorphine nos dejaron maravillados. Hoy ha sido un día duro con mucho que ver pero además ha sido el Día Oficial de Michael Fassbender en el Festival de Sitges; sí, me lo acabo de inventar, pero es que el actor tiene dos películas en cartel y hoy se han proyectado las dos. Nos hemos quedado de momento a las puertas de Slow West, pero de la que sí os podemos hablar es de Macbeth, la adaptación del texto teatral de Shakespeare que lleva el mismo nombre.
Justin Kurzel dirige a unos sobresalientes Michael Fassbender y Marion Cotillard en esta adaptación de una de las obras más conocidas de literato inglés. Bajo un profundo análisis para adaptar los diálogos de la película y un perfecto control del color, Kurzel ha conseguido parir una adaptación ambiciosa, potente y muy bien estructurada. Destaca la manera tan lógica en la que se incluyen los pasajes fantásticos del libro en la película (como las apariciones de las proféticas brujas): todos ellos ocurren como otro pasaje cualquiera, con el único indicativo formal que es esa neblina blanca que inunda los espacios. Justin Kurzel ha conseguido una potentísima puesta en escena, plenamente teatral, en la que mucho tienen que hacer los paisajes escoceses, y muchísimo tiene que ver la abrumadora labor de fotografía (a cargo de Adam Arkapaw) que consigue hacer el resto para que Macbeth sea una adaptación plenamente digna y bellísima visualmente. Respecto a los actores vamos a resumir su labor en una frase: no se salen de la pantalla porque no pueden. Magnánimos. ¿Caerá alguna nominación y/o premio? Bien lo merecerían.
Y hablando de nominaciones, es posible que algún premio le caiga durante el festival a Green Room. La cinta ha sido toda una sorpresa en una mañana teñida de rojo. Un grupo de música formado por cuatro jóvenes, acaba medio por recomendación medio por error, tocando en un local de skinheads donde se ven involucrados en un asesinato en el camerino. Es entonces cuando se desencadena una guerra dentro-fuera del “Green room” (el camerino) de la que tendrán que intentar salir…vivos, claro. Que nadie se asuste si os decimos que la película es violencia neonazi en todo su esplendor. No mentimos. Jeremy Saunier no se anda con chiquitas, es cierto que en Green Room se toman decisiones totalmente inesperadas y arriesgadas que pueden sacar los colores (o las tripas) al espectador. Pero Saunier ha armado una película donde la inteligencia prima antes que la fuerza y donde la oscuridad de los pasillos del bar se entremezcla con la espuma de los extintores creando una atmósfera aún más agónica si cabe fuera del camerino que dentro del él. Violencia seca, directa, terror nazi y muchos excesos. Nosotros compramos totalmente el pánico en el camerino.
Tras estos dos buenos notables tocaba el turno del visionado de February, y la verdad es que nos ha dejado bastante fríos. La película protagonizada por la mismísima Sally Draper (Kiernan Shipka), es un thriller psicológico con alguna que otra referencia remarcable (su director es Osgood Perkins, os podéis imaginar) pero que al final no aporta mucha novedad al género y tampoco al festival, más allá de pasar un rato entretenidos.
