En el centro de la ciudad de Copenhague, se levanta un edificio que, desde 1847, lleva fabricando cerveza para todo el mundo. Nunca Jacob C. Jacobsen pensó que su pequeña fábrica llegaría a ser la quinta a nivel mundial en ventas. Esa pequeña sede inicial de la marca Carlsberg se ha quedado más que obsoleta para albergar el centro de operaciones desde donde dirigir esta multinacional. Como consecuencia, la firma arquitectónica CF Moller Architects ha llevado a cabo la construcción de un nuevo edificio en sus instalaciones.

Utilizando como materiales predominantes el cobre reciclado, CF Moller Architects levanta un edificio que emula una red de malla donde se integran las amplias cristaleras que conectan con el resto del conjunto. Las vistas del edificio van a ser un eje principal de articulación en torno al desarrollo laboral en el interior del mismo. El paisaje se convierte en el elemento de escape y de distracción para alejarse del trabajo en la oficina, de esos momentos en los que mirar al exterior ayuda a concentrarse en el interior.

El edificio de la sede Carlsberg se convierte en la puerta de entrada al distrito de esta zona de la ciudad de Copenhague. De alguna manera, su arquitectura marca una división en el horizonte urbano. Esto permite tenerle de referencia a la hora de ubicarse en el entramado callejero de la capital danesa.

Al interior, el edificio de CF Moller Architects resulta bastante nórdico, por calificarlo de alguna manera. El hormigón teñido de blanco es el protagonista de todo el conjunto, únicamente roto por el empleo de elementos decorativos realizados en latón y bambú. Los espacios comunes son los que articulan su distribución. Las secciones y espacios quedan interconectados de forma horizontal y vertical para favorecer la comunicación interna y poder socializar. Solo falta añadir una nota más, aludiendo a los paneles solares que cubren el tejado y que permiten una energía eléctrica sostenible y renovada, así como el sistema de ventilación de bajo consumo que permite optimizar la temperatura del interior.
La nueva sede de Carlsberg en Copenhague se convierte así en un punto de referencia urbano, que sirve de frontera entre distritos. Su exterior permite ser reconocible desde cualquier lugar y su interior está pensado para favorecer las relaciones sociales entre sus empleados. CF Moller Architects consigue así un edificio novedoso y emblemático característico del siglo XXI.
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