A no ser que seas uno de los especímenes en peligro de extinción que ha encontrado a una persona con la que comparte (felizmente) su vida a la primera de cambio y si eres medianamente apañado en el arte del ligoteo es probable que hayas acumulado una cantidad considerable de “primeras veces” más o menos desafortunadas.
Si es así, alguna vez os habéis parado a pensar ¿qué hace que el sexo sea realmente bueno entre dos (o más) personas? A veces la falta de comunicación, de conocimiento entre los miembros o los nervios nos juegan malas pasadas. Si buscas en Google la lista de manuales y consejitos para disfrutar del sexo es interminable, especialmente si te topas con “Yahoo Respuestas” donde no ya no sorprenden las preguntas tipo “mi nobio ze corrio sin querer en mi oreja, ¿puedo star envarazada? Alluda”. Y si por ejemplo te has metido en una página porno te darás cuenta de que la lista de categorías en función de los gustos puede ser tan amplia como la cantidad de dietas que prometen acabar con la celulitis de tu culo en una semana.
Entonces.., ¿cómo atinar? ¿qué es lo que hace que “funcionemos” en la cama, en el sofá, en la encimera de la cocina…? ¿Por qué ese/a tío/a me vuelve loco/a, pero cuando me acuesto con él/ella siento que estoy bailando un valse en medio de un concierto de Madonna? ¿De qué depende la atracción sexual?
Redoble de tambores.., una serie de curiosidades seguidas del colofón final nos darán la clave:
A veces no sabemos por qué alguien nos excita
A algunos nos apetece empotrarlos contra la pared y con otros tirarnos en la cama durante horas. Existen diferentes tipos de atracción y aunque depende del manual, suelen recogerse en estos principales: atracción sexual, la típica, cuando nos pone alguien, tendemos a pensar que es la buena pero simplemente es la más habitual y, con el tiempo, se queda en nada si no nos dan algo más. Romántica, va más allá; sensual o sensorial, basada en las caricias; estética, en la apariencia; atracción dinámica, nos atrae cómo se mueve o se relaciona una persona. Intelectual, se dice que no hay nada tan estimulante como una buena conversación…
Señoras y señores, para gustos los colores y para el sexo… Los olores. ¿olores? Sí, al parecer éste es uno de los factores principales en materia sexual: el olor que desprendemos de forma natural –ese que tenemos antes de taparlo con perfume-. Curiosamente, son varios los estudios que afirman que cuanto más se parezca el olor de un hombre al de tu padre, más posibilidades existen de que te atraiga. Aunque todavía no hay conclusiones definitivas de cómo o por qué ocurre.
Punset bien sabe que somos cócteles de hormonas con patas y la leyenda de las feromonas sigue apuntando alto, esas hormonas invisibles que desprendemos y que según los textos nos vuelven irresistibles. Las segregamos de forma natural a través de glándulas como las sudoríparas y aumenta su producción cuando estimulamos el hipótalamo haciendo cosas que a nuestro cerebro le producen placer por ejemplo: teniendo sexo con frecuencia –menuda contradicción, ¿eh? No todo iba a ser fácil: ¿Cómo voy a segregar más feromonas si no consigo pillar?; practicando deporte varias veces a la semana ya que liberamos hormonas del placer; algunos alimentos, especialmente aquellos que contienen zinc…
La Biología y la menstruación hacen que durante la ovulación resultemos más atractivas y que además las mujeres se fijen en hombres más masculinos, estereotípicamente hablando.
Los polos opuestos se atraen sí, pero está comprobado que la ley de la semejanza gana a la larga; hace que tendamos a fijarnos en personas que se parecen más a nosotros, sobre todo en cuestión de gustos, aficiones, forma de entender la vida…
Leonardo da Vinci era demasiado inteligente como para empeñarse en algo a cambio de nada, como estudiar La Divina Proporción y el Hombre de Vitrubio en la época de la belleza renacentista, pues probablemente ya se olía su importancia. Está demostrado que la simetría de nuestro cuerpo, y en nuestra cara, atrae. De hecho, esto es lo que hace que a las cinco de la madrugada y cuatro copas después nos parezca atractivo el que al principio de la noche era un tío de lo más normal; el alcohol igual que afecta la línea imaginaria que seguimos al caminar, afecta a la percepción de las líneas simétricas del rostro, por lo que ver un poco borroso puede ayudar a aquellos menos simétricos.
Acumular experiencias positivas y sonrisas hace que asociemos placer a una persona y que contribuya a desarrollar atracción por ella. Así como el momento de nuestra vida que estemos atravesando influye, ya que recibir emocionalmente aquello que ahora mismo necesitamos puede resultar sexualmente estimulante; por ejemplo, que al estar con alguien me sienta en control en un momento de crisis vital o en el que mi autoestima no está muy fortalecida, ayudará a excitarme.