La que sí aporta y de la que hemos salido encantadísimos es Cop Car. Su director, Jon Watts, se la juega posicionando a dos niños pequeños en el lugar de los policías y a Kevin Bacon haciendo de niño travieso y escurridizo. El resultado, pese a sus “peros”, es una película bastante entretenida, que comienza como una buddy movie para irse transformando en un thriller bastante agónico con crítica incluida al uso de armas por parte de los menores. Todas las escenas en las que los niños disparan, sujetan o simplemente tocan un arma pondrán nervioso incluso al espectador más pausado. Posiblemente todo el significado y el interés de la película esté exclusivamente aquí: en los niños y en las armas. Pero lo cierto es que los minutos pasaron volando, y la cinta acaba resultando divertida e interesante a partes iguales. Lo que no consigan los niños…
Terminando el día vimos dos películas tan dispares en temática como en puntuación. Un sobresaliente y un *no sabemos cómo puntuarla*
La primera es The Survivalist, una obra acerca de un futuro apocalíptico en el que la supervivencia del hombre (más concretamente de la del protagonista) se basa en defender su granja y sus cultivos a toda costa. Hasta él llegan dos mujeres, madre e hija, desvalidas, pretenden ofrecerle ayuda en la granja a cambio de cobijo y alimento. La premisa de The Survivalist la hemos visto ya mil veces, sin embargo la opresiva y violenta manera que tiene Stephen Fingleton de contar su historia es genuina y durísima. Sobre todo, ya lo dijo el director, porque como en su país Irlanda, en España también hemos vivido situaciones de guerra y posguerra. Y esta película no deja de ser un reflejo de aquella violencia extrema en situaciones límite, y también una crítica a la contemporaneidad y a cómo hacemos uso de los recursos que hoy tenemos…pero que quizás mañana ya no. Imprescindible.
Precisamente imprescindible no es Ludo. Nikon Q dirige un cuento terrorífico a lo Jumanji (con tablerito de por medio) que comienza bastante bien y acaba perdiendo totalmente la cabeza. Una cosa es segura: que el espectador pasará miedo en la primera mitad y probablemente se reirá en la segunda. Esto es algo que como mínimo nos choca, y más cuando se ha vendido la película como «el relato indio más terrorífico de todos los tiempos». Y bueno, terrorífico es. Vaya que si lo es…

La segunda jornada de Sitges empezó con una mañana de sentimientos encontrados. Tras el ya habitual madrugón para coger los tickets, nos dirigimos al Auditori para la primera proyección del día: Le Tout Nouveau Testament, que ha resultado ser toda una sorpresa. El belga Jaco van Dormael dirige esta curiosa revisión del Nuevo Testamento, en una cinta que especula virtuosamente y sin ningún tipo de tapujo con la figura de Dios. Un Dios que aquí se representa con toda clase de valores negativos y que cuya figura responde al famoso “¿quién me pone la pierna encima?”, aquí explicado de una manera tan mágica como antológica y la vez simple: una persona bastante malvada poniendo tranquilamente el mundo patas arriba mientras arruina la vida de las personas cómodamente desde el ordenador de su casa. La ironía que inunda toda la película se entremezcla con las desgracias de la vida convirtiendo a la cinta en una adorable comedia que actúa a su vez como crítica social.
“Dios existe. Es mi padre. Se aburría, así que decidió crear Bruselas. Mucho se ha hablado de su hijo, pero poco de su hija. Su hija soy yo. Me llamo Ea y tengo 10 años.” Así es el inicio de Le tout nouveau testament: apoteósico. Como toda su primera parte de metraje en la que acompañamos a Ea en su particular venganza, reconvertida en una lucha por reestablecer el significado de (su) la vida; un viaje lleno de momentos emocionantes y con un toque Amélie que bien merece madrugones o lo que haga falta. Una pena que la película pierda fuelle en su tramo final, demasiado delirante quizás. Le tout nouveau testament representa a Bélgica en la carrera hacia los Oscar y mucho nos tememos que sus manufactura tan sumamente excéntricas y especiales no caerán en saco roto y fraccionarán a la crítica, aunque nada nos gustaría más que equivocarnos. Mención especial para la aparición estelar de JC, el hermano de Ea. Y también para su revolucionaria protagonista, la pequeña Pili Groyne, que tiene película en Sitges por segundo año consecutivo tras Alleluia en 2014.
Y aquí se acabó lo mejor de la mañana. Tras este Requetenuevo Testamento, hemos visto una obra digna de cualquier sobremesa: The Gift. Un telefilm al que hay que reconocerle su buena mano en la dirección, pero que no deja de ser un telefilm al fin y al cabo. The Gift intenta sorprender con algo tan manido como la intrusión del extraño en casa y lo cierto es que el ejercicio de dejar de lado la intrusión como allanamiento, para centrarse en el hecho del intrusismo en el núcleo familiar es lo que le funciona: la desconfianza y los secretos del pasado son las grandes bazas de Joel Edgerton y aunque los clichés del género esparcidos por toda la cinta acaban aburriendo, sembrar la duda entre la bondad o la maldad de los dos hombres protagonistas le hace un gran favor a la película.
