No existe un guion claro que establezca qué convierte a una mujer en una buena madre, pero el sentido común nos hace comprender que hay cosas que una supermamá jamás haría. Precisamente son estas cuestiones en las que se mete de lleno Susan Copich, una artista casada y madre de dos niñas que se ha sumido en un bucle autodestructivo del que no es capaz de salir. O al menos eso es lo que quiere transmitir a través de una serie de imágenes muy bien compuestas, con una visión del mundo muy particular y en cuya creación ha participado toda la familia.

Con su colección de fotografías familiares, englobadas bajo el título ‘Felicidad doméstica‘, ha querido narrar parte de su día a día, pero desde un punto de vista un tanto excéntrico, transgresor y divertido, con el que ha conquistado al mundo, más por las críticas que ha recibido que por aquellos que han sabido comprender la visión artística de la cotidianidad de una madre.

Susan Copich, una madre peculiar

Susan Copich se ha cansado de llevar la típica vida aburrida de madre y esposa perfecta. Ya no quiere dedicarse en cuerpo y alma a sus hijas, para despreocuparse por completo de ella misma. Y ante este sentimiento de amor propio renacido, esta exbailarina ha querido dar un vuelco a sus prioridades, dejando de fotografiar a sus hijas en sus quehaceres cotidianos para situarse ella en primer plano y ser de nuevo la protagonista de su propia vida.

Una idea que ha llevado a cabo a través de una sesión de fotos impresionante, por la carga emotiva de las instantáneas y por la denuncia y llamada de auxilio que se encierran tras ellas. Como ella misma dice: “Mostrar una serie de honestidad emocional”. Ser honesta consigo misma. Para Susan Copich, este trabajo ha supuesto una liberación de sus miedos internos y una vía de escape para recuperar el protagonismo perdido para dedicarse de lleno en el cuidado de su familia. “Una vuelta de tuerca de las tinieblas”, como ella reconoce, a través de una colección de fotos muy morbosa, en la que el escándalo se mezcla con la sátira y la denuncia social. Simplemente un trabajo exquisito.