Después de esta retahíla y una vez que ya tenemos información acerca de por qué nos sentimos atraídos, es hora de desvelar el truco final, puesto que todo esto propicia el encuentro pero no garantiza el buen sexo. Existe algo muchísimo más importante a la hora de tener un encuentro sexual satisfactorio. Si te paras durante un par de minutos a reflexionar sobre los mejores polvos de tu vida… ¿Cuáles son aquellos momentos en los que sexualmente te has sentido más reconfortado?
Nos gusta apostar fuerte y a riesgo de marcamos un triple y fallar, es probable que tus recuerdos sexuales positivos se basen en aspectos clave fundamentales: te has sentido relajada/o, segura/o de ti mismo y/o te has sentido deseada/o.
No hay nada más atractivo que una persona que se quiere, se respeta y que, por lo tanto, lo transmite, porque eso se refleja en la cama, y no nos referimos solamente a alguien que físicamente se gusta. Resulta mucho más fácil relajarse y disfrutar cuando tu compañero/a de juegos está abierto a la experimentación; cuando alguien tiene un sano nivel de autoestima puede asumir que a veces las cosas pueden salir peor de lo que se esperaba sin que ello tenga que ir a más: lo naturaliza, puede comunicar qué es lo que más le gusta y cómo para que la relación sexual pueda mejorar, es capaz de darle un toque incluso de humor a una situación incómoda. Si te sientes tranquilo serás capaz de transmitir de una forma u otra lo que quieres en la cama y generar reciprocidad.
Sentirse deseada/o es vital y fundamental, no siempre tenemos el autoestima a prueba de bombas por lo que es importante saber e incluso escuchar lo que te gusta de él o ella: su cuerpo, su personalidad, cómo lo hace, sentirse reforzado en definitiva; sin pasarse, ¡ojo!, a nadie le gusta el pelota de la oficina, por lo que hay que estar espabilado eligiendo el momento, un funeral no es el lugar idóneo para demostrar lo bien que cantas saetas. Notar que la otra persona valora tu cuerpo y que en ese momento eres especial –no hace falta que sea de forma romántica- aunque sea un mero encuentro furtivo hace que ganes puntos al instante y que tu agenda de posibles follamigo/as se pueda multiplicar. Si te hace olvidar todos esos pequeños complejos que la mayoría tenemos, si consigue hacerte olvidar que en cierta postura te sale un michelín aquí o allá, si notas que le gustas tal y como eres, es mucho más probable que entres en orgasmolandia por la puerta grande y con una sonrisa de oreja a oreja.
La seguridad sexual también tiene que ver con el nivel de intimidad y no siempre de forma directa. La norma general es que el sexo suele mejorar cuando más cerca me siento de esa persona, porque vas confiando cada vez más en ella, sin embargo lo que no se suele contar y que no es tan raro encontrar, especialmente cuando el tipo o vínculo de relación se encuentra entre dos aguas y no está bien definida, es que cuando aumenta la proximidad, algunas personas se asusten y tengan miedo a entregarse en un plano más emocional porque se sienten más vulnerables, lo que repercute en la sexualidad. Por supuesto esto no debe tomarse a pies juntillas pero… ¿No se os viene a la mente ningún amigo/a que cada vez que empieza a tener un vínculo emocional con alguien sale huyendo despavorida/o? En este sentido es más probable que alguien se sienta menos libre de acariciar o besar si tiene problemas para vincular –crear vínculos íntimos y sanos con la gente de su alrededor-, lo que puede afectar directamente al encuentro sexual. Hay gente que separa muy bien el sexo de algo más, pero no todo el mundo es capaz, como ya os contamos en MalaTinta, nuestros genitales y el corazón están más relacionados de lo que pudiéramos pensar.
Por último, es importante que la persona que tienes en frente, encima, debajo, o donde sea, sienta que su placer importa y sobre todo, que disfrutas mientras tratas de darle placer. ¿Qué quiere decir este trabalenguas? Pues que da igual que seas mujer u hombre, un polvo de una noche al que no vas a volver a ver o la persona con la que te vas a la cama durante los 365 días del año, lo que cuenta, es saber que TÚ IMPORTAS Y TU PLACER TAMBIÉN. Por ejemplo: ¿cuántas veces has sentido que te hacían sexo oral sin ganas? o ¿qué están más pendientes de si te corres que de disfrutar contigo mientras están ahí abajo?. Eso hace que se tense el ambiente y puede boicotear el momento.
El (buen) sexo es algo que se debe disfrutar con libertad, sin presiones ni coacciones; cuando nos empeñamos en llegar a la meta final, el orgasmo, sin disfrutar de todo lo demás, es como si ganáramos la liga sin haber disfrutado jugando ni un sólo partido.
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