Y de bondad y maldad, fidelidad y perversión va nuestro siguiente visionado, Knock Knock, de Eli Roth. Ana de Armas y Lorenza Izzo queriendo llegarles ni que fuera a la suela de los zapatos a Michael Pitt y Brady Corbett en Funny Games. La simple comparación ya duele, pero no porque Knock Knock sea una pésima película (y me quedo corta), ni tampoco porque las dos actrices estén bastante regulares en sus papeles psicopáticos, sino porque Keanu Reeves está rematadamente peor que cualquier otra cosa en la película. Es posible que estemos ante la peor interpretación de su carrera. Nos han matado a Neo y han encerrado su cadáver en una casa llena de mesas de DJ, iPads, bragas de colores y monigotes de cemento.
Y también exclusivamente en una casa sucede la última de las películas del segundo día de Sitges, The Invitation, un relato dirigido por Karyn Kusama lleno de tensión desde su primera. Una puesta en escena potente y que sorprendentemente recuerda en mucho a Coherence (vista en el festival en 2013) pero que acaba yendo por otros derroteros: la exploración del duelo y el dolor de la pérdida se mezclan aquí con temas más espirituales dando lugar a un thriller más salvaje de lo que cabía esperar.

Parece que fue ayer cuando correteábamos por Sitges en busca de una entrada para Under the skin, What we do in the shadows, The babadook o It follows, pero esta época del año ya casi ha llegado de nuevo y la que escribe, no puede tener más ganas de la nueva edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.
Esta misma semana se hacía pública la programación y, como ya viene siendo un hábito, hay un poco de todo. Cintas radicales del género, otras más light, otras que sorprenderán y otras que pasarán desapercibidas (esperemos que las menos).
La programación de la sección Oficial Fantàstic Competició contará con propuestas de nacionalidades emergentes en el cine del género, como el film turco Baskin, de Can Evrenol que apunta a ser un festival del gore en toda regla, también estará presente el cine estadounidense con lo nuevo de Sean Byrne (The Loved Ones) y su film The Devil’s Candy, relato sobre posesiones satánicas. El toque –extra- de originalidad puede ponerlo Bone Tomehawk, de S. Craig Zahler, un western reconvertido en una película de terror protagonizada por dos líderes de generaciones: Kurt Russell y Matthew Fox. Macbeth, la nueva película de Justin Kurzel, que une a Michael Fassbender y a Marion Cotillard bajo un mismo objetivo, también se estrenará en las pantallas sitgeras. Aún nos queda por saber si alguno de estos dos pesos pesados del star system hará acto de presencia en Sitges.
Esta sección también acogerá otros filmes como The Final Girls, de Todd Strauss -¿se convertirá su protagonista, Taissa Farmiga, en una “amiga” del festival?- ; Demon de Marcin Wrona, sobre el hallazgo de unos huesos humanos en el terreno de la futura casa de una pareja; Journey to the Shore de Kiyoshi Kurosawa, un relato fantástico sobre una viuda que perdió a su marido en el mar, o la danesa What we become, de Bo Mikkelsen, acerca de un brote mortal de gripe y el aislamiento total de una familia por intentar evitarlo. Apichatpong también aterrizará este año en Sitges con su Cemetery of Splendour, que ya viene con el hype subidito desde el pasado festival de Cannes y que por fin tendremos oportunidad de ver en nuestro país.
Películas como The Boy (Craig MacNeill), Endorphine (André Turpin), y el nuevo título de Alex van Warmerdam, ganador del año pasado con Borgman, Schneider vs. Bax, se suman a las películas ya anunciadas hace algunas semanas: Love, de Gaspar Noé; Victoria, de Sebastian Schipper; Green Room, de Jeremy Saulnier; The Gift, de Joel Edgerton; Turbo Kid, de François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell; Yakuza Apocalypse: The Great War of the Underworld, de Takashi Miike; Life, d’Anton Corbijn; Le tout noveau testament, de Jaco Van Dormael, o Last Days in the Desert, de Rodrigo García, entre otros.
