No hay que ser un experto en el Kamasutra para encontrar el placer máximo en la cama. Hay posturas muy sencillas que deberían estar siempre en nuestro repertorio y de las que nunca te aburrirás, ya que a quién no le gusta alcanzar el orgasmo de forma fácil y sin miedo a dislocarse un hombro o sufrir contracturas imitando posturas imposibles del libro por excelencia en las artes amatorias. Tan sencillo como hacer el amor de ladito, para encontrar el mejor gustito.
Si te has convertido en un profesional del misionero, la siguiente placentera parada podría ser el sexo de lado, paso previo al ‘doggy style’ que tan de moda está. Más allá de extravagancias en los juegos de alcoba y malabares para alcanzar las zonas erógenas más complicadas, con simplemente recostarte al lado de tu pareja la mitad del trabajo ya estará hecho.

Esta postura favorece la intimidad, porque la proximidad es máxima y permite tanto las románticas caricias que tanto aprecia tu pareja. De hecho, un estudio realizado por la educadora sexual Laura Berman demuestra que a través de esta postura se estrechan lazos de unión entre ambos, por lo que es recomendable para los recién casados y las parejas incipientes. Además, saliendo del guión estrictamente sentimental, la proximidad al oído te permitirá decir esas claves excitantes que tu pareja desea oír y que le ayudan a alcanzar el clímax casi de forma automática.
Pero si lo que buscas es placer sin mayores adornos, esta postura también puede estar entre tus favoritas ya seas hombre o mujer, agente activo o pasivo de la acción. En el caso de las mujeres, con la postura ‘de ladito’ estimulará excelentemente el clítoris y mantendrá una abertura vaginal estrecha, lo que intensificará la fricción y, con ello, el placer. Esto incluye al hombre, que al notar mayor resistencia el contacto será mayor y no tendrá excusas para cumplir con los deseos de su compañera de juegos.
¿A qué esperas a probarlo? Ya tienes deberes para esta semana y esperamos que nos dediques un grito de placer para que tus vecinas sepan que, en MalaTinta, además de arte, sabemos encumbrar el buen sexo a la máxima categoría artística.
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