A la hora de construir un espacio, ya sea de trabajo, de comercio o de tránsito, ningún factor debería quedar al azar. Los arquitectos planifican los edificios pero su trabajo debe complementarse con el apoyo de un diseño industrial acorde tanto en interiores como en elementos de cara al exterior (como puedan ser puertas, ventanas o sistemas de ventilación). El objetivo es dotar a la construcción de un equilibrio y una armonía visual que combinen lo funcional del proyecto con un factor estético que sirva de balanza y haga el espacio más atractivo.
Aunque esto pueda resultar algo obvio en espacios de carácter público (por ejemplo, en un centro comercial o un museo), su importancia es incluso mayor en el caso de edificios industriales como fábricas o almacenes. Pese a que los empresarios tienen tendencia a primar la funcionalidad, absolutamente todo lo que rodea a una empresa comunica, desde su imagen de marca hasta los detalles más pequeños de sus edificios. Por eso, hoy vamos a hablar de tipos de puertas automáticas e industriales a medida.
Estos objetos, relacionados con el ámbito del diseño industrial, son la entrada a un espacio (en un sentido literal pero también en un sentido comunicativo), por lo que no se debe descuidar su capacidad discursiva. Existen distintos tipos de puerta para distintas necesidades pero no olvidemos que, además del objeto en sí, es básico saber cómo integrarlo con el resto del espacio.
Puertas seccionales
La clásica puerta de garaje de hogar. Una puerta que se abre verticalmente y que deja la misma justo debajo del techo. También es una puerta común, por ejemplo, en almacenes de supermercados. A nivel empresarial, da mucho juego ya que permite jugar con el cromatismo tanto de la nave como de la imagen gráfica de la empresa.
Puertas rápidas
En este caso hablamos de unas lonas ligeras que permiten una apertura rápida. Es decir, son puertas que priman la funcionalidad por encima de todo ya que permiten ahorrar tiempo.
Puertas basculantes
Clásicas puertas de naves o espacios amplios que permiten ahorrar espacio y que consisten en dos hojas que se pliegan a través de unos contrapesos de hormigón o de hierro. Pese a que sí que se puede jugar con la combinación cromática exterior, carecen de la elegancia de otras puertas industriales.
Puertas de guillotina
Estas puertas, también características en edificios industriales por su gran tamaño, son más estéticas de cara al exterior ya que, al elevarse de manera completamente vertical, se ocultan durante la apertura. También funcionan con contrapesos y son muy seguras en caso de fallos en su mecánica puesto que cuentan con un sistema anticaída.
Puerta corredera
Bien integradas pueden ser una solución armónica con el resto de la construcción. Como su nombre indica, es una puerta que se abre de manera horizontal (puede ser de forma automática o manual) y se construyen en diferentes materiales según las necesidades de uso. Pueden ser de cristal, frigoríficas, cortafuegos o herméticas, entre otras opciones.
Cierres enrollables
Estas puertas son fáciles de reconocer ya que son frecuentes en comercios urbanos. Se trata de una verja metálica que puede estar completamente cerrada o con los hierros abiertos. En el primer caso una buena idea puede ser decorarla, integrándola con el espacio urbano que se construye alrededor. En el segundo caso lo ideal es pintarla y dejar al descubierto el interior del negocio.
Puertas telescópicas
Finalmente están las puertas telescópicas, muy frecuentes en espacios de tránsito urbano como puedan ser hospitales, centros comerciales, hoteles, etc. Estas puertas normalmente incluyen una amplia parte acristalada y unos hierros que deben ser coherentes con el resto del edificio para que la unión no quede artificial y resulte antiestética.
Otros tipos de puertas más específicas que se pueden encontrar en el ámbito del diseño industrial son, por ejemplo, puertas resistentes al fuego, puertas de evacuación o puertas antiexplosivos donde lo que prima es la funcionalidad frente al valor estético. No obstante, recordemos que siempre existe un equilibrio, un balance, un punto de intersección entre usabilidad y diseño.
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