Muchos grandes cineastas han recreado un hipotético futuro de la raza humana viviendo en diferentes escenarios y que ninguno tiene por lugar el suelo que pisamos. Desde Marte, la Luna, plataformas espaciales, el océano, ciudades en el aire… la imaginación ha sido capaz de inventar ciudades dotadas de todos los mecanismos necesarios para la supervivencia de la especie. Pero, ¿y si la ficción se convirtiera en realidad y sólo en un par de décadas fuéramos capaces de poblar y habitar los océanos de la Tierra sin necesidad de ninguna mutación física o corporal? La respuesta la tiene la firma japonesa Shimizu Corporation.

[photomosaic ids=»22125,22126″]

El alarmante crecimiento de la población mundial y el acuciante problema de la falta de recursos energéticos, el riesgo de terremotos, del crecimiento de las aguas por el deshielo y el riesgo de tsunamis han sido el punto de partida para que este equipo conciba una ciudad bajo el agua, a la que han bautizado con el nombre de Ocean Spiral. Así, el proyecto intenta sacar partido a la profundidad del océano en un intento de adaptar la vida humana en comunidades distribuidas en diferentes niveles bajo el mar.

[photomosaic ids=»22127,22128″]

El proyecto se divide en tres secciones a diferenciar: una esfera flotante de 500 metros de diámetro situada sobre la superficie del mar, donde se sitúan las viviendas, hospitales, las zonas de trabajo e incluso hoteles; una larga espiral de 15 kilómetros de longitud que conecta la esfera con el nivel situado a 3-4 kilómetros por debajo del mar; y el nivel submarino, donde se sitúa toda la estructura básica para hacer la vida posible. En total, la esfera acoge unas 75 plantas donde se distribuyen todos los espacios habitables y podrán residir unos 4.000 habitantes en cada estructura total.

[photomosaic ids=»22129,22130″]

Un puerto será el lugar de comunicación principal y desde donde podrá partir y arribar barcos y submarinos con pasajeros y mercancías. La energía necesaria para abastecer todo el complejo se extrae desde la planta suboceánica, siendo un modelo ecológico pionero a poner en marcha y que consiste en extraer microorganismos marinos que se transforman en metano. También contará con generadores distribuidos en diferentes puntos del océano que utilizan el agua del mar para crear energía a partir de las diferentes temperaturas en las que se encuentra, proceso que se conoce como conversión de energía oceánica termal. La comida se producirá en piscifactorías instaladas en el mar. Incluso el agua desalinizada producida por el proceso de presión hidráulica podrá utilizarse en las viviendas.

[photomosaic ids=»22131,22132″]

El coste total de tan gigantesco proyecto es de 25 billones y medio de dólares y su construcción podría estar completada en 15 años, tiempo suficiente para dotarlo de toda la estructura necesaria para su funcionamiento.

[photomosaic ids=»22133,22134″]

Diseño y arquitectura se unen así para resolver problemas derivados de la crisis de población y abastecimiento que se sufre y se sufrirá en un futuro no muy lejano, así como de la crisis ecológica que amenaza con convertir la vida humana en un desafío a la supervivencia de la especie sobre la Tierra. Pero la reflexión que se plantea ante este proyecto es sencilla, ¿estamos dispuestos y preparados para vivir y colonizar los océanos, aunque sea artificialmente?