En el Sintoísmo,  la naturaleza está formada por pequeños espíritus que residen en cada uno de los elementos que la integran. Las piedras, los árboles, las plantas, el viento, la lluvia… cada uno tiene su propio aliento de vida. Lo mismo ocurre con todos los objetos que nos rodean, entre ellos el papel. Este versátil material permite crear y dar vida a obras que llaman poderosamente la atención.

La artista japonesa Ayumi Shibata realiza un verdadero trabajo de paciencia, destreza y habilidad para realizar bellísimas obras con este material. Kami es una palabra japonesa que designa a la divinidad o el espíritu de algo, pero también es la palabra que se utiliza para designar el papel. Este noble material está dotado, por tanto, de un espíritu y ese espíritu también reside en la naturaleza, en los hogares y en las personas. Con ello, se puede apreciar que el papel es un elemento sagrado a la hora de realizar cualquier tipo de manualidad y, como consecuencia, hay que tratarlo, trabajarlo y decorarlo con el respeto que merece.

Ayumi consigue dotar así de vida cada una de sus obras con el fin de que el espectador medita acerca de la delicada relación entre el ser humano y el mundo que le rodea, una sutil reflexión entre cómo se tratan y respetan cada uno de ellos. Así, sus ciudades se mezclan con paisajes naturales dentro de un elemento tan frágil y transparente como es un recipiente de cristal, donde la lectura es clara, concisa y real, sin dejar duda alguna del mensaje que quiere transmitir con sus obras.