Comienza la Navidad. Época de villancicos, turrones y polvorones a mansalva. Fecha en la que un hombre vestido de rojo con claros síntomas de obesidad mórbida entra por las chimeneas a grito de ¡hoo hoo hoo!, un personaje ilustrado por muchos y temido por otros del que grandes multinacionales como Coca Cola se han servido de su imagen. Una imagen explotada y representada en mil facetas y estilos.
¿Quién no recuerda al rechoncho Santa Claus o Papá Noel (made in Spain) con una Coca-Cola en la mano? y es que, la marca aprovechó al máximo al pobre anciano convirtiéndose en su icono navideño. Se ha hablado mucho de si la marca fue la creadora del controvertido personaje o si por el contrario se adueñó de él poniéndose las medallas. Lo cierto, es que al Santa vestido de rojo, rechoncho y barbudo, ya fue dibujado por famosos ilustradores como Thomas Nast, Carl Hassmann o Frank Arthur Nankivell. Estos dos últimos mostraron al anciano en polémicas situaciones para la revista Puck.
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El encargado de ilustrar al personaje para la marca de refrescos fue el artista Haddon Sundblom. De familia de inmigrantes suecos, Sundblom estudió arte en la The American Art Academy consiguiendo empaparse de la ilustración publicitaria del momento, siendo la pieza clave para The Coca-Cola Company. Archie Lee, ejecutivo de la agencia D’Arcy viendo que su bebida se asociaba con refrescos para el verano, decidió acabar con esta fama, ya que perdía multitud de clientes, por lo que su estrategia fue utilizar al viejo Santa Claus y convertirle en la figura del invierno made in Coca-Cola.
En la década de 1930, Haddon Sundblom que hasta el momento no era un conocido pintor fue el seleccionado para llevar el encargo adelante y reflejar a un Santa Claus feliz y contento de haberse encontrado con la bebida. Para ello Sundblom utilizó como inspiración el poema A Visit From St. Nicolaus publicado por Clement Clark Moore en 1822. Sin embargo, su modelo fue un vendedor jubilado, vecino y amigo que se llamaba Lou Prentiss, tras la muerte del ya famoso vecino, Sundblom se utilizó a sí mismo como modelo y se pintaba mientras se miraba al espejo. Al final, cansado de retratarse comenzó a confiar en algunos fotógrafos para crear la imagen de Santa Claus.
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Un encargo que reportó al joven artista fama y reconocimiento del que revistas como Play Boy se hicieron eco, reclamando su atención para ilustrar a las famosas conejitas por navidad. Su Santa Claus y su posterior Coca-Cola Sprite Boy, también encargado por la marca roja, han pasado a los anales de la historia de la ilustración y la publicidad. Su primera aparición fue en 1931 y aún hoy, seguimos recordándole. Estas navidades la marca de refrescos decidió transformar en su anuncio navideño al Santa de Sundblom en un 3.0 adaptado al mundo de la animación y las nuevas tecnologías.
Pero Santa y su tropa ha dado para más. Multitud de ilustradores han sido los encargados de mostrarnos al rechoncho personaje y a sus amigos en diversos estilos y situaciones. Robótico, agotado, asesino, súper cachas o perdido en la gran urbe son unas de las muchas situaciones a las que le han sometido artistas como: Peter Oedekoven, Lynton Levengood, Alexandar Alexandrov, Jackaloftrades, Vincent Tan Teck Wee o el terrorífico Anton Semenov.
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