Mariann Barrena ha dejado huella en Carlo Ancelotti. No sólo porque este domingo el entrenador del Real Madrid se convertía en su marido, sino por uno de los regalos de boda más especiales que ha recibido la pareja que se llama, precisamente, La Huella. Se trata de una obra de Lorenzo Quinn, hijo del actor Anthony Quinn –del que MalaTinta habló recientemente– con su segunda esposa Iolanda Addolori. La pasión por el mundo del arte del oscarizado mexicano la heredó su hijo, quien aprovecha sus dotes para obsequiar al técnico merengue y su esposa con un presente muy personal.
A pesar de que Lorenzo Quinn se encuentra más cómodo con la escultura, en esta ocasión dio vida a un lienzo en el que representaba las huellas dactilares de los contrayentes con sus respectivos colores favoritos de fondo. Una unión plástica que ha logrado emocionar al propio Ancelotti, que no dudó en compartir con sus seguidores de Instagram este especial regalo de boda: “Hoy es un día muy feliz por mi unión, por ver juntas nuestras huellas, nuestro colores… Gracias Lorenzo Quinn por este regalo maravilloso”, agradecía el míster del vestuario blanco.
Su padre, un ejemplo a seguir
Compartió con su padre dos grandes pasiones: el cine y las artes. Mientras que Anthony Quinn soñaba con ser pintor desde pequeño, para más tarde desarrollar su futuro con notable éxito en el mundo del celuloide, su hijo recorrió más o menos el camino inverso. Nacido el 7 de mayo de 1966 en Roma, Lorenzo estudió en la American Academy of Fine de Nueva York aunque, como comenta en su página web, con apenas veinte años ya contaba con una trayectoria cinematográfica breve, pero que le permitió trabajar en grandes producciones junto a su padre, como en Stradivari en 1989. No obstante, estudió con la idea de ser pintor surrealista y, como su padre, finalmente encontró su vocación en la escultura, por lo que para Lorenzo la interpretación no entraba en sus planes de futuro.
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Su padre decidió experimentar con la escultura después de 50 años centrado exclusivamente en las artes plásticas. A Lorenzo le picó el gusanillo mucho antes, en torno a 1989, como recuerda en su web: Yo había hecho un torso del dibujo de Adán de Miguel Ángel, un trabajo artesano. Tuve una idea y empecé a modelar y Eva salió del cuerpo de Adán. Había empezado como un trabajo puramente académico y, al final, se había convertido en una obra de arte”, confiesa en su página el artista que ha emocionado este domingo a Ancelotti por su boda.