¡Ay! Éramos tan jóvenes y alocados en aquellos años noventa cuando Danny Boyle sacudió la taquilla con aquella dura, ácida y controvertida propuesta… Veinte años han pasado desde aquel 1996,  veinte años que han ejercido el inevitable influjo del paso del tiempo en nosotros, pero también a ellos. Boyle y aquel reparto tan sorprendente como competente, formado por Ewan McGregor, Robert Carlyle, Jonny Lee Miller y Ewen Bremner, que interpretaban a cuatro perdedores, cuatro heroinómanos en la frustrada sociedad de Edinburgo, cautivaron a los jóvenes británicos y europeos con ‘Trainspotting’, adaptación homónima de la novela de Irvine Welsh.

Su jerga, esa sugerente banda sonora, el particular estilo de narrar la cruda realidad y una la adicción a la heroína que había sacudido la sociedad en los años 80… El director y productor de cine inglés se hizo hueco en el séptimo arte con pies de plomo gracias a esta cinta relevante y claramente influyente en el cine de la década de los noventa cuyo título hacía referencia a esa curiosa afición británica de ver cómo pasan los trenes, metáfora idónea para la trama que se narra en esta película.

Hoy, veinte años después, tan esperada como temida dadas las encumbradas expectativas, regresa ‘Trainspotting’ a nuestras salas de cine. Basada de nuevo en la novela de Welsh, ‘Porno’, el elenco original regresa para despejar las dudas sobre el destino de Renton y sus compañeros de dramas, luchas, adicciones y rutinas tras aquella fuga del primero con las 16.000 libras de beneficios tras vender la famosa bolsa de heroína obtenida de forma fortuita.

«Al principio hubo una oportunidad… luego hubo traición. Han pasado 20 años. Muchas cosas han cambiado, pero otras tantas siguen igual. Mark Renton vuelve al único lugar que siempre será su hogar. Lo esperan: Spud, Sickboy y Begbie. Otros viejos amigos también aguardan: tristeza, pérdida, alegría, venganza, odio, amistad, amor, miedo, arrepentimiento, diamorfina, auto destrucción y peligro mortal, todos alineados para darle la bienvenida, listos para unirse al baile». Así arranca  ‘T2: Trainspotting’ con John Hodge como guionista y con Andrew Macdonald, Boyle, Christian Colson y Bernie Belew como productores.

Pero, ¿qué nos ofrecerá el hoy director ganador del Oscar® Danny Boyle y realizador de ‘Slumdog Millionaire’ veinte años después? Las opiniones son variadas… y es que es difícil mantener la adrenalina y el tono ácido de la primera entrega dos décadas más tarde, cuando el peso de la vida ha hecho mella no sólo en los personajes sino también en el espectador. La escena inicial define a la perfección esa adaptación a la cotidianidad. Si en la primera entrega Mark corría delante de la policía, la segunda parte lo hace con un paralelismo un tanto curioso: el protagonista corre, pero en un gimnasio.

Renton regresa a Escocia -ya ha dejado la heroína- y se reencuentra con sus amigos «Spud» (Ewen Bremmer) y «Sick Boy» (Jonny Lee Miller) tras la mezcla de dinero, traición y drogas. No obstante, «Franco» (Robert Carlyle) sale de prisión con sed de venganza. El quinto personaje, a lo quinto ‘beatle’, sigue siendo la música (ya os hemos avanzado sus temas en Malatinta), protagonista secundario de relevancia para un Boyle que concibe la banda sonora como elemento de impacto y testigo cultural y emocional en el desarrollo de la trama.

Sin duda, la decisión de retomar la historia con su elenco original, no sólo actoral sino técnico – el guionista John Hodge, al productor Andrew Macdonald, la diseñadora de vestuario Rachel Fleming, el primer asistente de dirección David Gilchrist y el compositor Rick Smith- fue un elemento determinante para este regreso, así como el propio empeño de Boyle para repetir experiencia en el momento que consideraba más idóneo. Menos mal, porque su rodaje no ha sido precisamente fácil desde el punto de vista logístico: rodar en más de 70 exteriores y 12 platós en 55 días, con la restringida disponibilidad de un elenco que hoy cuenta con una agenda más repleta que entonces cuenta con gran dificultad, lo que se añade a la gran cantidad de rodaje nocturno en exteriores que exigía la historia: Escocia, en verano, sólo tiene tres horas y media de oscuridad cada noche.

¿Estará o no a la altura de su predecesora? ¿Habremos cambiado tanto como suponemos? Hoy se despejan las dudas… Mientras tanto, aquí te dejamos con su tráiler: