Un refrán popular cuenta que ‘una imagen vale más que mil palabras‘.
En un mundo en el que nos empeñamos en racionalizar cada emoción, y donde resulta más fácil mandar un whatsapp que flores, el arte cumple una función fundamental: sacarnos de nuestro embotellamiento mental. El arte sacude y saca a pasear las emociones que parecen dormidas en nuestro día a día.