Uno de los aspectos que más sorprende en el ámbito del diseño es la combinación de elementos de diferentes culturas. No es una cuestión baladí, ni de mezclar churras con merinas. Muchas veces, la mezcla de elementos puede dar como resultado algo con lo que el diseñador no contaba previamente. O puede ser peor aún. Puede que el cliente no quede totalmente convencido de lo que se le propone. En el caso del apartamento Wabi-sabi, cliente y diseñador resultaron ser la misma persona: el arquitecto Sergei Makhno.

Este diseñador ucraniano adquirió un apartamento, de unos 187 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, para convertirlo en el lugar de residencia de su familia. El edificio, realizado en una estructura de hierro y hormigón visto, resulta muy adecuado para albergar esa idea de combinación de diferentes elementos entre sí. El espacio decorativo de Sergei Makhno muestra la mezcla de lo ucraniano con lo japonés. Así dicho, crea un poco de desconcierto. Pero si lo analizamos detenidamente podemos observar dos líneas culturales bastante relacionadas entre sí.

Los elementos ucranianos se observan en el empleo de un revestimiento de arcilla en las paredes de las estancias, como es habitual en la cultura de estos pueblos, y el uso de madera de roble en vigas y suelo. Lo japonés abunda en la decoración de todo el mobiliario. Con ello, el diseño queda unido por una línea de carácter naturalista, donde el empleo de una decoración, que representa los cuatro elementos de la naturaleza, es el hilo conductor que le da uniformidad.

Si nos detenemos en la decoración podemos ver muchas referencias a estos cuatro elementos naturales. La tierra estaría presente en el uso de la arcilla, tanto en paredes como en vasijas que decoran la estancia, así como también en el empleo de la madera. El agua estaría representada en los peces que decoran la sala de estar o en el uso de cristaleras en la habitación principal, creando el efecto de resplandor del agua. El fuego aparecería en la escalera de metal realizada en hierro, que necesita de fusión a fuego para poder ser modelada y creada. El aire estaría presente en la terraza superior y en el baño abierto a esa misma terraza.

Otro de los aspectos más llamativos en el apartamento de Sergei Makhno es el empleo de bonsáis, así como de mesas y sillas de madera sin tallar. La impronta japonesa está muy viva en estos elementos. La búsqueda de la filosofía wabi-sabi, o de la belleza en la imperfección de las cosas, sería muy acusada en ellos.

Con esta propuesta personal de Sergei Makhno, lo espiritual predominaría por encima de lo ornamental. Lo importante en este espacio cotidiano de vida es el encuentro con lo natural. La fusión del espíritu con la naturaleza que lo rodea armoniza el estado interior de cada uno de los seres que habita entre sus paredes. Así, el equilibrio de sus almas está garantizado en pleno corazón de Kiev.

Fotografía Andrei Avdeenko.