También sabemos ya qué películas serán las encargadas de inaugurar y clausurar el festival: en la clausura, se proyectará la película Into the Forest, un thriller protagonizado por Ellen Page y Evan Rachel Wood, que narra la vida de dos hermanas que intentan sobrevivir en un futuro apocalíptico en el que un apagón masivo indica el fin de la humanidad. La obra inaugural corre al tanto del director Robert Eggers, The Witch, que ya se alzó con el premio a mejor dirección en el pasado festival de Sundance y entusiasmó a crítica y público por partes iguales.
Como ya es habitual, el festival ofrece también otros géneros que sin ser fantástico, conviven con él, la sección Oficial Òrbita proyectará thrillers como La prochaine fois je viserai le coeur, original título protagonizado por Guillaume Canet; o la comedia británica The Legend of Barney Thompson, dirección e interpretación de Robert Carlyle. Por su parte, la sección Oficial Especials, mostrará la última aventura de los Monty Phyton, Absolutely Anything; también pasará por esta sección lo nuevo de Paolo Sorrentino, Youth, que viene precedida del éxito que maravilló a la crítica: La grande bellezza.
La películas más transgresoras del festival se darán cita en la sección Noves Visions, reestructurado en dos grandes bloques: One y Plus. La sección One proyectará lo más nuevo de nombres reconocidos del panorama internacional: aquí se incluirán películas como Anomalista, de Charlie Kaufman, cerebro detrás de algunas de las grandes películas de Spike Jonze; o Cosmos, de Andrzej Zulawski, recientemente galardonada en Locarno. Por su parte, Plus, recogerá títulos que servirán para dar a conoce nuevos talentos: ojo a Der Nachtmahr, que promete ser una de esas películas que, para bien o para mal, no olvidas.
Fantàstic Panorama recogerá por su parte las películas más independientes, mientras que Documenta dará a conocer trabajos de no ficción sobre el género. Aquí se proyectarán películas imperdibles para los fans del sci-fi como Dark Star – HR Giger’s World sobre el “padre” del Alien.
Anima’t como ya es habitual proyectará las propuestas de animación más llamativas de la actualidad y, por su parte, Midnight X-treme hará las delicias a los más nocturnos del festival con su terror independiente.
No faltará tampoco el mejor cine asiático a mansalva (con otra de Cannes, por cierto –The Assassin-), ni el ya mítico Sitges Clàssics, que este año cumple su 20 aniversario. Aquí se rendirá homenaje a la película Seven, de David Fincher, cuya temática protagoniza el cartel de festival en esta edición. Edición que por cierto gana una sala (la antigua sala Tramuntana) Sí. Lo sabemos, ya era dificil organizarse con tres salas + Brigadoon, y ahora veremos cómo nos organizamos con las películas divididas en cinco salas…
Pero ni una sala más ni una sala menos nos quitan la ilusión. Sitges ya está oficialmente a menos de un mes. El próximo lunes empezamos a hacer la parrilla de visionado para que no se nos escape nada. Las entradas salen a la venta cuatro días después, el 18 de Septiembre a las 12 de la mañana.
Y sabemos que está mal repetirse, pero vamos a empezar la cobertura del festival como la acabamos el año pasado: ¡LARGA VIDA A SITGES!

Esta semana, se daban a conocer los primeros títulos del Festival de Cine Fantástico de Sitges, y del Festival de Cine de Autor de Barcelona. Semana grande para dos de los festivales más importantes del panorama español en general y de la provincia catalana en particular. Son muchos los que esperan como agua de “Marzo” el anuncio de las primeras películas confirmadas para sendos festivales, y también son muchos los que los viven desde su publicación como una cuenta atrás.
