Al más puro estilo Matrix tuvo que salvar su cara el expresidente George Bush en diciembre de 2008 cuando, por sorpresa, se aventuró a ofrecer una rueda de prensa en territorio iraquí para explicar los motivos por los que iniciaba una ofensiva bélica contra su pueblo. La iniciativa, cuanto menos, era arriesgada y su equipo de seguridad ya estaba en preaviso de que algunas células terroristas aprovecharían la ocasión para atentar contra él. De hecho, así fue. No obstante, lo que no esperaban los servicios de inteligencia estadounidenses era que el medio de agresión iba a ser algo más casero: un zapato. Sí, de la misma forma que nuestras madres nos amenazaban con una zapatilla de andar por casa rosa, Bush fue atacado por el zapato de un periodista que no soportó su speech al grito de “toma tu beso de despedida, pedazo de perro”.
La acción del periodista Muntazer al Ziadi obtuvo grandes consecuencias, a pesar de que ninguno de los dos ‘proyectiles’ lanzados dieron en el blanco. Pasó varios meses en prisión, ya que en Iraq arrojar un zapato a alguien es una grave ofensa, lo mismo que llamarle perro. Sin embargo, se convirtió en un héroe nacional y fueron miles los compatriotas iraquíes que se lanzaron a las calles zapato en mano en señal de admiración –incluso existe a día de hoy una comunidad en Facebook que rememora este hecho con ilustraciones, montajes y gifs–. La misma que sintió el artista iraní Mahmud Obaidi, que acaba de subastar una de sus obras más controvertidas en la que se rinde homenaje a ese instante clave en Bagdad.
La obra está compuesta por un retrato de George Bush enmarcada con 12 pares de zapatos negros similares a los arrojados por el periodista. Esta semana ha salido a subasta en la casa Sotheby’s de Doha, capital de Catar, cosechando una gran expectación en los medios locales, lo que se tradujo en una jugosa caja. Esta pieza de Mahmud Obaidi, muy alejada de sus otras creaciones, ha sido adquirida por un comprador anónimo que ha pagado por ella 62.500 dólares, cerca de 49.000 euros. Cifra que, según los organizadores de la subasta, sobrepasa con creces el valor alcanzado por ahora por una obra de este artista.
Aquel 15 de diciembre de 2008 Bush pudo salir victorioso, aunque presumiblemente su orgullo quedó por los suelos. Se excusó, utilizó la recurrida táctica del humor, pero su gesto contrariado no convenció a los presentes en la rueda de prensa que, pese a todo, quisieron disculparse por la actitud de su compañero de profesión. «No os preocupéis. Gracias por excusaros en nombre del pueblo iraquí. No me ha molestado. Y, por si os interesa, era un zapato de la talla 43″, decía para calmar los ánimos ante las risas de los periodistas iraquíes. Los mismo que, estos días, ahora vuelven a reírse al rememorar cómo el hombre más poderoso del mundo fue ridiculizado por un zapato, que hoy se ha convertido en arte.