De todos es conocido los problemas que surgen cuando en un espacio pequeño se quiere sacar el máximo provecho. Se mide la superficie, se calcula qué se puede o no poner, cuál es la necesidad básica a cubrir, cuál es la practicidad que buscamos con ello… y, muchas veces, no se llega a la expectativa que se buscaba. La frustración es total en este caso. Y si es por falta de presupuesto, peor aún. Siempre se puede optar por consultar a un profesional para que nos oriente al respecto. Ellos ven en el espacio reducido mayor potencial del que uno, a simple vista, puede vislumbrar.