FESTIVAL DE CINE FANTÁSTICO DE SITGES (9 – 18 de octubre)
El pequeño-gran festival de Sitges anunciaba el miércoles el leitmotiv de este año 2015: la película Seven, de David Fincher. ¿El motivo? Entre otras cosas, el 20 aniversario de esta película recordada por todos los fans del género thriller policiaco, que tendrá lugar en Septiembre de este mismo año. Aprovechando el hecho, el festival no ha dudado en plasmar una pizca del final de la película en el que será el cartel oficial de este 2015, la 48ª edición del festival. El cartel ha sido elaborado una vez más por la agencia CHINA, que lleva trabajando para la imagen del festival desde el año 2002. Rafa Antón, director de la agencia ha explicado que el cartel no deja de ser un homenaje a las pistas de Seven:
El cartel de este año es, en el fondo, una pista. Un elemento en el que intuyes muchas cosas, pero que abre aún más interrogantes. Una pequeña ayuda para entender cómo encajan las piezas del puzzle. Porque lo único que hacemos es coger un elemento central de Seven, como es la caja, y descontextualizarlo. Solo cuando imaginas ese trozo de cartón ensangrentado como parte de un todo es cuando entiendes de qué película estamos hablando. Es una invitación a nuestros fans a sentirse parte de un pequeño thriller. Y esa es nuestra manera de homenajear el gran clásico de Fincher.
En la rueda de prensa se anunciaron los primeros títulos confirmados del festival, entre otras, la presencia del ya habitual Eli Roth, con su nueva película Knock, Knock protagonizada por Keanu Reeves, Ana de Armas y Lorenza Izzo. También, se anuciaba la presencia de cine patrio: la película catalana The Corpse of Anna Fritz de Héctor Fernández Vicens (que participó en el festival de Austin) también estará presente en la Sección Oficial Fantastic.
El premio honorífico Máquina del Tiempo se lo llevará a casa el director, guionista y productor Nicolas Winding Refn, responsable de títulos como Drive, Only God Forgives o Valhalla Rising. El danés además de llevarse premio, presentará el libro sobre su carrera The act of seeing. ¿Vendrá a entregarle el premio y presenciar tal acto su actor fetiche Ryan Gosling?
FESTIVAL DE CINE DE AUTOR DE BARCELONA (24 de abril – 3 de Mayo)
Otro festival que viene pisando fuerte desde hace ya cinco años es el Festival de Cine de Autor de Barcelona. En la pasada edición pudimos ver joyas como 10.000 KM, película que meses después terminó por acaparar aplausos de espectadores y crítica.
Para este año, el D’A nos tiene preparado un panorama con grandes nombres del cine contemporáneo: Guy Maddin, Bruno Dumont o el fallecido Alain Resnais estarán presentes en el programa del festival.
Para la película inaugural ya se venían escuchando campanas, que se confirmaron por fin el lunes. Saint Laurent, del director Bertrand Bonello (L’Apollonide) será la encargada de abrir el festival. La película es un biopic que retrata la vida del diseñador de moda Yves Saint Laurent. Podemos esperar que viniendo de Bonello, la película no dejará títere con cabeza.
La sección Futuros (Im)posibles albergará títulos sci-fi. Películas como Sueñan los Androides (Ion de Sosa, España) o Under the skin (Jonathan Glazer, UK) son algunas dignas de proyectarse en esta sección.
El cine producido en España también estará presente en el festival: No todo es vigilia (Hermes Paracuello), Las altas presiones (Ángel Santos), El camí més llarg per tornar a casa (Sergi Pérez) son solo algunos títulos de los que se proyectarán durante la semana larga que dura el festival, en la que también habrá novedades como el Campus D’A, destiado a jóvenes críticos de cine. La inciativa del festival sigue la estela de otros proyectos parecidos presentados en la Berlinale (Talent Press) o en en Festival de Locarno. El Campus D’A surge de la fusión del propio festival y la Asociación Catalana de Críticos y Escritores Cinematográficos (ACCEC) y la propuesta es clara: ofrecer un espacio de formación, práctica y convivencia de jóvenes aspirantes a críticos.